Fuegos y juegos.
Hemos llegado a la víspera
del 24 de junio. Mañana será siempre un nuevo HOY. Hoy, en la víspera de mañana, será la noche de
san Juan. La noche de las hogueras, entre otros acontecimientos. Y
alrededor del fuego toda suerte de actividades que la mente de los humanos se
atreve a imaginar. Sin esta realidad de la noche y de sus fuegos y juegos no se
comprenderían muchas realidades personales y sociales que los humanos
compartimos, seamos de la nación o cultura que seamos.
La naturaleza de nuestro
cosmos es así en días tan señalados. Es cierto que hoy tendrá veinticuatro
horas como cada día, pero se trata de un día distinto. Parece ser que la
primavera se hace a un lado para permitirle el paso al verano. Todo sigue en su
sitio, pero parece que todo lo vemos de muy distinta manera.
¿Nos atreveremos a ver que la
guerra se hace a un lado y deja que pase la paz?
¿Nos atrevemos a ver que el poder
de la ostentación se hace a un lado y deja que pase la sonrisa de la sencillez?
¿Nos atrevemos a ver que la
omnipotencia de lo divino y de sus dioses se hace a un lado y deja que pase la
naturalidad de lo humano?
¿Nos atrevemos? ¿Lo queremos?
¿Lo deseamos? ¿Lo iluminamos?
En nuestras manos está y el
tiempo del fuego y del juego nos invita a participar... La noche de sanjuán: a
soñar despiertos junto al fuego y mientras jugamos a vivir. Preparar hogueras,
encender hogueras, contemplar hogueras, alimentar hogueras, saltar hogueras y
dejar que el fuego caliente, ilumine y queme... con el travieso e infantil
juego de sus llamas.
Así se prepara el camino para
el nuevo HOY del Mañana que será siempre el verano.
Dicho ya lo que queda escrito
no quiero alargarme más y añado solo, a este juego del fuego, las siete
siguientes advocaciones de María con su correspondiente jaculatoria. Lo
apuntado desde Jesús de Nazaret, me lo voy aplicando lentamente y con serenidad
a las advocaciones de su señora madre, la esposa del señor José:
141. Nuestra Señora la Virgen
de la Cruz
142. Nuestra Señora la Virgen de los Olmos
143. Nuestra Señora la Virgen de los Peligros
144. Nuestra Señora la Virgen de los Remedios
145. Nuestra Señora la Virgen de los Reyes
146. Nuestra Señora la Virgen de los Rosales
147. Nuestra Señora la Virgen de Nuria
. Mi jaculatoria: Que me devuelvan a la señora María.
Y añado también: Vive Jesús en nuestros corazones. Siempre.
A continuación se encuentran
los comentarios del Evangelio del domingo 23 de junio de 2024.
Carmelo Bueno Heras
Domingo 12º del Tiempo
Ordinario B (23.06.2024): Marcos 4,35-40. espiro, vivo y sigo escribiendo
CONTIGO:
Aprender a increpar
El relato
del Evangelio que me corresponde comentar para el domingo día 23 de junio es Marcos
4,35-40. Y este texto comienza así: “Este día, al atardecer, les dice
Jesús de Nazaret a sus acompañantes: Pasemos a la otra orilla” (Marcos
4,35).
‘Este
día’ se refiere al día en que, según este primer biógrafo, Jesús se pasó
contando parábolas a la muchedumbre de seguidores que le acompañaba. Esto
sucedía en las orillas del mar de Galilea. Jesús estaba en una barca en el mar.
Esto es lo que ya leímos y escuchamos y meditamos el domingo pasado. Imaginamos
que además de hablar, tanto el propio Jesús como sus oyentes, dedicaron un
tiempo para comer. Nada de esto se nos dice o cuenta…
Justamente,
‘al atardecer’ de aquel día, Jesús toma la decisión de ‘pasar a la
otra orilla’ del mar. Es decir, abandonan la orilla occidental del mar de
Tiberíades para llegar a la orilla oriental, como se nos dice textualmente en
el relato: “Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos”
(Marcos 5,1). Lo que va a ocurrir en esta orilla oriental a la que acaban de
llegar no lo sabremos, porque en las celebraciones del domingo día 30 de junio
no nos lo van a leer. Y a lo largo de este año dedicado a la lectura de Marcos,
tampoco. Recuerdo esto aquí ahora por una sola razón: Mi buen amigo Alejandro
le tenía un cariño especial a este relato de Marcos 5,1-20. Desde el pasado año
2016, que dejó esta tierra en la que vivo y pasó al ‘otro lado’ en el Huerto de
los Callados, ha tenido tiempo para enterarse bien de todo cuanto nos dejó
escrito el Evangelista y sus intenciones más secretas… En todo este tiempo no
ha regresado de su silencio y sigo esperando con la certeza de que su silencio
nunca se romperá. Y me quedaré sin saber lo que nos dijo o quiso decir este
Evangelista. Imagino, imagino…
Y también
imagino esa ‘tempestad’ que se despertó en aquel atardecer de Galilea y que la
mano narradora de Marcos 4,35-40 nos indica que el propio Jesús de Nazaret
dormía en la barca mientras ésta hacía aguas por todas partes ante la portentosa
ostentación de bravura de la tempestad. Y ante tal poderío siempre me sorprende
aquello que el narrador o narradora nos han dejado constatado al ser despertado
Jesús. Éste ‘increpó al viento y dijo al mar’: Calla, enmudece’. Y me sorprende
porque este actuar del Jesús de Marcos ya me resulta familiar y recuerdo que en
1,25 ya ‘increpó’ al espíritu inmundo de la sinagoga de Cafarnaún.
Adelanté
el domingo pasado que este Evangelista nos habla del MAR DE GALILEA como la
presencia del MAL. Y ahora comprendo el embravecimiento de este MAR como el
embravecimiento del MAL. Y comprendo también el MAL embravecido en los adentros
del endemoniado en la sinagoga de Cafarnaún. ¿Qué o quién es este MAL
EMBRAVECIDO?
¿Qué o
quién es este MAL? El poder deshumanizador, todo poder que atemoriza, esclaviza
y deshumaniza, el poder absoluto… ¿La guerra, el hambre, la religión
divinizada, la obediencia ciega, el dinero sin entrañas…? Probablemente. Según
el relato del Evangelista, quienes acompañaban a Jesús en la barca por el mar
habían comprendido que el reino de dios de las parábolas era esa semilla que
crece dentro de cada uno y que nos hace sentirnos bien con quienes compartimos
la experiencia de vivir. Esta semilla sembrada fue el origen de la bravura del
mar-mal que viaja también en nuestros adentros. Acoger esta semilla del reino y
cuidarla y compartirla, ¿nos produce embravecimientos deshumanizadores como así
lo experimentaron al ‘no’ desembarcar (Mc 5,1-20)? Aprender a INCREPAR es una
buena noticia del EVANGELIO.
Carmelo Bueno Heras. En Madrid, 23 de junio de 2024.
CINCO MINUTOS semanales con el Evangelio de Marcos entre las manos para
leerlo y meditarlo completo y de forma ordenada, de principio a
fin. Semana 30ª (23.06.2024): Marcos 8,27-30.
La tentación de
divinizar a Jesús de Nazaret
Este
texto de Marcos 8,27-30, según mi modesta crítica lectura de creyente, es el
cerebro del Evangelio que escribió María Magdalena (leer ahora el texto que
empieza en Marcos 15,33 y que acaba en 16,8). Esta mujer, posiblemente más acompañada
que en solitario, se encontró con Jesús de Nazaret en la vida de éste, en su
mensaje, en las tareas que realizó en su pueblo de Nazaret, por su tierra de
Galilea y por el país judío sometido al dominio de la presencia de Roma y al
poder de Jerusalén y de su Ley, Templo y Sacerdocio.
Y
ante este hombre, un tal Jesús de Nazaret, tan de carne y hueso como tantos
hombres judíos, se preguntó en más de una ocasión ¿quién es éste? ¿Por qué hace
y dice todo cuanto le estamos viendo y oyendo? Y, sobre todo, ¿cómo es posible
que acabara sus días como un blasfemo injustamente apresado, condenado y
ejecutado en una cruz y sepultado? ¡Una persona como este hombre de Nazaret es
imposible que acabe en el silencio de la muerte! Yo lo he conocido y a mí no se
me morirá jamás. Ni a mí, ni a cuantos quieran ser y vivir como él vivió
y existió: “¿Quién dice la gente que soy yo?... Y según vosotros, ¿quién soy
yo?” (8,27-30).
Al
leer estas dos preguntas, ¿cómo olvidar lo que leíamos en el final de este
relato: “Buscáis a Jesús de Nazaret, el crucificado. Ha resucitado… Estuvo y
vivió en Galilea. Permanece allí. Buscadle allí. Allí lo encontraréis y veréis.
No tengáis miedo…” (16,6-8). Galilea, la redonda tierra alrededor de su
lago-mar, es ¡también! cada una de las personas que se encontró con aquel
Jesús, el judío y laico tan sorprendentemente novedoso, humanizado y liberado
como liberador y humanizador… Él fue aquella buena noticia que se esperaba. O,
la buena noticia, el Evangelio aquel del que hablaron algunos pocos profetas de
nuestro pueblo... ¡Y tan distinto!
Este
hombre -su persona, su vida, su mensaje, su misión- respiró con nosotros,
compartió su manera de ser y estar. Se nos apareció en cada día de su vida con
nuestras vidas y permanecerá en nosotros, dentro de cada uno. Siempre. Y esto
es lo que hemos vivido, y lo que nos hemos contado y escrito. Y así lo seguimos
haciendo mientras respiramos y cada vez que nos lo compartimos.
Junto
a esta realidad de la presencia viva de Jesús de Nazaret tan significativamente
luminosa existe y convive un peligro inmenso, una tentación seductora: la
divinización. Después de su acabamiento y en los días interminables de la
presencia desoladora de su ausencia comenzamos a sentirlo como el único, el más
bueno, el mejor, el más fuerte, el mesías, dios: “Pedro respondió: tú eres
el Mesías. Entonces, entonces, entonces… Entonces Jesús les ordenó
prohibitivamente que no dijeran nada de todo esto a nadie” (Marcos
8,27-30).
Los
especialistas dicen que estas palabras -sobre todo ese ‘les ordenó-prohibió’-
puestas en boca de Jesús son las mismas con las que se encaró frente al
enfurecimiento de la tempestad en el Mar-Lago (4,39): “Cállate. Enmudece”. Estamos
en el centro del Evangelio. Conocemos bien la mitad del relato. Nos queda por
leer la otra mitad. Y este trabajo no es otro que re-conocer a Jesús de Nazaret
en su humanidad sin caer en la tentación de hacerlo dios, el único. Ya lo
advirtió la narradora MM en la primera línea: “Evangelio de Jesús, mesías e
hijo de Dios”.
Carmelo
Bueno Heras. Madrid, 18 de junio de 2017.
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