domingo, 27 de marzo de 2022

Domingo 4º de Cuaresma C (27.03.2022): Lucas 15,1-3. 11-32.(El blasfemo Jesús fue un pecador y comilón) y CINCO MINUTOS con la otra Biblioteca de la BIBLIA entre las manos (Semana 18ª: 27.03.2022. Cita de: Yuval Noah Harari, 21 lecciones para el siglo XXI)

 

Sobre pérdidas y perdidas

El 27 de marzo está llegando. Es el primer domingo ya de la nueva primavera. La guerra sigue y las huelgas de los injustamente tratados también siguen. Pasó la calima y los días de la lluvia acabarán por limpiar la piel de la casa de esta tierra. Esto es, a vuela pluma, un apunte de la crónica de los hechos de la vida a vista de satélite, porque seguramente que a ras de suelo y del día a día, las cosas serán muy distintas y más complicadas: la luz, la compra, los carburantes, los transportes, las comunicaciones... ¡tantas cosas pequeñas como las dolencias o las fiebres de una gripe. ¿Ya no hay virus del covid, confinamientos, cuarentenas, aislamientos...? Por primavera, hasta las malas hierbas tiene flores de colores.

Hablaba la semana pasada en esta página de las parábolas que el Evangelista Lucas pone en boca de su Jesús de Nazaret. Entonces fue la parábola de aquel viñador y de su viña con su higüera. Y en esta nueva semana volvemos a escuchar otra parábola de este mismo Jesús y de su Evangelista.  Probablemente se trata de la parábola más conocida de uno y de otro, de Jesús y de Lucas.

Espero no haberme equivocado en lo que acabo de escribir y en lo que expreso más adelante en el comentario sobre aquel hijo pródigo y su propio padre. Se trata de una parábola. De Jesús de Nazaret y sobre Jesús de Nazaret. Y recomiendo muy encarecidamente que cada uno nos volvamos a leer completo el capítulo decimoquinto de este Evangelio lucano. Tal vez ya nos lo sepamos de memoria, pero de nuevo encontraremos novedades. Seguro. Y si no es así, recomiendo también que se lea el título que me han alumbrado las neuronas para esta ocasión. Creo que leerlo literalmente suena a escándalo de un malvado increyente. Para caer nuevamente en la cuenta de la provocación, lo vuelvo a escribir ahora y aquí tal cual se releerá en el frontispicio del comentario: "El blasfemo Jesús fue un pecador y comilón". Son palabras de los propios Evangelios.

Y añado algo más. Las gentes de la autoridad litúrgica parece que desean silenciar otras dos parábolas de este mismo Evangelista y en este mismo capítulo decimoquinto. Son las parábolas contadas en Lucas 15,4-10. La parábola de un hombre y la parábola de una mujer. El hombre era un pastor. Y la mujer una muy despierta administradora de su hacienda. Ambos actúan como lo haría o lo había hecho el propio Jesús de Nazaret. El tal pastor, la tal administradora y el tal Jesús andan muy contemplativos de la realidad en la que viven 'sus pérdidas o sus perdidas', ya se trate de cosas o de seres vivos. Nada ni nadie debe permanecer o pertenecer a 'lo perdido'. Y, sobre todo, ninguna religión debe ser la causa de ningún tipo de pérdida o de perdición. 

Que nos vayamos cada uno, tú y yo, acostumbrando a la provocación que es acercarse a Jesús y a sus parábolas...

A continuación se pueden leer los comentarios de esta semana.

     

Domingo 4º de Cuaresma C (27.03.2022): Lucas 15,1-3. 11-32. Así lo comparto CONTIGO: El blasfemo Jesús fue un pecador y comilón.

Hemos llegado al cuarto domingo de la Cuaresma que dicen los entendidos de la liturgia que se denomina ‘Laetare’ (alegrarse). Con la que nos está cayendo a todos en la realidad mundial no creo que sea oportuno decirnos esto de ¡alegrarse! Es muy triste que los humanos estemos dedicándonos a deshumanizarnos. O, tal vez, estemos encarnando aquello que más deseamos ser en lo más hondo de nosotros mismos: ser dioses, porque el poder -dicen- te hace dios.

Releo la cita de Lucas 15,1-3. 11-32, que corresponde al texto que se nos proclamará en la liturgia de la misa el domingo último del mes de marzo. Y como puede constatarse, nos quedaremos una vez más sin saber qué nos cuenta Lucas en 15,4-10. Una vez más nos quedaremos sin escuchar la parábola de un pastor de campo y de una mujer de su casa. Y creo que se trata de dos parábolas preciosas que nos dicen a sus lectores qué y cómo fue aquel Jesús de Nazaret, un judío y laico tan sorprendente como un pastor y una mujer del pueblo.

¿Qué consagrado celebrante de la eucaristía no hablará este domingo, en su misa, del Evangelio de aquel hijo pródigo y de su padre bueno (Lc 15,11-32)? Como bien se sabe, Lucas nos ha dejado escritas en este momento de su Evangelios tres parábolas que son la misma: “Les dijo esta parábola-ten parabolen” (15,3). Por eso sugiero que cada cual se lea Lc 15 completo.

Confieso que siempre que tengo que decir una palabra sobre este texto de Lucas no me suelo olvidar del comienzo de este relato: “Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para oírle, pero los fariseos y escribas murmuraban entre ellos y decían: éste acoge a los pecadores y come con ellos” (Lc 15,1-2).  

Tanto los unos (publicanos y pecadores) como los otros (escribas y fariseos) son los destinatarios directos y explícitos de las tres parábolas que Lucas puso en labios de su Jesús de Nazaret. Seguramente que la expresión ‘TODOS’ es una exageración consciente del Evangelista. Quiero pensar que no ‘todos’ los pecadores y los publicanos de entonces comieron con Jesús y escucharon sus enseñanzas.

Quiero pensar también que no ‘todos’ los escribas y fariseos desaprobaban que aquel galileo compartiera mesa y mantel con pecadores, gentiles y extranjeros. Quiero pensar más bien que Lucas nos está presentando, una vez más, a su Jesús de Nazaret como un consciente alterador de las tradiciones más arraigadas de la religión del Templo y del Sacerdocio que se creían impuestas por Yavé Dios de Moisés y del pueblo de Israel.

Que Jesús tome asiento, como solía hacerlo -con pecadores y publicanos y a comer y beber lo prohibido explícitamente- es una provocación blasfema y herética. Su comensalidad rompía tradiciones familiares, normativas sociales, credos y dogmas religiosos. Aquella conducta pública del judío y laico Jesús era un escándalo manifiesto y reiterado tanto para el orden social como para la institución religiosa. ¿Por qué Jesús escandalizaba así? Porque así lo quiso. Carmelo B. H.

CINCO MINUTOS con la otra Biblioteca de la BIBLIA entre las manos

Tú y yo, entre otras muchas actividades, solemos también leer. En ocasiones, quedamos sorprendidos por lo que leemos. Es más, y nos ocurre a veces, llegamos a pensar que lo que leemos nos hubiera gustado haberlo escrito nosotros mismos. Por esta sola razón, me he decidido a compartir CONTIGO, semana a semana, durante este año eclesiástico, 52 libros. Creo que, en la inmensa BIBLIA de todos los textos, como en el cuerpo de toda persona, ¡todo está relacionado!

Ahora, Semana 18ª: 27.03.2022. Cita de: Yuval Noah Harari, 21 lecciones para el siglo XXI, Debate, Barcelona, 2018, 399 páginas.

13. DIOS. No tomes el nombre de Dios en vano. ¿Existe Dios? Eso depende del Dios que el lector tenga en mente. ¿El misterio cósmico o el legislador mundano? A veces, cuando la gente habla de Dios, se refiere a un enigma grandioso e impresionante, acerca del cual no sabemos absolutamente nada. Invocamos a ese Dios misterioso para explicar los enigmas más profundos del cosmos [...]

En otras ocasiones, la gente ve a Dios como un legislador severo y mundano, acerca del cual sabemos demasiado exactamente qué piensa sobre la moda, la comida, el sexo y la política, e invocamos a este Hombre Enojado en el Cielo para justificar un millón de normas, decretos y conflictos. Se molesta cuando las mujeres llevan blusas de manga corta, cuando dos hombres practican sexo entre sí o cuando los adolescentes se masturban. Algunas personas dicen que a Él no le gusta que bebamos alcohol, mientras que según otras Él exige absolutamente que bebamos vino todos los viernes por la noche o las mañanas del domingo. Se han escrito bibliotecas enteras para explicar hasta el más mínimo detalle qué es exactamente lo que Él quiere y lo que no le gusta. La característica fundamental de este legislador mundano es que podemos decir cosas muy concretas de Él. Es el Dios de los cruzados y de los yihadistas, de los inquisidores, los misóginos y los homófobos. Es el Dios del que hablamos cuando nos encontramos alrededor de una pira encendida lanzando piedras e insultos a los herejes que están quemándose en ella.

Cuando a los creyentes se les pregunta si Dios de verdad existe, suelen empezar hablando de los misterios enigmáticos del universo y de los límites del conocimiento humano. La ciencia no puede explicar el big ban, -exclaman-, de modo que tiene que haberlo hecho Dios [...]

El eslabón perdido entre el misterio cósmico y el legislador mundano suele proporcionarlo algún libro sagrado. El libro está lleno de las normas más tontas, pero no obstante se atribuye al misterio cósmico. En teoría lo compuso el creador del espacio y del tiempo, pero Él se preocupó de iluminarnos sobre todo [...] todos estos libros sagrados fueron escritos por Homo sapiens imaginativos [...] ¿Quieres emprender la guerra contra tus vecinos y robarles su tierra? Deja a Dios fuera de la cuestión y encuentra otra excusa [...]

Cuando uso la palabra ‘Dios’, pienso en el Dios de Estado Islámico, de las cruzadas, de la Inquisición y de las banderolas ‘Dios odia a los maricones’. Cuando pienso en el misterio de la existencia, prefiero usar otras palabras, para evitar la confusión. Y a diferencia del Dios de Estado Islámico y de las cruzadas (al que preocupan mucho los nombres y sobre todo Su nombre más sagrado), al misterio de la existencia le importa un comino qué nombres le demos nosotros, los simios. Texto completo, en las páginas 220-222.

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