domingo, 12 de mayo de 2024

Matrona Patronal Divinizada - Domingo de la ASCENSION Ciclo B (12.05.2024): Marcos 16,15-20 (Por qué sé que soy seguidor de Jesús de Nazaret) y CINCO MINUTOS semanales con el Evangelio de Marcos (Semana 24ª (12.05.2024): Marcos 6,30-56 Tres acciones de una Buena Noticia: Comer, liberar y sanar).

 

Matrona Patronal Divinizada

Para este domingo día 12 de mayo de 2024 se propone la celebración de la fiesta de la ASCENSIÓN. Ascensión que se refiere a Jesús de Nazaret, porque nunca se debe aplicar tal 'hecho' a la persona de María de Nazaret. Lo propio de esta mujer es la ASUNCIÓN. Y así es como se celebra año tras año en el día 15 de agosto desde que el papa Pío XII así lo proclamara en el recientísimo año de 1950, primera y única vez en que la institución eclesial católica y vaticana ejerció la suprema potestad que se le atribuye con el dogma de la Infalibilidad del pontífice o Papa. Este dogma se proclamó en el año 1870 y se le representa, desde entonces, con la imagen de la tiara papal colocada sobre la biblia abierta.

Dicho esto, me pregunto, ¿Qué encuentro de todo ello en los relatos de los cuatro Evangelios? Tan sólo alguna brizna, pitraca o migaja. La Buena Noticia del Evangelio de Jesús de Nazaret, tan sencilla y de sentido común como las chirivitas de los campos en primavera, se nos ha quedado orillada, ocultada y hasta olvidada frente al poder de la Religión del Dogma que sube, asciende, manda, instituye, corona y diviniza.   

 

¿No es esto mismo lo que ha sucedido entre nosotros con María, la madre de Jesús de Nazaret? Aquella señora María, ¿no es ahora matrona patronal divinizada? Aunque sea al menos un segundo diario, proseguiré la meditación contemplativa de 'estas otras cositas de la fe' que tienen que ver con nuestras populares, o no tan populares, tradiciones pastorales o pastoriles. Por eso, me vuelvo a repetir el mantra de mis saludos o silencios en una semana más de este curioso año de mis preocupaciones con María y con Jesús:

 

Buenos días, humanísima trinidad de Nazaret: Jesús, José y María.

099. Nuestra Señora la Virgen de la Cuesta de Alconchel

100. Nuestra Señora la Virgen del Castillo

101. Nuestra Señora la Virgen de Viloria

102. Nuestra Señora la Virgen de Rocamador

103. Nuestra Señora la Virgen del Just

104. Nuestra Señora la Virgen de Bucesta

105. Nuestra Señora la Virgen de la Oliva

Mi jaculatoria: Que me devuelvan a la Señora María. Y añado: Vive Jesús en nuestros corazones. Siempre.

A continuación se encuentran los dos comentarios de este domingo día 12 de mayo.

TCarmelo Bueno Heras

 

Domingo de la ASCENSION Ciclo B (12.05.2024): Marcos 16,15-20. Respiro, vivo y sigo escribiendo CONTIGO:

Por qué sé que soy seguidor de Jesús de Nazaret

En la recta final del tiempo de Pascua, las autoridades de la liturgia proponen la celebración de cuatro domingos muy especiales. El primero de estos cuatro está dedicado a contemplar la ‘ascensión’ [¿¿¿¡¡¡de la tierra al cielo???!!!] del resucitado Jesús de Nazaret. Y para llenar de sentido la celebración de esta fiesta se nos propone la lectura, la escucha y la meditación del texto de Marcos 16,15-20. Con este texto se concluye y finaliza la narración de la Buena Noticia según el llamado Evangelio de Marcos. Será bueno que cada uno de nosotros lo constatemos en la Biblia que solemos tener a mano para su constante consulta.

En realidad, hay que decir desde ahora mismo que este texto no pertenece a la redacción primera de este Evangelio. El texto de Marcos 16,9-20 fue un añadido, tal vez hacia finales de la década de los años noventa del siglo primero. Tal vez, a alguno o a muchos de los lectores de aquella época, y de aquel Evangelio, les pareció poco oportuna la forma y manera en la que se había puesto el final a la ‘primera biografía de Jesús’. Este Evangelio, desde su primera edición publicada no contaba ninguna narración sobre lo acontecido al ejecutado y sepultado judío Jesús de Nazaret. Un joven vestido de blanco anunció a tres mujeres (María Magdalena, María la de Santiago y Salomé) que si deseaban ‘ver resucitado al crucificado Jesús de Nazaret’ deberían dirigirse a Galilea (Marcos 16,1-8). Ahí y así acababa aquella primera biografía.

Por esta razón me parece muy oportuno que se lea personalmente, o de manera compartida, el relato completo de esta añadidura posterior al Evangelio como había sido concebido y redactado originariamente. Para muchos estudiosos resulta extraño que este primer Evangelio escrito no contase ninguna de ‘las apariciones del resucitado Jesús de Nazaret’. En cambio, otro buen grupo de comentaristas proponen comprender todo el relato de Marcos (desde 1,1 hasta 16,8) como la única aparición de aquel judío y laico de la Galilea del norte llamado Jesús, el de Nazaret. Y es en esa experiencia de ‘volver a Galilea’ donde se descubre quién es Jesús.

Escrito esto, que siempre es saludable rememorar y actualizar, prestamos atención concentrada a ese puñado de versículos (Mc 16,15 a 18) que se han colocado en boca de un Jesús de Nazaret evidentemente muy extraño y con muy poco parecido o semejanza al mismo Jesús de todos los anteriores capítulos de este Evangelio. Confieso que mi sentido común se niega a aceptar que las cinco señales a las que se alude en esta lectura evangélica tengan algo que ver con la persona del protagonista Jesús.

Siempre he reconocido que las cinco señales de las que se habla aquí no me acompañan, no me pertenecen, no me reconozco en ellas, no las practico ni creo en ellas. Por eso, las vuelvo a transcribir aquí para no echarlas en el olvido: Una, no creo haber expulsado a ningún demonio; la segunda, no he conseguido hablar lenguas nuevas por ser creyente; la tercera, nunca he agarrado serpientes con mis manos y dudo que trate de corregirme; la cuarta, nunca bebí conscientemente un veneno para demostrar ser algo o alguien con poderes; y la quinta, a nadie he curado de ninguna enfermedad por más que lo haya deseado realizar en más de una circunstancia. Si estas son las cinco señales por las que se me reconocerá que soy creyente, concluyo que soy una persona sin posibilidad alguna de salvación. Confesado queda.

Frente a esta realidad, dejo escrito que me parece más humana y creíble la única señal de los seguidores que nos ofrece el biógrafo contemporáneo llamado Evangelio de Juan. Me confieso seguidor del Jesús de Juan 13,35: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros”. Clarito. 

Carmelo Bueno Heras. Madrid, 12 de mayo de 2024.

 

CINCO MINUTOS semanales con el Evangelio de Marcos entre las manos para leerlo y meditarlo completo y de forma ordenada, de principio a fin. Semana 24ª (12.05.2024): Marcos 6,30-56

Tres acciones de una Buena Noticia: Comer, liberar y sanar.

La lectura de Marcos 6,30-56 nos permite conocer tres nuevos hechos, signos o datos que iluminan la respuesta a la pregunta explícita sobre la identidad de Jesús de Nazaret, aquel laico judío que sorprendió por su manera de actuar y de enseñar. Estos tres signos son: la llamada multiplicación de los cinco panes y los dos peces con los que se alimentaron aquellos cinco mil hombres hambrientos, más las mujeres y menores de doce años que no fueron contados, pero que también estuvieron y comieron. ¿Quién reunió a esta inmensa multitud? Parece ser que fue ‘la propaganda’ llevada a cabo por lxs seguidorxs de Jesús, según leímos en 6,7-12.

Este hecho de la comida compartida tiene lugar en la orilla oriental del lago, en el mismo lugar donde se produjo la insólita transformación de ‘El Legión’ (5,1-20). ¿A quién no le resonará como un punzante ritornelo la expresión que este relato pone en labios de Jesús: “Dadles vosotros de comer” (6,37)? ¿No se trata de ‘partir’ lo que se tiene, ‘repartirlo’ y ‘compartirlo’ con quienes nos rodean? ¿Era esto o así, mi narradora María Magdalena, lo que deseaste anunciarnos del actuar y el enseñar de Jesús de Nazaret con esta sorprendente multiplicación y con la que contarás más adelante en 8,1-10?

El siguiente signo o señal tiene lugar en el mar. Como si se deseara evocar la vieja experiencia de la liberación que este pueblo vivió en su estancia en Egipto. Se nos recuerda aquella comida de la primera pascua en tierra extranjera antes de cruzar-pasar las aguas del Mar Rojo y poder acercarse a la nueva tierra de la libertad. Esta señal contada en 6,45-52 nos despierta la presencia de un Jesús que no se hunde en el mar ni deja que los vientos hostiles hundan la barca de sus amigxs. Este Jesús está muy delicadísimamente presentado como un “Soy yo” o un ‘Yo soy’ (Marcos 6,50 o Éxodo 3,14-16).

Más de un comentarista crítico e ilustrado invita a no echar en el olvido que el mar (aquí y en todo contexto bíblico) no es otra cosa que un símbolo del mal. Este mar-mal es el abismo y lugar más alejado y opuesto al cielo -alturaycasa- donde Yavé Dios habita. ¿Quién es, fue y será este hombre y laico que se trata tan familiarmente con el mar del mal (6,51-52)?

¿No es un mal el hambre de los hambrientos? Dadles vosotros de comer. ¿No es un mal el sufrimiento de los enfermos? Dejadles tocar siquiera el borde de su manto (6,53-56). El siguiente signo o señal es ¿acercarse a Jesús, sentir la seguridad de su cercanía?: “Llegaron a la orilla occidental del lago, desembarcaron en Tiberias… y todos los que lo tocaban quedaban sanos”. ¿No les hacían creer a aquellas gentes que toda enfermedad era un castigo divino por el pecado de los humanos?

¿Tocar el manto de Jesús sanaba? Claro, ya lo ha contado esta Evangelista, que lo es MM, en 5,24-34. Aquel manto de aquel Jesús es su mismísima identidad. Tocar este manto es escuchar su enseñanza y acoger su buena noticia, blasfemia y desobediencia para el poder del mal que reside en la Ley de Moisés y en la religión de este Israel de Yavé, su Dios. El manto de este Dios es el único Templo de Jerusalén y todo el sistema estructural de su Sacerdocio. Tocar el Templo era tocar a su Dios y su manto. ¿Cómo ahora en muchos ámbitos? Igualito. Creo que sí.

Carmelo Bueno Heras. Madrid, 7 de mayo de 2017

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