Santa Juana de Lestonnac, viuda
y fundadora
fecha: 2 de febrero
n.: 1566 - †: 1640 - país: Francia
canonización: B: León XIII 23 sep 1900 - C: Pío XII 15 may 1949
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: 1566 - †: 1640 - país: Francia
canonización: B: León XIII 23 sep 1900 - C: Pío XII 15 may 1949
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En
Burdeos, en Francia, santa Juana de Lestonnac, que, siendo niña, rechazó la
invitación y los esfuerzos de su madre para apartarla de la Iglesia católica.
Al quedar viuda, y después de educar convenientemente a sus cinco hijos, fundó
la Sociedad de Hijas de Nuestra Señora, a imitación de la Orden de la Compañía
de Jesús, para la educación cristiana de las muchachas.
El
padre de Juana de Lestonnac pertenecía a una distinguida familia bordelesa y,
aun cuando florecía el calvinismo en Burdeos, se conservó como un buen
católico. En cambio su madre, Juana Eyquem de Montaigne, hermana del famoso
Miguel de Montaigne, no sólo renegó de su religión, sino que trató de cambiar
la fe de su hija, y cuando sus intentos fracasaron, maltrató cruelmente a
Juana. Estas penalidades impulsaron el corazón de la joven hacia Dios y, desde
entonces anheló una vida de oración y mortificación. No obstante su deseo,
cuando tenía diecisiete años se casó con Gastón de Montferrant, quien estaba
emparentado con las casas reales de Francia, Aragón y Navarra. El matrimonio
fue muy feliz, pero el marido murió en 1597, dejando a su mujer con cuatro
hijos, al cuidado de los cuales se dedicó enteramente hasta que pudieron
bastarse por sí solos (el matrimonio tuvo siete hijos, pero tres de ellos
murieron de pequeños). Con el tiempo, dos de sus hijas entraron en religión.
A
la edad de cuarenta y siete años, Juana de Lestonnac ingresó al monasterio
cisterciense de «Les Feuillantes», en Toulouse. Su hijo se opuso enérgicamente
a su decisión, pero ella se mantuvo firme y, transida de dolor al contrariar a
su hijo y apartarse de su hija menor, abandonó su hogar. Madame de Lestonnac,
convertida en hermana Juana, pasó seis meses en el noviciado cisterciense
observando una conducta edificante. Pero aquella existencia tan dura acabó por
quebrantar su salud y, a pesar de que suplicaba que le permitieran quedarse en
el convento hasta su muerte, los superiores le mandaron abandonarlo,
advirtiéndole que tenía obligación de cuidar su vida para servir a Dios. Antes
de partir, se le permitió pasar la noche orando en la capilla y se afirma que,
mientras repetía las palabras de Cristo en el Huerto de los Olivos: «Señor si
es posible, haz que pase de mí este cáliz», sintió en su fuero interno la
absoluta certeza de que ella sería la fundadora de una nueva orden para la
salvación de las almas, y le vino a la mente el lineamiento de la futura
Congregación de Nuestra Señora.
No
bien abandonó «Les Feuillantes» recobró la salud, casi milagrosamente. Volvió a
Burdeos y se trasladó a Périgord, donde reunió en torno suyo a varias jóvenes
que, con el tiempo, serían sus primeras novicias. Pasó después dos años de
tranquilidad en su casa de campo, «La Mothe», preparándose para la realización
de su gran obra. Al regresar a Burdeos, sus directores espirituales le
aconsejaron que se contentara con una vida ordinaria dedicada a obras de
caridad, sin emprender grandes proyectos.
Cuando
la peste hacía estragos en Burdeos, Madame de Lestonnac y un grupo de valientes
mujeres, se dedicaron a cuidar a las víctimas. En aquellos trabajos, Juana
conoció a dos sacerdotes jesuitas, el P. De Bordes y el P. Raymond, los cuales
ejercieron gran influencia sobre ella, inculcándole la idea de la enorme
devastación que el calvinismo causaba entre los jóvenes de todas las clases
sociales privadas de una firme educación católica. Al parecer, ambos
sacerdotes, mientras celebraban simultáneamente la misa, tuvieron el
presentimiento de que era la voluntad de Dios que prestaran ayuda a Juana de
Lestonnac en la fundación de una orden que contrarrestara los daños de la
herejía. Así comenzó la obra, y prosperó rápidamente. La señora de Lestonnac
fue la primera superiora de la congregación naciente, afiliada a la Orden de
San Benito, aunque sus reglas y constituciones se fundaron en las de San
Ignacio. La primera casa se abrió en el antiguo priorato del Espíritu Santo, en
Burdeos.
Madame
de Lestonnac y sus compañeras recibieron el hábito de manos del cardenal
Sourdis, arzobispo de Burdeos, en 1608. Dos años más tarde, bajo el prudente
gobierno de la madre Lestonnac, la orden funcionaba maravillosamente, y
comenzaron a acudir las candidatas al noviciado. A éstas se les instruía sobre
la vida religiosa con el único fin y propósito de formar y enseñar a las
jóvenes de todas las clases sociales. Las escuelas prosperaron más allá de toda
expectación. Se hicieron fundaciones en muchas poblaciones, siendo la de
Périgord una de las primeras. Las monjas llevaban una vida de gran pobreza y
mortificación, todas estaban contentas; las cosas marchaban bien y en el
convento reinaba la paz. Pero entonces comenzaron a llover las pruebas más
duras sobre la fundadora. Una de sus monjas, Blanche Hervé, y el director de
una de las escuelas, conspiraron contra ella, y por algún tiempo triunfaron en
sus tortuosos designios. Urdieron calumnias, inventaron ignominiosas historias
acerca de ella y, lo más sorprendente fue que el cardenal de Sourdis las creyó.
La madre Lestonnac fue destituida y su lugar lo ocupó Blanche Hervé quien,
desde su puesto de superiora, comenzó a tratar a la destituida Juana con un
despotismo cruel, sin perder ocasión de insultarla en todas las formas
posibles, llegando a maltratarla con violencias físicas. Semejante estado de
cosas se mantuvo por algún tiempo; pero finalmente, la inalterable paciencia de
santa Juana conmovió el corazón de Blanche, que sinceramente arrepentida, trató
de reparar los daños; sin embargo, la madre de Lestonnac, sintiéndose ya vieja
y cansada, no quiso aceptar el cargo de superiora, y designó a la madre
Badiffe.
La
fundadora pasó sus últimos años en el recogimiento, preparándose para la
muerte. Falleció cuando todas sus religiosas habían renovado sus votos, en la
fiesta de la Purificación, el año de 1640. Se dice que su cuerpo permaneció
fresco y flexible, exhalando una dulce fragancia aun dos días después de su
muerte, y que la multitud que acudió a rezar junto a él dio testimonio de la
belleza de su rostro y de una brillante luz que rodeaba el catafalco. En los años
siguientes se obraron diversos milagros en su tumba. Varias causas demoraron el
proceso de beatificación, que al fin quedó interrumpido por el estallido de la
Revolución. Las religiosas se dispersaron y el cuerpo de su fundadora quedó
perdido hasta principios del siglo diecinueve. AI cuerpo recuperado se le dio
sepultura, con gran solemnidad, en Burdeos, y por fin gracias a los esfuerzos
de la madre Duterrail, se introdujo la causa en Roma, y Juana de Lestonnac fue
canonizada en 1949.
Véase
Duprat, La digne Filie de Marie: Jeanne de Lestonnac (1906); P. Mércier, La
vén. Jeanne de Lestonnac (1891); y Paula Hoesl, Ste. Jeanne de Lestonnac
(1949).
fuente: «Vidas
de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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o última modificación relevante: ant 2012
Estas
biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una
fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia
completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor,
al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel)
y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=423
San Nicolás Saggio de Langobardis, religioso
fecha: 2 de febrero
n.: 1649 - †: 1709 - país: Italia
otras formas del nombre: Juan Bautista Saggio
canonización: B: Pío VI 17 sep 1786 - C: Francisco 23 nov 2014
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
n.: 1649 - †: 1709 - país: Italia
otras formas del nombre: Juan Bautista Saggio
canonización: B: Pío VI 17 sep 1786 - C: Francisco 23 nov 2014
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
En
Roma, san Nicolás Saggio de Langobardis, religioso de la Orden de los Mínimos,
que ejerció con humildad y santidad el oficio de portero.
Juan
Bautista Saggio era hijo de Fulvio Saggio y de Aurelia Pizzini, y nació en
Longobardi, junto a Cosenza, el 6 de enero de 1649. Educado piadosamente por su
madre, al llegar a la adolescencia ayudaba a su padre en las tareas del campo,
al tiempo que llevaba una vida ejemplar. Había en su pueblo un convento de
religiosos mínimos de San Francisco de Paula y a él acudió Juan Bautista para
encauzar la vocación religiosa que intensamente sentía. Sus padres, pese a ser
personas piadosas, se opusieron con toda energía, y hubo el joven con gran
paciencia y la ayuda extraordinaria de Dios de vencer esta resistencia y poder
realizar su vocación. Fue enviado a Paola a hacer su noviciado, recibiendo el
hábito en calidad de oblato y tomando el nombre de hermano Nicolás.
Destinado
a su propio pueblo natal por dos años, pasó luego al de S. Marco Argentano,
donde desempeñó los oficios de cocinero, jardinero y limosnero. Posteriormente
pasó por otros cuatro conventos con idénticos oficios. En todos los conventos
dejaba una estela de ejemplaridad en el cumplimiento de la regla y en el
espíritu de fervorosa piedad. El corrector general de la Orden, P. Pedro Curtí
de Cosenza, se lo llevó a Roma, al convento de San Francisco de Paula ai Monti,
donde fue sacristán y luego portero. Dios le concedió extraordinarios dones
místicos que le hicieron notable en su comunidad y fuera de ella, por lo que
tuvo general fama de santidad en Roma. Entre 1693 y 1697 vivió fuera de Roma, y
dentro de esos años, uno en el convento de su pueblo natal, cuya iglesia logró
restaurar con las limosnas recogidas. Vuelto a Roma, volvió a ser objeto de la
veneración universal por su contagiosa piedad y su humildad evangélica. Cuando
se puso enfermo, acudieron a visitar su pobre celda cientos de personas, entre
ellos cardenales y prelados de la Curia. Murió el 2 de febrero de 1709, y fue
beatificado por Pío VI el 11 de julio de 1786 y canonizado por Francisco el 23
de noviembre de 2014.
fuente: «Año
Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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o última modificación relevante: 12-1-2015
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