domingo, 25 de diciembre de 2022

Domingo de la NATIVIDAD DEL SEÑOR. Ciclo A (25.12.2022): Juan 1,1-18. (LA PALABRA) y CINCO MINUTOS de AIRES BÍBLICOS.

 

Vive Jesús en nuestros corazones. Siempre.

Estas dos frases, con sus cinco palabras, la primera, y con su única, la segunda, son mi confesión de seguidor de aquel judío laico y de Galilea llamado Jesús de Nazaret. Y en este día 25 de diciembre celebro de manera peculiar que él sigue vivo en mis adentros de ser humano.

Es ahí donde lo encuentro, donde lo escucho, donde lo toco, donde lo comulgo... Es ahí donde yo lo miro y donde él me mira. Me siento, por decirlo explícitamente con terminología de la liturgia católica, un sagrario vivo y viviente. 

Y esto que estoy expresando como confesión personal me lleva a confesar, también y de la misma manera, que tú, y tú, y tú, y tú..., ¡y todos los humanos!, sois y somos sagrarios vivos y vivientes. ¿Necesitamos inventarnos otros sagrarios? 

Lo puedo expresar como en el título de esta confesión o con esta breve variación: 'Jesús vive en nuestros corazones. Siempre' 

Esto es la Navidad. Una realidad permanente que los vivientes nos atrevemos a proclamar, al menos, muy explícitamente, con la palabra NAVIDAD. 

Ya sé también que la Navidad es el belén, y el árbol, y la nochebuena, y las luces especiales de la ciudad -del pueblo y de cada casa y de cada negocio, y de cada templo y de cada puerto, y de cada hito- y las músicas, y las tradiciones, y las artes, y de los regalos, y la gastronomía, y el... y la...

Durante un puñado de días al año la Navidad lo invade todo... lo empapa todo... Llega a ser inabarcable... 

Decir Navidad es desatar la imaginación de lo mejor y de lo no tan mejor, porque se desea que acaben pronto estas fechas con todas sus tareas.

Con el paso de los años a uno se le va pegando a la experiencia del vivir que la Navidad es tan humana, tan humana, que está en todo ser humano, como expresaba desde el frontis de estas mis reflexiones. 

Feliz Navidad y Feliz tú y yo, también... Acabo: Vive Jesús en nuestros corazones. Siempre.       

A continuación se encuentran los dos comentarios del domingo 25 de diciembre.

Carmelo Bueno Heras.

 

Domingo de la NATIVIDAD DEL SEÑOR. Ciclo A (25.12.2022): Juan 1,1-18. Una vez más, escribo CONTIGO.

LA PALABRA

En algunos momentos de mi vida, y siempre por poquito tiempo, me hubiera gustado ser un antropólogo o investigador de los tiempos pasados, muy pasados o pasadísimos, para poder certificar la primera palabra emitida por el primer ser humano que vino a este mundo, que nació y que, seguramente, gritó. Nada puedo constatar ni certificar sobre este hecho. Tan sólo me queda una posibilidad: imaginar. E imaginando he concluido que la primera palabra emitida por aquel primer ser humano fue: iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, más o menos. Un grito.

Las madres, que lo han sido en este mundo, lo saben mejor que nadie. El nacimiento es un grito. Y ese tal grito dice: sí, vivo, respiro, estoy aquí. Hablo de esto por dos razones: la primera y la más evidente es porque de alguna manera debo comenzar el texto de este comentario y la segunda e importante es porque, una vez más, en Navidad, se nos propone leer y acoger como Evangelio la primera página del relato del Evangelista Juan, el primero, el segundo o el tercero. ¿Cuántos Evangelistas ‘Juan’ escribieron en este Evangelio? Varios. Nunca uno solo, dicen los que de esto saben por ser investigadores.

Fuera quien fuese el autor del texto identificado como Juan 1,1-18, lo cierto es que aquel autor identificó a su Jesús de Nazaret como ‘la palabra’. Este autor, si hubiera escuchado la pregunta del Evangelista Marcos en 8,27-30 (¿quién decís que soy yo?), hubiera respondido sin pestañear: la palabra. Y con esta respuesta, como ya he dicho en dos o tres ocasiones que he tenido que comentar esta página del cuarto Evangelio, se le está invitando al lector a que pasee sus ojos por la primera página de su libro de la Biblia y contemple cómo aquel Yavé Dios de la religión judía hablaba y hacía que las cosas surgieran como por arte de su magia creadora. ¿Se recuerda?: Y dijo Dios… Y dijo Dios… Y dijo Dios. Curiosamente el autor lo escribió diez veces. ¿Sería por aquello de los diez mandamientos que ya le había ‘inspirado’ a Moisés en su monte del Sinaí?

Pues eso parece sugerirme el autor de Juan 1,1-18. El nuevo Dios hablador-creador ya no es el Yavé de Isarel y de su templo, sino aquel judío galileo de carne y hueso llamado Jesús de Nazaret. El laico de Nazaret, alejado del sistema religioso del Templo de Jerusalén y de sus instituciones, es el camino nuevo de una nueva noticia humana y humanizadora.

Es más, cuando estas cosas las escribe el autor de Juan 1,1-18, el Templo judío de la religión de Israel ya no es Templo, ya no existe, ya es ruina sobre ruina, ya es sólo un recuerdo del pasado. La estrategia conquistadora de Roma pretendió así que la Jerusalén de Israel, del Templo y de su Ley se convirtieran en ruinas de piedra sobre piedra que ya habían profetizado profetas como Miqueas de Moreset (Miq 3,8-12). Precisamente, el laico Jesús de Nazaret no vino ni a sostener un templo en ruinas, ni a levantar otro nuevo (aunque luego muchos lo hicieran en su nombre). Aquel Jesús, la palabra o, como se diría hoy en lengua de Cervantes, la palabra de honor, la verdadera, la de la vida, la humana, se anunció a todos los que desearon oírla, comprenderla o imaginarla como el templo sin paredes, sacerdocios, dogmas o rituales.

Aquel Jesús de Nazaret, el del cuarto Evangelio, y cuando el momento era el momento oportuno volvió a hablar y lo dejó escrito en el aire para que el aire lo llevara a los corazones de todos los vivientes. Al parecer, según este Evangelista de finales del siglo primero, y en aquella fiesta de familia de los judíos llamada Pascua, aquel Jesús de Nazaret se hizo palabra de nuevo, creadora y humanizadora: En esto conocerán todos que sois mis discípulos, amaos unos a otros (Juan 13,35). Y no se diga más, como lo expresa mi buen amigo José Antonio. Carmelo Bueno Heras    

 

CINCO MINUTOS de AIRES BÍBLICOS

. Si se puede decir en un artículo de revista, ¿para qué escribir un libro de 200 páginas? 

. Si se puede decir en una página, ¿para qué escribir un artículo de revista?

. Si se puede decir en un puñado de versos, ¿para qué escribir una página?

. Este ‘Cinco minutos de aires bíblicos’ es una semilla que confío a la sabiduría de tu saber leer, que es despertar; de tu saber interpretar, que es cuidar; de tu saber compartir, que es saborear. Siempre pretenderé que esta ‘semilla de los cinco minutos’ tenga la ‘denominación de origen’ de su autor. 

Semana 5ª: 25.12.2022.

RESTOBAR

Esta mañana no ha abierto sus puertas la cafetería Restobar, situada al comienzo de la calle Azza, en el barrio de Rehavia, a escasos cincuenta metros de la residencia del primer ministro Benjamín Netanyahu. Era un local amplio, con una agradable terraza exterior de siete mesas, pero poseía además otros encantos más mundanos: no sólo era uno de los pocos restaurantes no kosher de Jerusalén, sino que era el único del barrio de Rehavia que abría durante el Sabbat. El negocio lo regentaban desde hace una década Sahar y Abigail Levy, padres de dos hermosas niñas, que dedicaban todo su esfuerzo a hacer de la cafetería un lugar agradable, con una excelente atención al cliente. En el interior había una ‘pecera’ para fumadores, que en invierno se calentaba con un fuego acogedor, donde muchos parroquianos se reunían para ver los partidos del Barcelona o del Madrid.

El 9 de marzo de 2002 un suicida palestino explotó dentro de la cafetería, entonces llamada Moments, matando a once personas e hiriendo a otras 54. Después de este ataque terrorista, el bar resucitó con su actual nombre.

El propietario del local -un acaudalado judío francés-, impuso, como requisito para renovar el contrato a Sahar y Abigail, que el restaurante respetara los preceptos kosher y que permaneciese cerrado en Sabbat. El propietario, según la versión de Sahar, llegó a decirle que, si cumplían estas condiciones, ‘se sentirían personalmente mucho mejor’. Según el Semanario de Jerusalén Kol ha-Ir, el propietario francés se ha embarcado en una especie de encrucijada inmobiliaria para comprar negocios judíos por todo el mundo y transformarlos luego en restaurantes kpsher. El cierre del Restobar es otro golpe en el hígado de la población no religiosa de Jerusalén. No es de extrañar que cada vez más jóvenes abandonen la ciudad con destino a Tel Aviv, si bien esta ciudad tampoco parece ser del todo inmune al rigor de los ultraortodoxos.

En el Restobar nos reuníamos todos los lunes los corresponsales españoles para comer. En sus mesas proyecté y desarrollé con Joan Cañete Bayle nuestra primera novela a cuatro manos, Doce Olas, que se publicó en 2007 con el seudónimo de Andrés Jal. El Restobar era nuestro refugio en esta ciudad muy religiosa, pero poco espiritual, cada vez más axfisiada por la intransigencia religiosa. Los corresponsales tendremos que buscarnos ahora un lugar alternativo (19 de marzo de 2013).

Eugenio García Gascón, en La cárcel identitaria. Dietario de Jerusalén, Libros del K.O., junio de 2013, páginas 323-324.

No hay comentarios:

Publicar un comentario