miércoles, 3 de febrero de 2016

San Blas de Sebaste, obispo y mártir (Los 14 santos auxiliadores) - San Oscar de Bremen, monje y obispo (3 de febrero)

San Blas de Sebaste, obispo y mártir

fecha: 3 de febrero
†: c. 320 - país: Turquía
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

San Blas, obispo y mártir, que, por ser cristiano, en tiempo del emperador Licinio padeció el martirio en la ciudad de Sebaste, en la antigua Armenia.
patronazgo: patrono de decenas de ciudades, especialmente de Italia, de médicos, músicos, comerciantes de lana, sastres, zapateros, sombrereros, tejedores, curtidores, panaderos, molineros, albañiles y yeseros, tambien de los animales de compañía, los caballos y los animales salvajes; protector para pedir un buena confesión, también protector de dolores y males de garganta, tos, enfermedades urinarias, sangrado, úlceras, cólicos, dolor de muelas, peste, enfermedades de la infancia.
tradiciones, refranes, devociones: Hiela las Candelas, 30 días con ellas; hiela San Blas, 30 más.
Por San Blas ajete, mete uno y sacarás siete
Por San Blas, higuera plantarás e higos comerás
Por San Blas la cigüeña verás, si la vieres año de bienes, si no la vieres año de nieves.
Por San Blas, la cigüeña verás, si no la ves mal año es. (3 de febrero)
San Blas cura de la garganta, al mozo que come y que no canta.

En algunas iglesias se realiza la «bendición de las gargantas», al finalizar la misa de san Blas, se colocan, cruzadas, dos candelas -que pueden haber sido bendecidas el día anterior o con una bendición propia para el día 3- sobre la garganta y se reza: «Por la intercesión de S. Blas, obispo y mártir, te libre de todo mal de la garganta y de cualquier otro mal. Amén». Antiguamente esta bendición se realizaba aplicando sobre la garganta una reliquia del santo, por lo que no podía realizarse en cualquier iglesia.

Cuando un chico se atraganta hay que hacerle levantar los brazos, y darle palmadas en la espalda diciendo «san Blas, san Blas».
oración:
Milagroso San Blas, que lleno de júbilo, en el camino a la cárcel obrasteis prodigios y salvasteis la vida de un niño que se moría ahogado por una espina que tenía atravesada en la garganta, alcanzadnos del Señor la gracia de vernos libres de todas las enfermedades de lo garganta y emplear a ésta siempre para la gloria de Dios y bien de nuestras almas. Así sea.
Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo, que hoy te invoca apoyado en la protección de tu mártir san Blas: concédenos, por sus méritos, la paz en esta vida y el premio de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
Ver más información en:
Los 14 santos auxiliadores
Parece que no hay pruebas de que existiera algún culto a san Blas antes del siglo VIII; pero los relatos de fechas posteriores están de acuerdo en afirmar que fue obispo de Sebaste, en lo que era en aquel momento Armenia (actual Turquía) y recibió la corona del martirio durante la persecución de Licinio, por mandato de Agrícola, gobernador de Capadocia y Asia Menor. En las actas legendarias de san Eustracio, de quien se dice que pereció en la persecución de Diocleciano, se menciona que san Blas recibió muy solemnemente sus reliquias, las depositó con las de san Oreste y llevó al cabo, punto por punto, la última voluntad del mártir.
Esto es todo lo que puede afirmarse con cierta seguridad respecto a san Blas; pero en vista de la devoción con que se le venera en Alemania, Francia e Italia, conviene relatar brevemente la historia que contienen sus actas legendarias. De acuerdo con ellas, Blas nació rico, de padres nobles; fue educado cristianamente y se le consagró obispo cuando todavía era bastante joven. Al comenzar la persecución, por inspiración divina, se retiró a una cueva en las montañas, frecuentada únicamente por las fieras. San Blas recibía con afecto a sus salvajes visitantes y cuando estaban enfermos o heridos, los atendía y los curaba. Se dice que los animales acudían en manadas para que los bendijera. Cierta vez unos cazadores que buscaban atrapar fieras para el anfiteatro, encontraron al santo rodeado por ellas. Repuestos de su asombro, los cazadores intentaron capturar a las bestias, pero san Blas las espantó y entonces le capturaron a él. Al saber que era cristiano, lo llevaron preso ante el gobernador Agrícola. Se dice que cuando le conducían a la ciudad, encontraron a una mujer que gemía desesperada, porque un lobo acababa de llevarse a uno de sus lechones; entonces san Blas llamó con voz recia a la fiera y el lobo apareció a poco, con el lechón en el hocico, y lo dejó intacto a los pies de la maravillada mujer. Pero aquel prodigio no conmovió a los cazadores, que continuaron su camino arrastrando al preso consigo. En cuanto el gobernador se enteró de que el reo era un obispo cristiano, mandó que lo azotaran y después lo encerraran en un calabozo, privado de alimentos. San Blas soportó con paciencia el castigo y tuvo el consuelo de que la mujer, dueña del lechón que había salvado, se presentara en la oscura celda para ayudarle, llevándole provisiones y velas para alumbrarse. Pocos días más tarde, fue torturado para que renegara de su fe; sus carnes fueron desgarradas con garfios y, como el santo se mantuviera firme, se dio orden de que fuera decapitado.
Así murió san Blas en Capadocia y, años más tarde, sus supuestas reliquias se trasladaron al Occidente, donde se extendió su culto enormemente en razón de las curaciones milagrosas que, al parecer, se realizaban por su intercesión. Se le venera como el santo patrono de los cardadores de lana y los animales salvajes y, en virtud de varias célebres curas que hizo en vida a enfermos de la garganta, es el abogado para esta clase de males; una de las variantes de la leyenda recuerda especialmente que el santo, camino del suplicio, curo el mal de un niño que se había atragantado con una espina. En Alemania se le honra, además como uno de los catorce «heilige Nothelfer»(santos auxiliadores en las necesidades). En algunas partes, el día de la fiesta de san Blas, se administra una bendición especial a los enfermos, colocando dos velas (al parecer en memoria de las que llevaron al santo en su calabozo) en posición de una cruz de san Andrés, en el cuello o sobre la cabeza del suplicante, pronunciándose estas palabras: «Per intercessionem Sancti Blasi Liberet te Deus a malo gutturis et a quovis alio malo» (por intercesión de san Blas te libere Dios de todo mal de la garganta y de todo otro mal). También leemos sobre el «agua de san Blas», que se bendice en su día y que generalmente se da a beber al ganado que está enfermo.
Las llamadas Actas de san Blas se encuentran en Biblioteca Hagiográfica Latina, nn. 1370-1380, y Biblioteca Hagiográfica Griega, p. 21. Cf. en Acta Sanctorum, febrero, vol. I, y Detzel, Christliche Ikonographie, II 2 y 9. A. Franz, Die Krichlichen Benediktionen im Mittelalter, vol. I, pp. 202-206, da varias fórmulas y muchos otros informes sobre las bendiciones de san Blas. Véase Diary por Parson Woodford, edición en un vol. dedicado a la conmemoración del santo por los cardadores de lana de Noruega, (1935), pp. 198-200.
Cuadro: Hans Memling, Altar de la Pasión, 1491, Museo de Historia del Arte y de la Cultura, Lübeck, Alemania.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace:http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?ids=430





San Oscar de Bremen, monje y obispo

fecha: 3 de febrero
n.: c. 801 - †: 865 - país: Alemania
otras formas del nombre: Ansgario, Anscario, Anskar, Amschar
canonización: pre-congregación
hagiografía: Catholic Encyclopedia
San Oscar, obispo de Hamburgo y después también de Bremen, en Sajonia, que, siendo monje del monasterio de Corbie, fue designado por el papa Gregorio IV como legado para todas las tierras del norte de Europa. Anunció el Evangelio a grandes multitudes de Dinamarca y Suecia, consolidó allí la Iglesia de Cristo y, después de superar con ánimo invicto muchas dificultades, desgastado por sus trabajos murió en Bremen.
patronazgo: patrono de los países escandinavos.
refieren a este santo: San Adalardo
oración:
Señor, Dios nuestro, que has querido enviar al obispo san Oscar a evangelizar numerosos pueblos, concédenos, por su intercesión, caminar siempre en la luz de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
Llamado el Apóstol del Norte, nació en Picardía, el 8 de septiembre del 801, y murió el 5 de febrero del 865. Entró como benedictino en Corbie, de donde pasó a Westfalia. Con Harold -el Rey de Dinamarca que se había bautizado recientemente, y que había sido expulsado de su reino pero ahora regresaba- Autbert y Oscar fueron a predicar la fe en ese país donde Ebbo, el arzobispo de Reims, ya había trabajado (aunque sin mucho éxito).
Oscar fundó una escuela en Schleswig, pero el celo desmedido de Harold provocó otra tormenta que terminó en una segunda expulsión del rey, y la consiguiente retirada de los misioneros. En compañía de los embajadores de Luis el Piadoso (Ludovico Pío), entró entonces en Suecia, y predicó el Evangelio allí. Aunque la embajada había sido atacada en el camino y aparentemente había abandonado su misión, Oscar logró entrar en el país, y fue recibido favorablemente por el rey, que le permitió predicar. El jefe de los consejeros reales, Herigar, se convirtió, y construyó la primera iglesia de Suecia.
Oscar permaneció allí un año y medio, y a su regreso fue nombrado obispo de la nueva sede de Hamburgo, e instituido por Gregorio IV legado de las naciones del norte. Restableció también la abadía de Turholt, en Flandes, y fundó una escuela allí. En el año 845, Eric, el rey de Jutlandia, apareció frente a Hamburgo con una flota de 600 buques, y destruyó la ciudad. Oscar fue durante algún tiempo un fugitivo, incluso privado de sus posesiones de Flandes por Carlos el Calvo, pero con el ascenso de Luis el Germánico fue restaurado en su sede. El obispado de Bremen, que había sido la sede de Leudric, su enemigo, quedaba al mismo tiempo, unida a Hamburgo, pero aunque el acuerdo se hizo en el año 847 no fue confirmado por el Papa hasta el 857, y Oscar llegó a ser el primer arzobispo. Mientras tanto, hizo frecuentes excursiones a Dinamarca, aparentemente en calidad de enviado del rey Luis (el Germánico). Construyó una iglesia en Schleswig y después fue como embajador danés a su antigua misión de Suecia. El rey Olaf lo miró favorablemente, pero la cuestión de permitir o no predicar fue consultada a los oráculos, que se dice que dieron una respuesta favorable, posiblemente debido a las oraciones del santo. Se construyó allí una iglesia y quedó establecido un sacerdote. En el 854 lo encontramos de vuelta en Dinamarca, donde consiguió convertir la enemistad del rey Eric en amistad. Eric había expulsado a los sacerdotes que habían sido dejados en Schleswig, pero a petición de Oscar fueron nuevamente llamados. El santo construyó otra iglesia en Jutlandia, e introdujo el uso de las campanas, que los paganos consideraban como instrumentos mágicos. Además convenció al rey vikingo de mitigar los horrores de la trata de esclavos.
Fue eminente por su piedad, mortificación y observancia de la regla monástica; construyó hospitales, rescató cautivos, envió cuantiosas limosnas al extranjero, y sólo lamentó no haber sido hallado digno del martirio. A pesar de que escribió varias obras, muy poco de ello ha quedado. Añadió frases devocionales a los salmos, que -de acuerdo con Fabricio, en su «Biblioteca Latina de la Edad Media»- son un monumento ilustre a la piedad del santo prelado. También había compilado una vida de san Willehad, primer obispo de Bremen, y el prefacio que escribió fue considerado una obra maestra de esa época. Todos su éxito como misionero lo atribuía a la piedad de Luis el Piadoso y al celo apostólico de su predecesor en el trabajo, Ebbo, arzobispo de Reims, que sin embargo, de hecho, había fracasado.
Traducido para ETF del artículo de Catholic Encyclopedia «St. Anschar»; el nombre de «Oscar» (u «Óscar») es sólo usual en castellano, por lo que al buscar en santorales en otros idiomas debe tenerse presente las muchas variantes posibles: Anschar, Ansgarius, Anskar, Scharies, etc. Del artículo de CE sólo se ha dejado sin volcar un párrafo, que refería a ediciones de las obras de Oscar en el tiempo de publicación de la enciclopedia (1907). Para comprender mejor la complicada trama política que se cuenta en la hagiografía conviene tener presente algún esquema de la dinastía carolingia y el modo como fueron repartidos los reinos francos por Ludovico Pío.
Imagen: estatua de san Oscar en Hamburgo.

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