Agradecimiento
del padre Federico Lombardi, galardonado con el Premio Bravo de la Conferencia
Episcopal Española
(RV).- (Con audio) “La comunicación es en el fondo la vida del mismo Dios trinitario, su revelación en la historia, la misión del Hijo de Dios , que es Palabra de Dios, la misión de la Iglesia a través del tiempo, los continentes y las culturas, porque el Evangelio es buena noticia”. Con esta palabras el P. Federico Lombardi, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, agradeció el Premio Bravo que le ha sido conferido en Madrid por la Conferencia Episcopal Española, en ocasión de la conclusión de la Asamblea de los delegados diocesanos para los medios de comunicación social sobre el tema: “Portavoz y agencias de noticias: unir la institución y el público”.
Luego de recalcar que el haber recibido este premio es motivo de honra “por el servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores evangélicos”, el también Director de Radio Vaticana recordó que “la alegría de anunciar el evangelio, Evangelii Gaudium, es el espíritu con el cual hoy el Papa Francisco nos invita a renovar con entusiasmo la vida de la Iglesia, para comunicar más allá de los confines limitados, para llegar a las periferias no sólo geográficas sino existenciales”.
El padre Lombardi recordó además que para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el Papa nos ha invitado a leer la parábola del buen samaritano como la “parábola del buen comunicador”. “Porque quien comunica se acerca, se hace cargo de la persona humana que se encuentra en dificultad en el borde de la calle”. Por ello – continuó – “nuestra comunicación debe ser aceite perfumado para el dolor y vino bueno para la alegría, con la perspectiva de construir una verdadera cultura del encuentro”. La revolución de los medios de comunicación debe ser “un gran y apasionante desafío que necesita de nuestras energías y nuestra imaginación para transmitir a los otros el gusto de vivir y la belleza de Dios”.
Finalmente el portavoz vaticano recalcó que el premio recibido “es un compromiso para el futuro: servir a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores evangélicos”. Cada vez que miraremos el símbolo de este premio en nuestro ambiente de trabajo – concluyó – “nos acordaremos que esta es la misión que estamos llamados a cumplir con todas nuestras fuerzas y nuestro corazón, para ser dignos de nuestra vocación humana y cristiana y de su confianza”.
(CM- RV)
No hay comentarios:
Publicar un comentario