Elogio de la desobediencia
Después de la semana de
fuegos y juegos de sanjuán nos llega el punto y seguido del mes de junio. Nos
hemos recorrido ya la mitad del año 2024 y, por estar aquí y así, lo podemos
contar con la ilusión de la vida. Seguimos respirando mientras el sol y su
luna siguen sus ciclos.
Desde ahora iniciamos la
segunda parte de este camino anual estemos donde estemos, en el comienzo del
verano por el norte o en el comienzo del invierno por el sur. ¿Cambio
climático? Unos lo ven como cambio y otros como permanente presencia. El
tiempo y el espacio siguen siendo los dos pìes de este nuestro gigante que
se llama tierra.
¿Cambio climático?,
preguntaba. Buena cuestión para más de un encuentro de investigadores,
opinadores, comunicadores, empresarios o ingenieros de las finanzas. Si esto
del cambio no es precisamente sencillo ya me dirán los doctores si es o no tan
importante 'el cambio mental'. Este cambio de la manera de pensar sí que es
problemático. La causa del cambio mental es la desobediencia. Esto dicho así
suena a frase lapidaria. Ojo, su autor no es otro que el judío y laico Jesús de
Nazaret.
En este domingo, el relato
evangélico de Marcos es un elogio de la desobediencia. Siempre se pensó y creyó
que las cosas de la fe y de la religión eran 'así': el pecado produce
enfermedad, por ejemplo. Se debe confesar tal pecado para que desaparezca
tal enfermedad. Lo sabía muy bien aquella mujer (y aquel tal Jairo, jefe
de una sinagoga) contemporánea de Jesús que a sus veinte años bien
llevados se atreve a desobedecer y genera un cambio mental personal y colectivo
a propósito de la creencia y la práctica de la RELIGION.
Disponemos de siete nuevos
días para percatarnos de la transcendencia humanizadora de la desobediencia. El
cambio mental, tal vez sea tan importante o más que el llamado
'cambio climático'. Si una semana fuera poco tiempo para ser consciente de la
virtud de la desobediencia, la vida pone ante cada uno medio año completo hasta
la llegada de la nueva Natividad de la Nochebuena.
Dicho ya lo que queda escrito
no quiero alargarme más y añado solo las siete nuevas advocaciones de María
con su correspondiente jaculatoria. Lo apuntado desde Jesús de Nazaret, me lo
voy aplicando lentamente y con serenidad a las advocaciones de su señora madre,
la esposa del señor José:
148. Nuestra Madre la Virgen de Sonsoles
149. Nuestra Madre la Virgen del Camino
150. Nuestra Madre la Virgen del Canto
151. Nuestra Madre la Virgen del Carmen
152. Nuestra Madre la Virgen del Castañar
153. Nuestra Madre la Virgen del Coro
154. Nuestra Madre la Virgen del Cortijo
. Mi jaculatoria: Que me devuelvan a la señora María.
Y añado también: Vive Jesús en nuestros corazones. Siempre.
A continuación se encuentran
los comentarios del Evangelio del domingo 30 de junio de 2024.
Carmelo Bueno Heras
Domingo 13º del TO Ciclo B (30.06.2024): Marcos
5,21-43. Respiro, vivo y sigo escribiendo CONTIGO:
Aprender a EVANGELIZAR
El pasado
domingo se nos propuso la lectura del final del capítulo cuarto del Evangelio
de Marcos y, en la lógica del sentido común, en este domingo se nos debería de
leer Marcos 5,1-20. Este relato no se nos leerá. La lógica eclesiástica no es
la del sentido común, sino otra lógica desconocida o interesada en no se sabe
qué interés. Lo sucedido en Gerasa, cuenta este Evangelio, lo vivió sólo Jesús
de Nazaret. Sus acompañantes se quedaron en la barca y en la orilla del
lago-mar de Galilea: “Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los
gerasenos. Apenas saltó de la barca…” (Mc 5,1-29). ‘Llegaron’ (plural,
ellos). Y ‘saltó’ (Jesús)…
Concluido
el suceso de Gerasa, cuenta el evangelista: “Jesús pasó de nuevo en la barca
a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente. Él estaba en la orilla
del mar. Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo…” (Marcos
5,21-22).
El relato
de Marcos 5,21-43 es una unidad narrativa, literaria y también teológica.
Literariamente hablando es una palindromía, una especie de ‘bocadillo
narrativo’:
A. 5,21-24:
la petición pública del judío Jairo a Jesús
B. 5,25-34: la decisión
secreta de una mujer ante Jesús y sus seguidores
A. 5,35-43:
La curación pública de la hija de Jairo por Jesús
En
la primera y la tercera parte de esta única narración se cuenta la misión que
lleva a cabo Jesús para que la hija del magistrado judío Jairo, con sus doce
años recién estrenados, comience a ser una mujer liberada del peso de la LEY,
de la esclavitud de la Sinagoga y de la obediencia a la Tradición. El alimento
de esta RELIGIÓN no da vida, sino que enferma y mata. Jesús llega a esta casa
de Jairo con la nueva vida del EVANGELIO. Todos contemplan esta nueva
evangelización: Jairo, su esposa, las gentes de la casa y los acompañantes del
seguimiento de Jesús que son aquí Pedro, Santiago y Juan. Fiarse de este Jesús
de Nazaret es desobedecer los dogmas de la Religión del dios de Moisés y de su
Templo.
En
la parte central de este relato se cuenta la decisión secreta de una mujer de
unos veintitantos años, los doce de la infancia más los doce de mujer adulta.
Es una de las muchas personas que acompañan a Jesús con la esperanza de ‘ver’ o
‘contemplar’ en directo el fenómeno del seguimiento de aquel judío laico de
Nazaret, desobediente explícito de la RELIGIÓN del dios de Israel. Desobediente
de las tradiciones y dogmas de la práctica cotidiana de los preceptos y
mandamientos que se predican desde el Templo de Jerusalén y de sus Sinagogas.
Esta mujer lleva doce años experimentando la impureza pecadora y
deshumanizadora de sus menstruaciones. Los sacrificios que le impone su
Religión judía no acaban con la fuente de su mancha y de su pecado. Esta mujer
descubre que en la Buena Noticia de Jesús de Nazaret no existe el pecado de la
impureza y pide, muy sigilosamente, ser aceptada en la casa del Evangelio del
Galileo. El mismo Jesús le dice: Tu fe te cura, te limpia, te perdona, te
libera, te humaniza…
No
se sabe quién fue esta mujer, pero seguramente estaba entre aquellas mujeres
seguidoras de Jesús de las que se habla en este Evangelio desde Marcos 15,33
hasta 16,8. Ésta fue, sin lugar a dudas, una de aquellas mujeres que
comprendió en qué consistía la EVANGELIZACION que proclamaba y vivía Jesús de
Nazaret. Y ella nos lo ha compartido. Carmelo Bueno Heras. Madrid, 30
de junio de 2024.
CINCO MINUTOS semanales con el Evangelio de
Marcos entre las manos para leerlo y meditarlo completo y de forma ordenada, de
principio a fin. Semana 31ª (30.06.2024): Marcos 8,31-9,1
Jesús de Nazaret =
Evangelio = Camino
Recuerdo
el comienzo del texto comentado la semana pasada: “Salió Jesús con sus
discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo y por el camino les hizo una
pregunta…” (8,27). Quiero que se recuerde a partir de ahora la
palabra ‘camino’. Camino, creo modestamente y la escribo con mayúscula,
es tan importante en la narración de este Evangelio como ya lo ha sido la
palabra ‘Galilea’ desde 1,14 hasta aquí. Y junto a la palabra ‘Galilea’ y la
palabra ‘Camino’ habrá que tener muy en cuenta la palabra ‘Jerusalén’, sobre
todo desde el comienzo del capítulo undécimo: “Cuando se aproximaban a
Jerusalén…” (11,1).
Galilea
(1,14 hasta 8,30), Camino (8,27 hasta 10,52) y Jerusalén (11,1 hasta 16,8) son
tres lugares de la geografía de Israel. En estos tres lugares, según este
primer Evangelio, Jesús habla y actúa siempre acompañado de personas como los
doce, los seguidores, las gentes en general y, sobre todo muy especialmente
desde el comienzo y sin abandonarlo nunca, mujeres (15,40 hasta 16,8), María
Magdalena y otras muchas.
Me
arriesgo a minimizar la información para que se recuerde siempre como si fueran
titulares de un telediario del evangelio: Galilea es la tierra en la que
Jesús anuncia la buena noticia del llamado reino de dios. Camino es la
ruta por la que Jesús sube desde el norte de Galilea hasta la capital Jerusalén
en las tierras del sur o región de Judea. Jerusalén es la ciudad del
templo donde habita el Dios de Abrahán, Moisés, David, Salomón, Ezequiel,
Daniel... de Israel. Dicho a mi manera para entenderme: Un galileo y laico
llamado Jesús de Nazaret sube, por el camino llamado de los galileos, desde su
tierra hasta Jerusalén para encontrarse con el clero de su religión de la ley y
el templo. Por ese Camino, este Jesús explica qué es ser mesías para él.
El
texto que ahora me invita a escribir y comentar es el inicio de la primera
etapa de este Camino que recorre Jesús y que es el propio Jesús: “Empezó
Jesús a enseñarles (a ellas y ellos que le seguían y le habían ‘divinizado
como el MESIAS’) que él tenía los días contados porque en cuanto se llegue a
Jerusalén lo van a apresar, juzgar, condenar, ejecutar, crucificar y sepultar” (8,31ss).
Constatar esto no es nuevo. Ya lo había anticipado esta narradora que es María
Magdalena en 3,1-6. Y como nadie se lo acabó de creer hasta que sucedió, lo
volverá a repetir en 9,30-32 y en 10,32-34.
La
narradora del relato nos va a presentar a este su Jesús de Nazaret a quien
conoce bien como la persona que explica con paciencia ilimitada, con claridad y
con inmensa ternura que su mesianismo no es el que esperan cada uno de cuantos
le siguen. Esta enseñanza de Jesús o su catequesis sobre su identidad de Mesías
acabará en el más absoluto fracaso. Es más, la persona que le proclamó ‘el
Mesías’ es Pedro. Y la manera de pensar, creer y esperar de este Pedro es lo más
opuesto a cuanto piensa, cree y espera Jesús. Jesús, dice este Evangelio aquí,
que Satanás, el que se le atraviesa en el camino de su vida, no es otro que el
mismo Pedro.
Y,
¿Pedro fue nombrado ‘papa’ por el mismísimo Jesús? Será en otro lugar de su
vida o en otro Evangelio. Aquí, en este Evangelio de María Magdalena, desde
luego que no. ¿De dónde surgió esa institucionalización del papado? De Jesús de
Nazaret, no. Sólo de Pedro y de los suyos.
Carmelo
Bueno Heras. En Madrid, 25 de junio de 2017.
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