Beatas Maria Ana Vaillot y cuarenta y
seis compañeras, mártires
fecha: 1 de febrero
†: 1794 - país: Francia
canonización: B: Juan Pablo II 19 feb 1984
hagiografía: Abel Della Costa
†: 1794 - país: Francia
canonización: B: Juan Pablo II 19 feb 1984
hagiografía: Abel Della Costa
En
Avrillé, en las cercanías de Angers, en Francia, pasión de las beatas María Ana
Vaillot y sus cuarenta y seis compañeras, que recibieron la corona del martirio
durante la Revolución Francesa. Estos son sus nombres: Otilia Baumgarten,
religiosa; Juana Gruget, Luisa Rallier de la Tertinilre, Magdalena Perrotin,
María Ana Pichery y Simona Chauvigné, viudas; Francisca Pagis, Juana Fouchard,
Margarita Riviére, María Cassin, María Fausseuse, María Galard, María Gasnier,
María Juana Chauvigné, María Lenée, María Leroy Brevet, María Rouault, Petrina
Phélippeaux, Renata Cailleau, Renata Martin y Victoria Bauduceau, esposas;
Juana, Magdalena y Petrina Sailland d'Espinatz, hermanas; Gabriela, Petrina y
Susanna Androuin, hermanas; María y Renata Grillard, hermanas; Ana Francisca de
Villencuye, Ana Hamard, Carla Davy, Catalina Cottanceau, Francisca Bellanger,
Francisca Bonneau, Francisca Michau, Jacoba Monnier, Juana Bourigault, Luisa
Amata Déan de Luigné, Magdalena Blond, María Leroy, Petrina Besson, Petrina
Ledoyen, Petrina Grille, Renata Valin y Rosa Quenion.
Ver más información en:
99 mártires de Angers en la Revolución Francesa (1794)
99 mártires de Angers en la Revolución Francesa (1794)
El sábado primero de febrero de 1794, en
el pequeño pueblo de Angers, Francia, dos Hijas de la Caridad: sor María Ana
Vaillot y Sor Odilia Baumgarten, van en un largo convoy. Son 398 personas,
mujeres en su mayoría. Van atadas de dos en dos a una cuerda central y
custodiadas por gendarmes. Avanzan hacia el campo donde serán ejecutadas.
Las
Hijas de la Caridad estaban establecidas en el Hospital de Angers desde 1639.
En 1792, al proclamarse la República de Francia, la Superiora General da a
conocer a la Compañía el decreto de supresión de todas las corporaciones
eclesiásticas. Encomendaba a las hermanas “No abandonen el servicio de los
pobres si no se ven forzadas a hacerlo. para poder continuar el servicio de los
pobres préstense ustedes a todo lo que, honradamente, se les pueda exigir en
las presentes circunstancias, con tal que no haya en ello nada contra la
religión, la iglesia y la conciencia”.
En
septiembre de este mismo año el rigor de la persecución se va a hacer presente
en el Hospital de Angers. La finalidad era que las hermanas prestaran el
juramento de obediencia a una nueva organización civil en donde la Iglesia pasó
a depender del Estado. El alcalde del ayuntamiento informa que las Hermanas
estaban dispuestas a hacer el juramento pero que se los impide la influencia de
tres de ellas: Sor Antoniette, superiora, María Ana y Odilia. La conclusión es
inmediata: son arrestadas inmediatamente. Esto ocurre el domingo 19 de enero de
1794. Dos días después soltaron a Sor Antoniette; pero Sor María Ana, Sor
Odilia y otras hermanas comparecen el 21 de enero ante el juez, quien, ante la
pertinaz negativa, decreta el fusilamiento.
El 1º. de febrero el comisario de la
prisión se presentó con una lista en la mano y empezó a llamar a las víctimas,
que iniciaron la marcha hacia el lugar de la ejecución. Sor Odilia mostró miedo
al salir de la prisión, pero en el brazo de Sor María Ana quedó fortalecida.
Los condenados avanzaron los 3 kilómetros hasta el lugar de la ejecución
cantando cánticos y salmos. Las hermanas se animaban mutuamente y también a los
que con ellas iban a morir por la fe. El numeroso grupo se alineó a lo largo de
las fosas. Al ser reconocidas por los que con ellas sufrirían el martirio se
elevó un clamor: pedían gracia para las hermanas. El verdugo se siente
impulsado a salvar a las hermanas: «No hagan el juramento y yo me comprometo a decir
que lo han hecho». Sor María Ana se encargó de dar la respuesta: «No solamente
no queremos hacer el juramento, ni siquiera queremos que se crea que lo hemos
hecho».
Se
dio entonces la orden de disparar. Sor María Ana no cayó a la primera descarga,
únicamente se rompió el brazo. Pudo entonces sostener a Sor Odilia, inanimada y
sangrando, mientras llegaba su hora. Con su muerte ellas expresaron cómo era su
vida. Lo atestiguado con su sangre lo venían atestiguando con su fe y su
acción. Al morir proclaman a quién habían servido durante la vida. Junto con
ellas mueren muchas otras mujeres, casadas, solteras y viudas, vinculadas de
una u otra manera a las Vicentinas, 45 de ellas beatificadas junto con Sor
María Ana y Sor Odilia. El grupo comprende edades muy dispares, desde los 65
años de la viuda Simone Chauvigné, hasta los 23 años de la joven laica Marie
Leroy; muchas de ellas son familiares de sangre entre sí como las hermanas
D'Epinatz. Hay restos de familias enteras, cuyos hombres habían muerto en el alzamiento
contra la Revolución. El grupo fue beatificado el 19 de febrero de 1984 por SS
Juan Pablo II.
Hay
escasa información individual acerca de estos mártires. El presente escrito
está basado en el correspondiente del web Somos Vicencianos, de donde tomo algunas frases literales.
Abel Della Costa
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o última modificación relevante: ant 2012
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