EVANGELIO DEL DÍA
"¿Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida
eterna." Jn 6, 68
sábado
31 Diciembre 2016
7o
día de la Octava de Navidad
Fiesta de la Iglesia: Te Deum Laudamus - Accion de Gracias Santo(s) del día : Santa Catalina Labouré, Santo(s) del día
Santa Catalina Labouré
San Silvestre I Santa Donata de Roma Santa Columba de Sens San Zótico de Constantinopla Santa Melania de Jerusalem San Barbaciano de Ravena San Mario de Lausanne San Juan Francisco Regis Beato Alano de Solminihac Beata Josefina Nicoli Ver el comentario abajo, o clic en el título San León Magno : «Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros» Epístola I de San Juan 2,18-21.
Hijos míos, ha llegado la última hora. Ustedes oyeron decir que
vendría el Anticristo; en realidad, ya han aparecido muchos anticristos, y
por eso sabemos que ha llegado la última hora.
Ellos salieron de entre nosotros, sin embargo, no eran de los nuestros. Si lo hubieran sido, habrían permanecido con nosotros. Pero debía ponerse de manifiesto que no todos son de los nuestros. Ustedes recibieron la unción del que es Santo, y todos tienen el verdadero conocimiento. Les he escrito, no porque ustedes ignoren la verdad, sino porque la conocen, y porque ninguna mentira procede de la verdad. Salmo 96(95),1-2.11-12.13.
Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra; canten al Señor, bendigan su Nombre, día tras día, proclamen su victoria. Alégrese el cielo y exulte la tierra, resuene el mar y todo lo que hay en él; regocíjese el campo con todos sus frutos, griten de gozo los árboles del bosque. Griten de gozo delante del Señor, porque él viene a gobernar la tierra: Él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad. Evangelio según San Juan 1,1-18.
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a
Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo". De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre. Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. Leer el comentario del Evangelio por : San León Magno (¿-c. 461), papa y doctor de la Iglesia 1er sermón para la Natividad del Señor; PL 59,190
«Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros»
El Verbo, la Palabra de Dios, que es Dios, Hijo de Dios, «que estaba junto a Dios en el principio, por quien se hizo todo y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho», se hizo hombre para liberar al hombre de una muerte eterna. Se abajó hasta tomar nuestra pobre condición sin que disminuyera su majestad. Permaneciendo el que era y asumiendo lo que no era, unió nuestra condición de esclavos a su condición de ser igual a Dios Padre... La majestad se revistió de humildad, la fuerza de debilidad, la eternidad de mortalidad: verdadero Dios y verdadero hombre, en la unidad de un solo Señor «el único mediador entre Dios y los hombres» (1Tm 2,5)... Demos, pues, gracias a Dios, hermanos muy amados, a Dios Padre, por su Hijo, en el Espíritu Santo. Porque en su gran misericordia y amor hacia nosotros, se compadeció de nosotros. En Cristo nos ha devuelto la vida, queriendo que en él seamos una nueva creación, una nueva obra de sus manos (Ef 2,4-5; 2C 5,17)... Reconoce, cristiano, tu dignidad. |
sábado, 31 de diciembre de 2016
EVANGELIO DEL DÍA («Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros») San León Magno 31122016
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