¿De dónde le viene esto a
éste?
Siete de julio: sanfermín. La
fiesta de Pamplona y del toreo. Y también, el comienzo de una novena muy
peculiar, la de la fiesta de la Virgen del Carmen, del Carmelo y de su
Escapulario. Por esta razón, y por otras que me guardo, comienzo la presentación
de los comentarios de este domingo siete de julio con la evocación de las
siete nuevas advocaciones de María con su correspondiente
jaculatoria. Ya me va quedando menos camino para llegar a la última de tales
advocaciones, la 366:
155. Santa Madre Virgen del Portillo
156. Santa Madre Virgen del Puerto
157. Santa Madre Virgen del Rosario
158. Santa Madre Virgen del Val
159. Santa Madre Virgen Guadalupana
160. Santa Madre Virgen María
161. Santa Madre Virgen del Mar
. Mi jaculatoria: Que me devuelvan a la señora María.
En este domingo tan especial
nos dejamos sorprender por el mensaje que leemos en el Evangelio de Marcos en
el comienzo de su capítulo sexto. Su Jesús de Nazaret está enseñando por las
sinagogas de sus tierras de Galilea. En uno de aquellos sábados este Jesús
parece estar enseñando asuntos novedosos, sorprendentes, llamativos,
provocadores... Las personas de la sinagoga, judíos varones adultos en su
mayoría, parecen estar 'descolocados'. No es posible que uno como nosotros,
varón judío y adulto, proclame lo que estamos oyendo y nadie se atreva a
denunciarlo. Y, esto, además, no es la primera vez que sucede.
Llueve sobre mojado. Las personas de aquella sinagoga y en aquel sábado
conocían a la perfección la vida y los hechos de aquel hombre de Nazaret. Y se
extrañaban de que hablara como le estaban oyendo hablar. ¿Quién es éste
que habla de estas cosas?
¿Estos hechos fueron así o se
los inventó el propio evangelista?
Cuando me hago esta pregunta
me quedo un buen tiempo en silencio. Nunca sabré separar lo uno de lo
otro. Leo de estas cosas en unos documentados comentaristas y constato que son
partidarios de aceptar que todo esto sucedió tal cual está escrito. En cambio,
existen comentaristas, tan documentados y sabios como los anteriores, que todo
esto se lo atribuyen a la capacidad creadora y creativa del Evangelista.
Y constato, una vez más, que
esto que me sucede a propósito de Jesús es tan semejante a lo que sucede con
las advocaciones de su madre María, se parecen como una gota de agua a otra gota.
Si se me ocurre atribuir tal o cual advocación de María a las
sagacidades narrativas de quien elaboró tal o cual leyenda hace
siglos ya remotos me dirán que soy incrédulo, como poco. Y me digo, la
tradición suele ser el primer paso para consumar una traición. Siempre se ha
dicho esto así, ¿por qué habrá que pensar que pudo ser de manera bien distinta?
¿Por qué?, por salud mental.
Dicho esto, y escrito, me
vuelvo a callar y vuelvo a recordar esa otra jaculatoria sobre Jesús que
coloco semana tras semana junto a la jaculatoria sobre su señora madre
María:
- Vive Jesús en nuestros
corazones.
- Siempre.
A este Jesús de Nazaret, que
me habita y en quien creo, le digo que me hable de nuevo de su vida y su
mensaje, aquí y para mí. Así lo seguiré haciendo sin dejar de pensar y de
escuchar.
A continuación se encuentran
los comentarios del Evangelio del domingo día 7 de julio de 2024.
Carmelo Bueno Heras
Domingo 14º del TO
Ciclo B (07.07.2024): Marcos 6,1-6. Respiro, vivo y sigo escribiendo
CONTIGO:
Aprender a enseñar… ‘La’ buena noticia
“Llegan
a Cafarnaún. Al llegar el sábado entró [Jesús] en la sinagoga y se puso
a enseñar” (Marcos 1,21-28). Según este primer biógrafo, su Jesús de
Nazaret comenzó la EVANGELIZACION en la sinagoga de un pueblo costero del mar
de Galilea llamado Cafarnaún. Más adelante en la narración de los hechos
de su acción evangelizadora podemos leer estas palabras: “Entró [Jesús] de
nuevo en la sinagoga y había allí un hombre que tenía la mano paralizada…” (Mc
3,1-6).
Las
consecuencias de esta proclamación de la Buen Noticia realizada por Jesús de
Nazaret no pueden ser más nefastas para este judío del norte llamado Jesús:
“los fariseos se confabularon con los herodianos contra Jesús para ver cómo y
cuándo eliminarlo”. La autoridad religiosa de la Ley, que son los fariseos, y
la autoridad política, que es Herodes y sus seguidores, han decidido callar, acabar
y matar a aquel Jesús porque su mensaje y tarea evangelizadora era herética y
blasfema. Más claro y explícito no se puede decir.
Por
tercera vez, los oyentes y lectores de esta primera biografía de aquel laico y
galileo del siglo primero de nuestra historia tenemos la oportunidad de
constatar lo siguiente: “Salió de allí [Jesús] y vino a su patria y
sus discípulos le siguen. Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la
sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada y decía ¿de dónde le viene
esto a este?… ¿No es este el carpintero, el hijo de María y hermano de
Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?...
Y [Jesús] se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del
contorno enseñando (Marcos 6,1-6).
Estamos
ya en el sexto capítulo de la primera biografía de aquel judío llamado Jesús de
quien seguimos hablando y escribiendo todos cuantos lo vamos deseando. Unos
hablan de él en palabras. Otros hablan de él en imágenes. Otros nos lo anuncian
con el sonido de las mil y una melodías. Aquel Evangelizador de las sinagogas
de Galilea se atrevió también a proclamar (alto y claro) su mensaje en la
primera y más divina sinagoga que era el único Templo de aquella RELIGIÓN
llamada judía. Aquel judío llegó hasta el Templo y allí EVANGELIZÓ lo que había
Evangelizado allá por donde pasaba. Hay que leerse ahora Marcos 11,1 hasta
12,44. Merece la pena realizar este ejercicio para aprender a enseñar cómo,
cuándo y por qué lo hizo Jesús de Nazaret. La Religión que este hombre aprendió
en casa de sus padres, en las sinagogas de su tierra y en el Templo de
Jerusalén quedó denunciada y desobedecida por los hechos y dichos de un hombre
que no se dejó iluminar por aquello en lo que no creía.
Aquel
hombre llamado Jesús de Nazaret, como vamos leyendo en la narración de su
primer biógrafo, contempló las dolencias y enfermedades físicas, sociales y
religiosas de las gentes de su alrededor y comenzó a curar tantas herida y
dolencias provocadas por la obediencia a la LEY del Dios de Moisés y de la
TRADICIÓN de todos sus dogmas. La inmensa mayoría de los contemporáneos de
Jesús no lo aceptaron por las razones que fueran. Decidieron seguir como lo
habían recibido y aceptado. El miedo es libre. La libertad también lo es.
Los tres
momentos evangelizadores de Jesús en las sinagogas y el cuarto y último en el
Templo son fuentes inagotables de humanidad humanizada y humanizadora.
Empezando por la Religión Cristiana en todas sus acepciones y siguiendo por las
demás confesiones religiosas y acabando por ti y por mí, todos necesitamos
aprender a ser evangelizadores, todos necesitamos aprender a enseñar, al menos
y no sería poca cosa, el arte de vivir sin herir. Eso es EVANGELIZAR.
Carmelo Bueno Heras. Madrid, 7 de julio de 2024.
CINCO
MINUTOS semanales con el Evangelio de Marcos entre las manos para leerlo y
meditarlo completo y de forma ordenada, de principio a fin. Semana 32ª
(07.07.2024): Marcos 9,2-29
Aprender a ser humanos y
no dioses
Recordamos
que la autora del llamado Evangelio de Marcos escribió en un momento de su
relato que ‘Jesús empezó a enseñarles que él tenía que…’ (Marcos 8,31).
Así comienza la primera enseñanza que este hombre de Galilea comparte con
quienes le siguen por el Camino que se inicia en Cesarea de Filipo, al norte de
la Galilea, justo por donde el río Jordán es más niño que nunca. Ya vimos en la
lectura anterior que esta primera enseñanza puesta en boca de Jesús de Nazaret
acabó en ‘desastre’. Porque desastre fue tener que llamar ‘Satanás’ a Pedro y
desastre fue tener que prohibir enérgicamente que se hablara de él como MESÍAS
(8,31-9,1).
Este
primer desastre de esta enseñanza-aprendizaje no es motivo para dejar de
enseñar. ¡Qué bien nos lo describe esta madre-autora del relato!: “Seis días
después toma Jesús a Pedro, Santiago y Juan y los lleva, a ellos solos, aparte,
a un monte muy alto…” (Marcos 9,2). Si a estos tres escogidos por Jesús se
les hubiera unido Andrés, el hermano de Pedro, podríamos decir que los cuatro
primeros varones llamados por Jesús (Marcos 1,16-20) son los más necesitados
del aprendizaje que el laico y galileo Jesús desea enseñarles. ¿Les tendrá que
volver a repetir que la tarea es ‘pescar hombres’ y no proclamar mesías y dios
a ningún ser humano?
Pero
ni Andrés ni ninguna de las muchas mujeres que permanecen en el camino iniciado
por Jesús están en la terna de tercos y duros aprendices de la misión de Jesús.
Al monte alto suben cuatro personas (Marcos 9,2-13) y al pie del monte se
quedan aquellas y aquellos que han decidido compartir experiencia de vida con
el hombre de Nazaret (Marcos 9,14-29).
Me
gustaría muchísimo preguntarle a María Magdalena si las cosas sucedieron tal
cual nos las ha contado ella o fueron de otra manera muy distinta, pero con el
mismo significado: la enseñanza y aprendizaje de lo que significa ser
‘mesías-pescador de hombres’ frente a ser ‘Mesías-Dios de todo poder’.
Según
puedo comprender en la lectura crítica del relato, ni los tres del monte ni
nadie de los que se quedaron al pie del monte alcanzaron a comprender la
enseñanza, la vida y la tarea de Jesús de Nazaret. Sin embargo, “todo es
posible para quien cree” (Marcos 9,33), dice bien alto, preciso, sencillo y
para todos este Jesús de Nazaret como ya lo había dicho y hecho en la sinagoga de
Cafarnaún (Marcos 1,21-28). ¿Se puede olvidar el lector de aquel mandato
imperativo contra el espíritu inmundo, impuro, de la sinagoga: “Cállate y
márchate de aquí’?
La
narración de la llamada ‘transfiguración de Jesús’ y ‘la curación de ¿un
endemoniado epiléptico?’ es la narración, le parece a mi sencillez de creyente,
de la experiencia humana de creer, acoger y proclamar al galileo de Nazaret
como Jesús o como Cristo. Es decir, como Jesús de Nazaret o como Cristo, el
Señor y Dios. Un hombre o un Dios. Y la tentación más humanamente frecuente fue
ese abrazo que la experiencia religiosa de los humanos hemos llamado
‘Jesucristo’. ¿Le oíste alguna vez, María Magdalena, llamarse así al propio
Jesús?
La
enseñanza de Jesús en el monte (sin el nombre de Tabor) y su enseñanza al pie
del monte es una y la misma: ¿Soy un hombre y prohíbo toda tentación de hacerme
Dios? (Marcos 9,9).
Carmelo
Bueno Heras. En Madrid, 2 de julio de 2017.
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