El odio existe y no está tan lejos
La realidad del domingo
día 15 de octubre se ha comido, este año, la casi totalidad de la memoria
y el mensaje de la mujer de Ávila, Teresa de Jesús. Santa, de peana y dosel,
aunque a ella a buen seguro le importasen estas cosas un bledo. Así, los mensajes
del domingo y, sobre todo, del relato de Mateo en donde andamos metidos
centrarán la atención de los celebrantes y de sus asistentes a la liturgia
católica.
Espero que no te
llame demasiado la atención el título que he colocado para el comentario de
este domingo. Lo escrito, escrito lo dejo.
Tendría que decir alguna
palabrita a propósito de este Sínodo de Sinodalidad, pero se han pasado solo 12
días y quedan aún otros catorce. Y como espero 'casi nada' te confieso que
estoy como en la orilla de este camino y sin demasiada gana por caminar. Iremos
viendo.
Habría que hablar de la
franja de GAZA. Me gustaría que el asunto tuviera solución, pero la verdad es
que creo que este asunto no tiene solución, ni con diálogo sin él. Es uno de
los indicios de la deshumanización a la que llega el fenómeno humano. El
arreglo no es posible, porque el odio de unos y de otros lo enceguece
todo. Cuando tengo oportunidad de echar un vistazo a algo de esto en prensa o
redes trato de buscar si se dice algo de los beduinos que hay por casi todo el
territorio. Sí, los beduinos de las haimas con sus cabras y en sus wadis. Las
raíces de este asunto son tan hondas que resulta imposible destacar tanta
maleza profunda. Sinceramente es muy descorazonador. Por eso me admira mucho más
las actitudes y decisiones que fue tomando el judío y laico Jesús de Nazaret en
su vida y que tan bien nos han recogido los cuatro Evangelios. Tendríamos para
hablar hasta cansarnos.
Estos brevísimos apuntes
de presentación podrían unirse a los demás platos del menú de este mes de
octubre del que hablé en el domingo día 1 de octubre.
Nada más. A continuación
puedes leerte esos comentarios.
Carmelo Bueno Heras
Domingo XXVIII TO Ciclo
A (15.10.2023): Mateo 22,1-14. Así lo comento y comparto CONTIGO:
¿Dónde habita el dios en quién tú crees?
Aquel
dicho popular de ‘no hay dos sin tres’, sea cual sea su significado o
interpretación, me lo vuelvo a encontrar al abrir mi Biblia y buscar en ella la
cita del Evangelio del domingo 15 de octubre en Mateo 22,1-14. Y en este lugar
leo textualmente: “Tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en parábolas,
diciendo: El Reino de los Cielos es semejante a un rey…” (22,1-2). ¿A Cqué
personas y en qué lugar cuenta esto este Jesús del Evangelista Mateo?
Explícitamente, estas personas son los Sumos Sacerdotes, los Ancianos del
pueblo y los Fariseos. Todos ellos presentes en el Templo de Jerusalén. Estamos
aún en la secuencia que el narrador comenzó en Mateo 21,23: “Llegado Jesús al
Templo, mientras enseñaba, se le acercaron los…”.
En
los comentarios anteriores ya constatamos que este profeta judío y galileo les
había contado dos parábolas a sus interlocutores sacerdotes, ancianos y
fariseos. Y, por redondear el mensaje trinitario, nos añade una tercera
parábola. Recuerdo: Parábola de los dos hijos, Parábola de los viñadores
homicidas y, la tercera, Parábola del Rey y del banquete de bodas de su hijo.
Las tres parábolas son la misma y única parábola. Y me atrevo a decir que este
mensaje de este Jesús del Evangelista Mateo se parece al mensaje del Jesús del
Evangelista Lucas que podemos releer en el inolvidable capítulo decimoquinto de
su relato.
Refresco
este último dato: Fariseos y publicanos se acercan por su lado a dialogar con Jesús,
porque unos y otros están sorprendidos por las decisiones que toma este judío
de Nazaret cuando se trata de compartir ‘mesa y mantel’, es decir, sentarse a
comer. A ambos les cuenta tres parábolas: El pastor de las cien ovejas, La
mujer que encuentra en su casa la moneda perdida y El padre de aquellos dos
hijos tan queridos y tan distintos.
En
este nuevo domingo del mes de octubre voy a dedicar un tiempo largo a releer en
paralelo este texto de Lucas 15,1-32 y de Mateo 21,23 a 22,14. Tengo la intuición
de que todos los elementos encajan y que, inclusive, aquellas expresiones un
tanto duras que los Evangelista colocan en boca de su Jesús se comprenden
perfectamente. En este sentido, vuelvo a recordar este par de expresiones. Una,
en Mateo: “¿Cómo has entrado aquí sin traje de bodas?” (Mt 22,11-14) y
la segunda, en Lucas: “El hijo mayor se irritó… y replicó a su padre… jamás
dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me diste un cabrito para tener una
fiesta con mis amigos” (Lucas 15,25-30).
Recuerdo
otra curiosidad: El contexto de estas tres parábolas de Lucas es ‘el comer’ en
‘la mesa compartida o rechazada’ y el contexto de estas tres parábolas de Mateo
es el Templo de Jerusalén y el asunto común en ambos casos es ‘el reino-reinado
de Dios’. Creo que este ‘reino-reinado de Dios’ de estos Evangelios se hace
presente allí donde se comparte comer de una manera y no de otra y allí donde,
religiosamente hablando, habita el dios en quien se cree.
Jesús
de Nazaret fue un judío, laico por no pertenecer a ninguna familia sacerdotal,
creyente y practicante. Creía, al parecer, en aquel Yavé-Dios de quien se
hablaba con todo lujo de detalles desde Moisés hasta los tiempos del galileo de
Nazaret que se atrevió a disentir con más de uno de los dogmas y de las creencias
de aquella Religión judía. Creía y practicaba a su manera, como aprendió de los
profetas de su pueblo: primero es la persona, luego el sábado. Hacía a los
demás aquello que deseaba que le hicieran. Fue un provocador (¡liberador?)
frente a la tradición y la autoridad del templo y su ostentación. Carmelo
Bueno Heras
CINCO MINUTOS de AIRES BÍBLICOS
.
Si se puede decir en un artículo de revista, ¿para qué escribir un libro de 200
páginas?
.
Si se puede decir en una página, ¿para qué escribir un artículo de revista?
.
Si se puede decir en un puñado de versos, ¿para qué escribir una página?
.
Este ‘Cinco minutos de aires bíblicos’ es una semilla que confío a la sabiduría
de tu saber leer, que es despertar; de tu saber interpretar, que es cuidar; de
tu saber compartir, que es saborear. Siempre pretenderé que esta ‘semilla de
los cinco minutos’ tenga la ‘denominación de origen’ de su autor.
Semana 47ª (15.10.2023):
Murió el Sentido Común
Hoy lloramos la muerte de un querido amigo, Sentido Común,
que ha estado entre nosotros durante muchos años. Nadie sabe a ciencia cierta
cuántos años tenía, puesto que los datos sobre su nacimiento hace mucho que se
han perdido en los vericuetos de la burocracia.
Será recordado por haber sabido cultivar lecciones tan
valiosas como que “hay que trabajar para poder tener un techo propio sobre la
cabeza”, que “se necesita leer todos los días un poco”, “saber por qué los
pájaros que madrugan consiguen lombrices”, y también por reconocer la validez
de frases tales como “la vida no siempre es justa”, y “tal vez haya sido yo el
culpable”.
Sentido Común vivió bajo simples y eficaces consignas (“no
gastes más de lo que ganas”) y estrategias parentales confiables (“los adultos,
no los niños, están a cargo”). Su salud comenzó a deteriorarse rápidamente
cuando se aplicaron reglas bien intencionadas pero ineficaces: informes
respecto de un niño de seis años acusado de abuso sexual por haber dado un beso
a una compañera de clase; adolescentes que debieron irse a otro colegio por
haber denunciado a un compañero distribuidor de droga, y una maestra despedida
por reprender a un alumno indisciplinado, sólo hicieron que empeorara su condición.
Sentido Común perdió terreno
cuando los padres atacaron a los maestros sólo por hacer el trabajo en el que
ellos fracasaron: disciplinar a sus ingobernables hijos.
Declinó
aún más cuando las escuelas debieron requerir un permiso de los padres para
administrar una aspirina, poner protector solar o colocar una curita a un
alumno, aunque, eso sí, no podían informar a los padres si una alumna estaba
embarazada y quería abortar.
Sentido
Común perdió el deseo de vivir cuando los Diez Mandamientos se convirtieron en
material risible, algunas iglesias en negocios y los criminales empezaron a
recibir mejor trato que sus víctimas.
Para Sentido Común fue un duro golpe que uno ya no pueda
defenderse de un ladrón en su propia casa, pero que el ladrón pueda demandarnos
por agresión; y que, si un policía mata a un ladrón, incluso si éste estaba
armado, sea inmediatamente investigado por exceso de defensa, cuando no acusado
de gatillo fácil.
La
muerte de Sentido Común fue precedida por la de sus padres, Verdad y Confianza,
la de su esposa Discreción, la de su hija Responsabilidad y la de su hijo
Raciocinio.
Lo
sobreviven sus tres hermanastros: Conozco Mis Derechos, Otro Tiene la Culpa, y
Soy Una Víctima de la Sociedad.
No
hubo mucha gente en su funeral porque muy pocos se enteraron de que se había
ido.
Si aún lo recuerdas, comparte este mensaje. Caso contrario, únete a la mayoría
y no hagas nada.
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