Beata María Lhuillier, virgen y mártir
fecha: 25 de junio
n.: 1744 - †: 1794 - país: Francia
otras formas del nombre: Sor Mónica
canonización: B: Pío XII 19 jun 1955
hagiografía: Santi e Beati
n.: 1744 - †: 1794 - país: Francia
otras formas del nombre: Sor Mónica
canonización: B: Pío XII 19 jun 1955
hagiografía: Santi e Beati
En Laval, en Francia, beata María
Lhuillier, virgen y mártir, que, recibida en la Congregación de Hermanas
Hospitalarias de la Misericordia, durante la Revolución Francesa fue decapitada
por mantenerse fiel a los votos religiosos de la Iglesia.
Ver más información en:
19 Mártires de Laval, en la Revolución Francesa (1794)
19 Mártires de Laval, en la Revolución Francesa (1794)
María Lhuilier, Canonesa de las Hospitalarias
Regulares de la Misericordia de Jesús, es parte del grupo de 19 mártires de
Laval beatificados el 19 de junio 1955 (ver hagiografía del grupo). Nació en
Arquenay, Francia, el 18 de noviembre de 1744, se crió analfabeta, y pronto
quedó huérfana. Después de servir en lo de una señora del lugar, fue a llamar a
la puerta del convento de San Julián de las Hermanas Hospitalarias de la
Misericordia de Jesús, y fue puesta al servicio del hospital de Chàteau
Gontier. Tras mucho sufrimiento y humillación, fue admitida en 1778 a la
profesión religiosa en el mismo instituto, en calidad de hermana conversa
(hermana lega), tomando el nombre de Sor María de Santa Mónica.
Con el estallido de la Revolución
Francesa, en febrero de 1794, las monjas se vieron obligados a abandonar el
hospital y a refugiarse en Laval, en el ex-convento de las Ursulinas. Acusada
de haber distribuido a personas necesitadas las ropas de blanquería de las
monjas del hospital, María fue arrestada y llevada ante el comité. El juez dijo
que pasaría por alto la infracción sólo si la monja realizaba el «juramento de
libertad e igualdad», pero ella no quiso saber nada. El juez entonces amenazó
con la guillotina a ella y a cuantos habían seguido su ejemplo, pero impávida,
ella respondió: «Tanto mejor para mí y para mis hermanas. Si tenemos la dicha
de morir por nuestra fe, más pronto tendremos la dicha de ver a Dios». Le
insinuó el juez: «Ves muy bien que queremos salvaros, y que os ofrecemos los
medios». Pero la monja respondió: «Todos los medios que me propone son solo
para engañarme, pero, gracias a Dios, no tendrá éxito. No quiero perderme por
toda la eternidad».
Al oír la sentencia de muerte, la futura
beata se arrodilló y exclamó: «Dios mío, ¡qué gracia me haces al inscribirme en
el número de tus mártires, mientras yo soy una gran pecadora!» . Luego se cortó
ella misma el cabello, entonces el ayudante del verdugo la agarró y con un
golpe de espada rasgó sus vestidos. La mártir, pálida de indignación, de
inmediato se desmayó. Tan pronto recobró la conciencia se limitó a comentar:
«La muerte no me asusta, pero podríais haberme ahorrado este dolor». Se le
preguntó de nuevo si prestaba juramento, pero ella suspiró: «¡Oh Dios!
¡Preferir una vida fugaz y efímera que una vida gloriosa e inmortal! No, no,
prefiero la muerte». Antes de salir al estrado exclamó: «Dios mío, yo tengo que
morir una muerte tan dulce, mientras que tú has sufrido tanto por mí». El
asesinato se consumó el 25 de junio de 1794, en Laval.
Traducido para ETF de un artículo de Fabio
Arduino.
fuente: Santi e Beati
accedida 461 veces
ingreso o última modificación relevante: 24-6-2014
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2102
No hay comentarios:
Publicar un comentario