sábado, 20 de julio de 2024

¡Cuánto me encantaría estar equivocado! - Domingo 16º del TO Ciclo B (21.07.2024): Marcos 6,30-34 y CINCO MINUTOS semanales con el Evangelio de Marcos (Semana 34ª (21.07.2024): Marcos 9,38-50 En el camino que es Jesús).

 ¡Cuánto me encantaría estar equivocado!  

Ahora que no toca hablar de 'este asunto', hablaré de 'él' para pasar desapercibido y sin pena ni gloria. La sinodalidad. Creo que ya está redactado y editado el documento que se estudiará en el próximo mes de octubre. En tres meses no hablaremos de otra cosa. En mis adentros me digo, meditando este asunto, que sinodalidad es diversidad. Cuanto más de lo uno, la diversidad, más de lo otro, la sinodalidad. ¿Están las mentes y los ánimos de las gentes de la Iglesia para atreverse a aceptar la diversidad? En nuestra Iglesia pesa como el plomo la estructura y mentalidad vertical y la diversidad sinodal debe ser estructura y mentalidad horizontal. Lo vertical es divino. Lo horizontal es humano. ¿Ambas realidades serán compatibles? En apariencia sí. Como lo son el agua y el aceite. Basta agitar ambas para que la apariencia nos engañe, porque al poco tiempo el agua y el aceite tenderán a ser y estar donde siempre estuvieron. Distintas sí, pero también distantes. Habrá ruidos sonoros de sinodalidad en los días de 'el Pilar' de octubre, pero antes de que escuchemos las campanadas del año nuevo mientras tomamos las uvas de diciembre los aires de la diversidad se habrán evaporado y todo volverá a ser como era. Cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa. Aquí paz, luego la gloria.

Imaginaré, por un momento, que esta sinodalidad diversa en nuestra Iglesia la aplicamos al asunto, dominical, por ejemplo, de la liturgia. Dudo que se implanten y que se arraiguen novedades sinodales diversas. Esta sinodalidad de la diversidad se quedará, como en los años anteriores a las mismas puertas de las iglesias de nuestra Iglesia. Y de esto serán, una vez más, responsables y testigos el sacerdocio y la mujer. ¿El agua y el aceite? Probablemente. ¡Cuánto me encantaría estar equivocado!

En estos días del verano del hemisferio del norte no estaría de más pararse un momento a contemplar el asunto de la 'señora María' con el Evangelio de la Buena Noticia entre las manos. Lo haré a mi manera, como ya lo practico desde hace semanas. Decido continuar el rosario mariano con las siete nuevas advocaciones de María con su correspondiente jaculatoria. Ya me va quedando menos camino para llegar a la última de tales advocaciones, la 366:

169. Santísima Reina y Virgen del Rosal

170. Santísima Reina y Virgen de Valtierra

171. Santísima Reina y Virgen del Magníficat

172. Santísima Reina y Virgen de la Luz

173. Santísima Reina y Virgen del Henar

174. Santísima Reina y Virgen de los Milagros

175. Santísima Reina y Virgen de las Mercedes

Mi jaculatoria: Que me devuelvan a la señora María.

Y también esta otra: Vive Jesús en nuestros corazones. Siempre.

Y nada más para este nuevo domingo del 21 de julio de 2024.

A continuación se encuentra, primero, el comentario del Evangelio propuesto desde el ámbito vaticano para las Eucaristías.

Y, en segundo lugar, el comentario del relato que nos correspondería proclamar si se leyera ordenadamente este Evangelio a lo largo de los cincuenta y dos domingos del año eclesiástico católico.

Carmelo Bueno Heras

 

Domingo 16º del TO Ciclo B (21.07.2024): Marcos 6,30-34. Respiro, vivo y sigo escribiendo CONTIGO:

COMPARTIR es…

En el tercer domingo de este mes de julio (día 21) se nos leerá en las celebraciones de la eucaristía un relato que comienza y acaba con estas palabras: “Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado… Y se fueron en la barca a un lugar solitario para descansar… Al desembarcar vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor y se puso a enseñarles muchas cosas…” (Marcos 6,30-34). Todo lo que precede a este relato (6,14-29) y todo cuanto sigue a continuación de él (Marcos 6,35-56) ¡¡¡¡¡¡¡nunca se nos leerá en este año eclesiástico dedicado a la proclamación del mensaje según este Evangelista!!!!!!! Insólito. Incomprensible…

Y tengo algo más que decir, o denunciar alto y claro. A partir del domingo día 28 de julio se nos tendría que leer el mensaje de Marcos 6,35ss cuando nos habla y describe los acontecimientos a propósito de la primera multiplicación de los panes y peces y otras varias ‘cositas más’. Todo esto es muy importante para comprender la tarea, ¡¡¡la misión evangelizadora!!!, de su Jesús de Nazaret por las tierras de la redonda Galilea del país de Israel.

En lugar de estos relatos del primer Evangelio sobre Jesús, la invisible y delicada mano manipuladora de nuestra iglesia santa y litúrgica nos va a leer y proclamar muy despacio y para que nos enteremos bien, a su manera, el capítulo sexto del Evangelio de Juan. Cinco domingos seguidos le va a dedicar esta liturgia católica a la multiplicación de los panes de aquel Jesús del cuarto Evangelio. Suelo escribir, muy intencionadamente, las expresiones ‘el Jesús de Marcos’ y ‘el Jesús de Juan’. ¿Son el mismo Jesús? Hablan y escriben del mismo Jesús, pero con tantas y tan claras diferencias que uno no puede pasarlas por alto sin más.

¿Por qué la liturgia eucarística y vaticana decide silenciar ciertos relatos de Marcos y reemplazarlos por relatos de Juan? Ante tales interrogantes nadie responde en esta casa de la Iglesia ya sea parroquial, diocesana, nacional, internacional y vaticana. Nadie. Sólo el silencio me resuena tan sonoro que no puedo dejar de denunciarlo tan insistentemente. Para esta tal iglesia de mi familia es más importante su autoridad sacerdotal que la serena libertad de la Buena Noticia de Jesús que llamamos Evangelio. Una vez más, pesa más la TRADICIÓN de la RELIGION que la LIBERTAD DEL EVANGELIO.

Confieso que estas constataciones son las que me han empujado desde mucho tiempo atrás a ser un leyente pensante de los CINCO EVANGELIOS (Los cuatro de Marcos, Mateo, Lucas y Juan a los que se debe añadir siempre el Libro de los Hechos) Y estos tales cinco libritos se les debe leer y contemplar en su biblioteca conjunta que es la Biblia y sus entornos de ayer, de hoy y del futuro. Y…, ¿no comentaré nada de ese puñado de versículos del Evangelio del 21 de julio?

Invito a que cada leyente tome en sus manos la Biblia y busque en ella Marcos 6,30-34 y lea despacio. Y si lo tiene a bien, hágase una sentada más prolongada en Marcos 6,34 e imagínese a aquel judío y laico Jesús de Nazaret que constata el hambre de las gentes de su pueblo y de su tiempo, hambre de sentido para vivir por sentirse abandonadas por sus pastores de sábados y sinagogas, de templo y de tradiciones, de sus SACERDOTES. Me imaginaré una vez más a este Jesús, que vive siempre en cada uno de nuestros corazones, y que a veces respira profundo y se decide a compartir, que es enseñar por su orden, qué es eso de la convivencia humana y humanizadora. Y esta tarea comienza siempre por COMPARTIR, en esta cultura mediterránea, el PAN y el VINO. Carmelo Bueno Heras. Madrid, 21 de julio de 2024.

 

CINCO MINUTOS semanales con el Evangelio de Marcos entre las manos para leerlo y meditarlo completo y de forma ordenada, de principio a fin. Semana 34ª (21.07.2024): Marcos 9,38-50

En el camino que es Jesús 

Recuerdo que la narración de los acontecimientos de la llamada ‘segunda etapa del Camino’ comenzaba en Marcos 9,30: “Iban caminando por Galilea… e iba [Jesús] enseñando a sus discípulos”. Dije ya que se trataba de un ‘camino’ físico o material que se recorría desde la región norteña de la Galilea hasta la ciudad de Jerusalén, en el sur del país de los judíos (ver Marcos 10,1). Y este ‘camino’ es también el diálogo (‘el camino de la palabra’) que se va tejiendo entre las personas que comparten la misma humana experiencia de vivir.

En este tan peculiar ‘camino’ que nos está brindando la generosidad de su Evangelista encontramos un hecho, en apariencia poco transcendente, pero con unas consecuencias o dimensiones revolucionarias inimaginables para quienes se interrogan por las relaciones entre las gentes, las religiones y los pueblos. Transcribo literalmente: “Juan dijo a Jesús: Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros. Hemos tratado de impedírselo porque no viene con nosotros” (Marcos 9,38).

Me quedaré con las ganas de saber, María Magdalena, si este Juan del que escribes en este texto es el mismo Juan que se solía sentar cerca de Jesús mientras comíais como se cuenta en el cuarto Evangelio (Juan 13). ¿Pudo este Juan escribir ese llamado ‘Evangelio de Juan’? ¿No era este Juan que habla abiertamente con Jesús, como nos cuentas, el hermano de Santiago a quienes conocíais con el nombre de los ‘atronadores’ por sus atrevidas y beligerantes actitudes frente a quienes eran de diferente, lengua, raza, cultura o religión? ¿No estuvo presente en la luminosa, transparente y muy reciente experiencia de la transfiguración? (Mc 9,2-8).

Según voy caminando por los senderos de tu relato sobre Jesús voy comprendiendo mejor que este Juan es el mismo del que hablas en Marcos 1,16-20 y del que describes como uno de los pescadores del Lago-Mar de Galilea. Por lo que acabas de contarnos en 9,38-40, este Juan no ha comprendido aquello de ‘pescar hombres’ para lo que le había llamado tu Jesús de Nazaret. Nos acabas de confirmar que en vez de ‘pescar-liberar personas’ lo que acabas de constatarnos es que este Juan es un excluidor de aquellas personas que no pertenecen a su círculo, grupo, partido, asociación, gremio, club, cofradía, institución, comunidad, equipo, bandera o hábito… Es un marginador de cualquiera que ‘no viene con nosotros’. 

Un poco más adelante en tu relato, Marcos 10,35-40, vuelves a hablar de este mismo Juan y de sus mismas pretensiones de privilegios y de poderes. Pretensiones que, en el tramo final del camino del seguimiento de Jesús, han arraigado como un virus entre los llamados ‘Doce’. ¿También vosotras, las mujeres del seguimiento, pretendíais ser las primeras y las más importantes?

Ahora voy comprendiendo las razones por las que hubo tanto sueño en aquella noche del huerto (Marcos 14,32-52), tanto abandono de Jesús y tanta tristeza (o miseria) humana ante él. Muy lamentable. En cambio, qué sencillo es el decir y el actuar de Jesús de Nazaret que hablaba de compartir el agua y no hacer negocio con ella (9,41), que hablaba de ser esa sal que saborea y sana sin ser notada. Ser agua y ser sal de esta manera es tener y ser paz (9,42-50).

Carmelo Bueno Heras. Madrid, 16 de julio de 2017.

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