sábado, 28 de noviembre de 2015

San Saturnino de Tolosa - Beata María Magdalena de la Encarnación - Beato Bernardo de Hoyos 29112015

San Saturnino de Tolosa

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 San Saturnino de Toulouse, obispo y mártir
En Toulouse, de la Galia Narbonense, conmemoración de san Saturnino, obispo y mártir, que, según la tradición, en tiempo del mismo Decio fue detenido por los paganos en el Capitolio de esta ciudad, y arrastrado por las escaleras desde lo alto del edificio, hasta que, destrozados la cabeza y el cuerpo, entregó su alma a Cristo.

El santo de las canciones infantiles, san Serenín, es también el que da su nombre a una de las iglesias románicas más hermosas del mundo, Saint-Sernin de Toulouse o Tolosa del Languedoc, ciudad de la que fue el primer obispo.

La tradición le supone griego, nacido en Patras, pero naturalmente es un disparate creer que le bautizó san Juan Bautista, que fue discípulo de los apóstoles y que era uno de los que asistieron a la Santa Cena (hubo ciertos hagiógrafos no muy respetuosos con la cronología) Lo que sí es posible es que a comienzos del siglo III el Papa san Fabián le enviase a la Galia.

De su vida se sabe muy poco, pero se cree que misionó en su amplio territorio a ambos lados del Pirineo y que mandó a su discípulo Honesto para evangelizar Pamplona; también se cree que el propio san Saturnino visitó la capital Navarra y que fue maestro del san Fermín pamplonés.

Más seguras parecen las referencias a su muerte, en la época de la persecución de Decio: los sacerdotes paganos de Tolosa le atribuyeron el mutismo de sus ídolos, que habían dejado de emitir oráculos, y cuando el obispo pasaba cerca del templo de Júpiter la muchedumbre se apoderó de él y le ató a un toro que iba a ser inmolado. El animal echó a correr arrastrando al mártir.

En torno a sus reliquias se construyó primero una abadía y luego la basílica actual, que visitaban todos los peregrinos de Santiago, y así fue como su culto se extendió por España y todo el norte de Francia.





Oremos 
Dios de poder y misericordia, que diste tu fuerza al mártir San Saturnino, para que pudiera resistir el dolor de su martirio, concédenos que quienes celebramos hoy el día de su victoria, con tu protección, vivamos libres de las asechanzas del enemigo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo



Beata María Magdalena

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Beata María Magdalena de la Encarnación, virgen y fundador
En Roma, beata María Magdalena de la Encarnación (Catalina) Sordini, virgen, fundadora de las Hermanas de la Adoración Perpetua.
Nació en Porto Santo Stefano (Italia) el 16 de abril de 1770, en el seno de una familia fervientemente católica. Fue bautizada al día siguiente con los nombres de Catalina María Francisca Antonia. Creció en un ambiente impregnado de religiosidad ejemplar. Su padre, Lorenzo Sordini, promovió que en la iglesia parroquial se expusiera a la veneración pública, en circunstancias especiales, con espíritu de amor y reparación, el Santísimo Sacramento, como por ejemplo el jueves de carnaval. Así, desde su adolescencia, Catalina pasaba horas en adoración junto a Jesús sacramentado.

A los 17 años recibió una propuesta de matrimonio de parte de Alfonso, joven de posición acomodada que le regaló preciosas joyas. En una ocasión, adornada con ellas, al mirarse en un espejo se le apareció el rostro doloroso de Jesús crucificado que la invitaba a entregarse totalmente a él y le decía: "Catalina, ¿me abandonas por un amor humano?". En febrero de 1788 ingresó en el monasterio de las Terciarias Franciscanas de Ischia di Castro. Al vestir el hábito religioso tomó el nombre de sor María Magdalena de la Encarnación.

El 19 de febrero de 1789, jueves de carnaval, en el refectorio vio a "Jesús como en un trono de gracia en el Santísimo Sacramento, rodeado de vírgenes que lo adoraban" y oyó una voz que le decía: "Te he elegido para instituir la obra de las Adoratrices Perpetuas, que día y noche me ofrecerán su humilde adoración para reparar las ofensas y las ingratitudes de la humanidad e impetrar gracias y ayudas de mi divina misericordia". Aquel día se convirtió para ella en el "día de la luz". El 20 de abril de 1802 fue elegida abadesa, cargo que ocupó hasta 1807, cuando, siguiendo la voluntad de Dios que deseaba un nuevo instituto —y escritas las Constituciones—, se trasladó a Roma, con algunas hermanas y la bendición de Pío VII, para fundar el primer monasterio de las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento, en el convento de San Joaquín y Santa Ana, en Quattro Fontane. La fundación tuvo lugar el 8 de julio de 1807. Por iniciativa suya la iglesia se abrió a la adoración de los fieles laicos.

Gracias a su unión con Dios cada vez más íntima, a su gran espíritu de fe y a su intensa oración en tiempos muy difíciles, por la invasión de los franceses después de la Revolución, logró realizar muchas obras, en beneficio del monasterio y también de muchas personas que recurrían a ella. La madre María Magdalena profetizó al Papa Pío VII la deportación a Francia: "Pero no tenga miedo; nadie le podrá perjudicar y volverá glorioso a Roma". También llegó la cruz para las Adoratrices, en forma de supresión del instituto; y ella fue exiliada a Florencia. Caído el régimen napoleónico, en el año 1814 la madre volvió a Roma con algunas jóvenes florentinas y el 18 de septiembre de 1817 vistió el nuevo hábito religioso, que había visto en visión el "día de la luz": sayo blanco y escapulario rojo, símbolos del candor virginal y del amor a Jesús crucificado y eucarístico. El 10 de marzo de 1818 la Santa Sede reconoció oficialmente la congregación, que la madre María Magdalena puso bajo el patrocinio de la Virgen de los Dolores.

Murió el 29 de noviembre de 1824 en Roma, donde reposan sus restos. Fue beatificada por SS Benedicto XVI el 15 de abril de 2007. El instituto cuenta hoy con más de noventa monasterios esparcidos por todo el mundo.

fuente: Vaticano


Beato Bernardo de Hoyos

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Beato Bernardo de Hoyos, religioso presbítero
En Valladolid, beato Bernardo de Hoyos, religioso de la Compañía de Jesús y presbítero, que escribió amorosamente del Sagrado Corazón de Jesús.
ernardo Francisco de Hoyos (1711-1735) nació en Torrelobatón (Valladolid) y fue declarado Venerable por Juan Pablo II el 12 de Enero de 1996. Está considerado como el principal apóstol de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en España y, a pesar de sus pocos años de vida, puede considerarse un místico extraordinario. No escribió grandes obras, pues Bernardo de Hoyos falleció a los 24 años, pocos meses después de su ordenación sacerdotal. Solamente instrucciones y documentos espirituales, algunos sermones, apuntes, y varios centenares de cartas, posiblemente más de 200 de ellas a su director espiritual el P. Juan de Loyola.

Al fallecer Bernardo de Hoyos en 1735, el P. Juan de Loyola escribió un manuscrito titulado «Vida del V. y angelical joven P. Bernardo Francisco de Hoyos de la Compañía de Jesús» en el que relata la vida de Bernardo: Comienza por su nacimiento y primeros años en Torrelobatón (Valladolid), luego la vida de estudiante en Villagarcía de Campos y en Medina del Campo, la de estudiante de Teología en Valladolid, su ordenación sacerdotal, y su fallecimiento pocos meses después.

En mayo de 1733, cuando Bernardo tenía solamente 21 años y era estudiante de teología en Valladolid, tuvo conocimiento del culto al Sagrado Corazón de Jesús. Esto escribió Bernardo entonces: «Yo que no había oído jamás tal cosa, empecé a leer el origen del culto del Corazón de nuestro amor Jesús, y sentí en mi espíritu un extraordinario movimiento fuerte, suave y nada arrebatado ni impetuoso, con el cual me fui luego al punto delante del Señor sacramentado a ofrecerme a su Corazón para cooperar cuanto pudiese a lo menos con oraciones a la extensión de su culto».

Bernardo de Hoyos pedía que la devoción al Corazón de Jesús fuese conocida en España, como lo era en Francia y en otros países, y que hubiese la fiesta del Sagrado Corazón. Escribió Bernardo: «Dióseme a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mi sólo, sino para que por mi las gustasen otros. Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos, y pidiendo esta fiesta en especialidad para España, en que ni aun memoria parece hay de ella, me dijo Jesús: ‘Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes’ «.

El joven Bernardo quería extender el culto al Sagrado Corazón en España, en la América española y en todo el mundo. Ayudó a que se trajeron estampas de Roma, que luego se imprimieron también aquí. Pidió a su director espiritual el P. Juan de Loyola que escribiese un libro que se tituló «Tesoro escondido en el Sacratísimo Corazón de Jesús», ocupándose Bernardo de recaudar los fondos necesarios para su impresión (la primera edición del libro se hizo en Valladolid, en 1734, en la imprenta de Alonso del Riego, impresor de la Real Universidad). Se enviaron ejemplares a la Casa Real, a Obispos y Arzobispos, y a muchas partes de España y América. Numerosos Obispos y Arzobispos concedieron indulgencias a los que lo leyesen. Fue tal la difusión del libro «Tesoro escondido», que en pocos años se hicieron ocho ediciones en diferentes ciudades.

En relación a la primera edición del «Tesoro escondido», en la que tanto colaboró Bernardo, su director espiritual el P. Juan de Loyola relata lo siguiente: Cuando Bernardo de Hoyos se acercó a comulgar llevando bajo la sotana el primer ejemplar del libro, «... preguntó amorosísimo el Señor al H. Bernardo qué pedía a su Corazón en recompensa....; respondió el H. Bernardo que no pedía más que la extensión de su celestial culto y sus progresos en España y en toda la Iglesia. Pero sintiendo que deseaba el Señor le pidiese todavía alguna gracia especial para su librito del Tesoro, le suplicó humildemente se sirviese confirmar las gracias e indulgencias que los señores Obispos habían concedido a los que lo leyesen. Oyó el benignísimo Señor la humilde súplica de su siervo, y accediendo a ella, le respondió con un rostro de amor y majestad que su Corazón las confirmaba: mas, que los que leyesen este librito con buena intención, serían aprobados de su Corazón; el cual a todos concedía, entre otros, un don especial: a los pecadores, inspiraciones por medio de su lectura para salir de su mal estado; a los justos, mayores gracias y deseos de caminar a la perfección; a los perfectos, un amor purísimo y ardentísimo a su Corazón, en el cual sentirían sus deliciosísimas dulzuras».

En 1735, el P. Bernardo de Hoyos enfermó de tifus y tras una corta enfermedad, falleció en Valladolid el 29 de noviembre de 1735. Fue beatificado en Valladolid el 18 de abril de 2010.


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