25 de marzo: Nuestra Señora de la Encarnación
La imagen original de Nuestra Señora de la Encarnación fue dejada por un ermitaño franciscano en la zona y pasó luego a la iglesia principal, de la cual se fabricó luego una imagen peregrina, y es esa imagen más moderna la patrona de la ciudad de Encarnación de Díaz en Jalisco…
La imagen original es la que da nombre a la ciudad.
En lo que hoy es la ciudad de Encarnación de Díaz, en el Estado de Jalisco, gracias al manantial de agua y sus doce cedazos o filtros de piedra, surgió, en el año de 1650, Rancho Viejo, que fue un lugar de descanso para los viajeros del camino real México-Santa Fe. Este primer asentamiento propició que, en 1694, se creara el puesto del “Sauz de los Macías” enfocado a la producción de predominio pecuario.
El nombre de la localidad es en honor a una pequeña imagen mariana encontrada por un vaquero de la hacienda de San Miguel. El 18 de agosto de 1760 se fundó en El Sauz la “Villa de Nuestra Señora de la Encarnación de los Macías”, que surge debido a la necesidad de servicios civiles y religiosos. En 1823 se menciona a Encarnación como ayuntamiento; y en el decreto del 27 de marzo de 1824 ya se registra como Villa de Encarnación.
Según el decreto número 557, publicado el 26 de febrero de 1879, dispuso lo siguiente: “[...] Se concede el título de ciudad a la Villa de la Encarnación, que en lo sucesivo se denominará Encarnación de Díaz [...]”. De acuerdo a la versión del presbítero y doctor Don Agustín Rivera, se le puso este nombre en honor del padre de Porfirio Díaz; sin embargo, se conoce que fue en honor del Gral. Porfirio Díaz, por sus triunfos durante la intervención francesa.
HISTORIA DE LA IMAGEN
Cuenta la historia de esta región (“Encarnación de Díaz”) que, a mediados del siglo XVIII, habitaba en las mezquiteras un ermitaño del que nunca se dio a conocer su nombre. Este ermitaño portaba al cuello una pequeña caja de madera; en su contenido, se encontraba una pequeña imagen de la “Virgen María” en su advocación de la “Concepción”.
Después, no se supo más nada del ermitaño que, seguramente, era un misionero franciscano. Tiempo después, ocasionalmente, un vaquero encontró la caja donde se encontraba la imagen de la “Virgen” colgada a un huisache.
Este hombre acudió al administrador de una de las haciendas cercanas al lugar donde descubrió la imagen. Don Cristóbal Villaseñor de la hacienda de San Miguel de los Albas acudió a lugar, descolgó la cajita con la imagen y se la llevó a su casa.
Estando la imagen en poder de Don Cristóbal, al no encontrar al dueño de la misma, acudió al alcalde de la jurisdicción de Santa María de los Lagos (Lagos de Moreno) y le presentó la imagen; el alcalde le dijo que se quedara con ella y así fue.
En septiembre de 1753 estando ya construida una capilla en la hacienda de San Miguel de los Albas, el primer capellán, D. Isidro Rafael de Espino se hizo cargo de la pequeña imagen para exponerla al culto público. El capellán le colocó una peana, corona, media luna y un vestido nuevo para mayor presentación.
Esta imagen aún se venera en la capilla de la hacienda y, aunque no es la titular de la “Parroquia de Encarnación de Díaz”, tiene la gracia de ser la imagen original de donde se mandó elaborar una imagen peregrina que es la patrona de la ciudad.
La imagen peregrina (que en su momento lo fue y que ahora es la titular de la “Parroquia de Encarnación de Díaz”), sirvió para colectar limosna para la imagen original. Tiempo después, esta imagen se quedó en el poblado de Encarnación, de ahí el título de la gran Señora.
La imagen es pequeña, oscila entre los 40 y 50 centímetros de altura y fue elaborada a fines del Siglo XVIII. Su rostro es de facciones delicadas, se encuentra sonriente, su vestido y manto se encuentran en forma triangular como la mayoría de estas imágenes marianas; sus manos están juntas por lo que representa a la “Inmaculada Concepción” aunque su título sea el de la “Encarnación”.
DEVOCIÓN DE LA IMAGEN
La imagen no comenzó a tener devoción en la ciudad hasta que, siendo párroco el Sr. Cura D. Justino Ojona se dirigió al Arzobispo de Guadalajara, en aquel entonces D. Francisco Orozco y Jiménez, con una petición firmada el 10 de febrero de 1916, solicitando que la imagen de la “Virgen de la Encarnación” fuera declarada Patrona de la Parroquia. Después, por un decreto el 18 de febrero del mismo año, se declaró Titular y Patrona de la ciudad a “Nuestra Señora de la Encarnación”, celebrándose el 25 de marzo, festividad de la Encarnación del Señor.
Posteriormente, el Sr. Cura Plutarco Contreras, el 6 de junio de 1918, acudió de nuevo a Mons. Francisco Orozco y Jiménez, pero ahora, con la petición de la Coronación Diocesana para la imagen, a lo que el Arzobispado accedió gratamente.
Las fiestas de Coronación comenzaron con un quincenario en enero de 1922, y la coronación tuvo lugar el día 25 de enero. El Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez fue el encargado de llevar a cabo la celebración frente a una multitud que aclamaba a la Madre de Dios.
Para enero de 1972, se celebró con gran solemnidad el 50 aniversario de la Coronación Diocesana, terminando las celebraciones el 25 de enero, día en que se llevo a cabo el acto.
Aunque la fiesta de la Encarnación del Señor se celebra el 25 de marzo, a esta venerada imagen la celebran el 2 de febrero con mañanitas, misas, ejercicios vespertinos, peregrinaciones, fuegos de artificio, etc.
LA IGLESIA DE ENCARNACIÓN DE DÍAZ
En lo que hoy es la ciudad de Encarnación, existió un lugar de descanso para los viajeros que transitaban por el camino que venía de Michoacán para Zacatecas, propiciando, como mencionáramos más arriba, la fundación del poblado.
La situación de bienestar económico durante el porfiriato, impulsó a los hacendados y terratenientes hacia un auge constructivo que constituyó el perfil urbano de la ciudad en el eclecticismo imperante durante el romanticismo del siglo XIX. Para fortuna, se conservan 180 construcciones civiles y religiosas del Centro Histórico de la ciudad.
La “Iglesia Parroquial de la Encarnación” fue construída en estilo neoclásico, en mampostería y cantera. Se inició el 3 de octubre del año de 1791, por mandato del señor cura Gutiérrez Coronado.
La fachada tiene dos torres de tres cuerpos que ostentan columnas toscanas de media muestra y entablamentos movidos con dentículos triglifos y relieves vegetales rematando las torres en capulín.
Su portada principal tiene dos cuerpos y remate; en el primer cuerpo, se encuentra el acceso principal con clave, con querubín labrado; el segundo cuerpo, ostenta la ventana mixtilínea del coro, el imafronte es mixtilíneo con un nicho central con la escultura de la “Virgen de la Encarnación” como advocación de este templo. El imafronte remató con un enorme globo terráqueo labrado en cantera.
La imagen original es la que da nombre a la ciudad.
En lo que hoy es la ciudad de Encarnación de Díaz, en el Estado de Jalisco, gracias al manantial de agua y sus doce cedazos o filtros de piedra, surgió, en el año de 1650, Rancho Viejo, que fue un lugar de descanso para los viajeros del camino real México-Santa Fe. Este primer asentamiento propició que, en 1694, se creara el puesto del “Sauz de los Macías” enfocado a la producción de predominio pecuario.
El nombre de la localidad es en honor a una pequeña imagen mariana encontrada por un vaquero de la hacienda de San Miguel. El 18 de agosto de 1760 se fundó en El Sauz la “Villa de Nuestra Señora de la Encarnación de los Macías”, que surge debido a la necesidad de servicios civiles y religiosos. En 1823 se menciona a Encarnación como ayuntamiento; y en el decreto del 27 de marzo de 1824 ya se registra como Villa de Encarnación.
Según el decreto número 557, publicado el 26 de febrero de 1879, dispuso lo siguiente: “[...] Se concede el título de ciudad a la Villa de la Encarnación, que en lo sucesivo se denominará Encarnación de Díaz [...]”. De acuerdo a la versión del presbítero y doctor Don Agustín Rivera, se le puso este nombre en honor del padre de Porfirio Díaz; sin embargo, se conoce que fue en honor del Gral. Porfirio Díaz, por sus triunfos durante la intervención francesa.
HISTORIA DE LA IMAGEN
Cuenta la historia de esta región (“Encarnación de Díaz”) que, a mediados del siglo XVIII, habitaba en las mezquiteras un ermitaño del que nunca se dio a conocer su nombre. Este ermitaño portaba al cuello una pequeña caja de madera; en su contenido, se encontraba una pequeña imagen de la “Virgen María” en su advocación de la “Concepción”.
Después, no se supo más nada del ermitaño que, seguramente, era un misionero franciscano. Tiempo después, ocasionalmente, un vaquero encontró la caja donde se encontraba la imagen de la “Virgen” colgada a un huisache.
Este hombre acudió al administrador de una de las haciendas cercanas al lugar donde descubrió la imagen. Don Cristóbal Villaseñor de la hacienda de San Miguel de los Albas acudió a lugar, descolgó la cajita con la imagen y se la llevó a su casa.
Estando la imagen en poder de Don Cristóbal, al no encontrar al dueño de la misma, acudió al alcalde de la jurisdicción de Santa María de los Lagos (Lagos de Moreno) y le presentó la imagen; el alcalde le dijo que se quedara con ella y así fue.
En septiembre de 1753 estando ya construida una capilla en la hacienda de San Miguel de los Albas, el primer capellán, D. Isidro Rafael de Espino se hizo cargo de la pequeña imagen para exponerla al culto público. El capellán le colocó una peana, corona, media luna y un vestido nuevo para mayor presentación.
Esta imagen aún se venera en la capilla de la hacienda y, aunque no es la titular de la “Parroquia de Encarnación de Díaz”, tiene la gracia de ser la imagen original de donde se mandó elaborar una imagen peregrina que es la patrona de la ciudad.
La imagen peregrina (que en su momento lo fue y que ahora es la titular de la “Parroquia de Encarnación de Díaz”), sirvió para colectar limosna para la imagen original. Tiempo después, esta imagen se quedó en el poblado de Encarnación, de ahí el título de la gran Señora.
La imagen es pequeña, oscila entre los 40 y 50 centímetros de altura y fue elaborada a fines del Siglo XVIII. Su rostro es de facciones delicadas, se encuentra sonriente, su vestido y manto se encuentran en forma triangular como la mayoría de estas imágenes marianas; sus manos están juntas por lo que representa a la “Inmaculada Concepción” aunque su título sea el de la “Encarnación”.
DEVOCIÓN DE LA IMAGEN
La imagen no comenzó a tener devoción en la ciudad hasta que, siendo párroco el Sr. Cura D. Justino Ojona se dirigió al Arzobispo de Guadalajara, en aquel entonces D. Francisco Orozco y Jiménez, con una petición firmada el 10 de febrero de 1916, solicitando que la imagen de la “Virgen de la Encarnación” fuera declarada Patrona de la Parroquia. Después, por un decreto el 18 de febrero del mismo año, se declaró Titular y Patrona de la ciudad a “Nuestra Señora de la Encarnación”, celebrándose el 25 de marzo, festividad de la Encarnación del Señor.
Posteriormente, el Sr. Cura Plutarco Contreras, el 6 de junio de 1918, acudió de nuevo a Mons. Francisco Orozco y Jiménez, pero ahora, con la petición de la Coronación Diocesana para la imagen, a lo que el Arzobispado accedió gratamente.
Las fiestas de Coronación comenzaron con un quincenario en enero de 1922, y la coronación tuvo lugar el día 25 de enero. El Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez fue el encargado de llevar a cabo la celebración frente a una multitud que aclamaba a la Madre de Dios.
Para enero de 1972, se celebró con gran solemnidad el 50 aniversario de la Coronación Diocesana, terminando las celebraciones el 25 de enero, día en que se llevo a cabo el acto.
Aunque la fiesta de la Encarnación del Señor se celebra el 25 de marzo, a esta venerada imagen la celebran el 2 de febrero con mañanitas, misas, ejercicios vespertinos, peregrinaciones, fuegos de artificio, etc.
LA IGLESIA DE ENCARNACIÓN DE DÍAZ
En lo que hoy es la ciudad de Encarnación, existió un lugar de descanso para los viajeros que transitaban por el camino que venía de Michoacán para Zacatecas, propiciando, como mencionáramos más arriba, la fundación del poblado.
La situación de bienestar económico durante el porfiriato, impulsó a los hacendados y terratenientes hacia un auge constructivo que constituyó el perfil urbano de la ciudad en el eclecticismo imperante durante el romanticismo del siglo XIX. Para fortuna, se conservan 180 construcciones civiles y religiosas del Centro Histórico de la ciudad.
La “Iglesia Parroquial de la Encarnación” fue construída en estilo neoclásico, en mampostería y cantera. Se inició el 3 de octubre del año de 1791, por mandato del señor cura Gutiérrez Coronado.
La fachada tiene dos torres de tres cuerpos que ostentan columnas toscanas de media muestra y entablamentos movidos con dentículos triglifos y relieves vegetales rematando las torres en capulín.
Su portada principal tiene dos cuerpos y remate; en el primer cuerpo, se encuentra el acceso principal con clave, con querubín labrado; el segundo cuerpo, ostenta la ventana mixtilínea del coro, el imafronte es mixtilíneo con un nicho central con la escultura de la “Virgen de la Encarnación” como advocación de este templo. El imafronte remató con un enorme globo terráqueo labrado en cantera.
(fuente: forosdelavirgen.org)
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