De nuevo, Religión y Evangelio
Pasó ya la fiesta del Pilar y
estamos instalados en el otoño. Atrás quedó el verano de estas tierras con su
pandemia de sol y de otras delicadezas como las celebraciones multitudinarias
de las fiestas de las Vírgenes de julio, agosto y septiembre. La apoteosis
mariana del verano. Y estando en estos devaneos de la mente y con la
ocupación entre las manos de presentar los comentarios del próximo 23 de
octubre, paseo mis ojos curiosos por el texto de un calendario ya del
año 2023. Leo así:
"La devoción mariana de
España tiene sus raíces en Zaragoza. La Virgen se apareció al
Apóstol Santiago y a ocho discípulos sobre un pilar la noche del 2 de
enero del año 40. A partir de ahí, la fe cristiana en España y su amor a la
Virgen resistió el paso demoledor de veinte siglos, a todas las herejías y a
todas las persecuciones. Miles y miles de mártires dieron su testimonio
por Ella, desde Diocleciano, pasando por la entrada de los visigodos, por
siete siglos de invasión musulmana, por la herejía protestante, o llevando
a cabo la epopeya mariana en América y Filipinas. La revolución francesa,
el comunismo y la actual crisis moral y espiritual de dimensiones apocalípticas
no han producido menos mártires y héroes ni arrancado la profunda devoción
mariana de España. Quieran o no reconocerlo o silenciarlo no hay nada en España
que tenga tanta popularidad y arraigo como la que se respira en sus 4.300
santuarios marianos, 4.741 cofradías y hermandades, así como en decenas de
miles de procesiones y fiestas religiosas".
Leo y callo. Contemplo y me
pregunto: ¿por qué razón o razones casi nada de todo esto se anticipa,
despierta o se constata en el mensaje de los cuatro Evangelios de nuestras
Biblias? La potente presencia de María, confesada en este "Calendario
Benéfico de la Familia 2023", no admite competencia con la sencillez de
vida, humanidad y mensaje del Evangelio de Jesús de Nazaret en donde tan
poquito se nos comenta, en este aspecto, sobre María.
Otra vez, una más, la
poderosa ostentación de la Religión contrasta con la naturalidad humana del
Evangelio. La competencia está servida: ¿Religión frente a Evangelio?
Jamás pretenderé una
guerrilla de comentarios del Evangelio para silenciar el clamor popular de la
Religión. Pero no dejaré de preguntarme siempre ¿qué es eso de Evangelizar? ¿Se
trata de sostener la eficacia pastoral de la religiosidad popular o, muy al
contrario, aprender a leer los Evangelios hasta dejarse empapar por el aire que
en ellos se respira? Todos hablamos de EVANGELIZAR, pero ¿cuándo ha sido la
última vez que nos leímos con sentido uno, dos, tres o los cuatro Evangelios
completos? ¿Leer esto y así es evangelizar? Sí, así se empieza ese camino y esa
tarea: leer cada Evangelio por orden y completo.Leerlo y contemplarlo
críticamente.
Probablemente,
podríamos estar hablando de estas dos palabras: RELIGIÓN y EVANGELIO,
hasta agotar las fuerzas del diálogo. Ojalá pudiéramos llegar a la claridad que
alcanzó aquel judío y laico de Galilea llamado Jesús de Nazaret que se
atrevió a dejar en la orilla del camino de su vida el proyecto de la Religión
de su tiempo y de su pueblo para dedicar lo mejor de su persona y de su vida a
la Buena Noticia de ser persona que acoge al otro como lo que es: 'un ser
humano".
A continuación se encuentra
el comentario del Evangelio del domingo 23 de octubre y la sugerencia de un
nuevo libro para esta 48ª semana del año de la Iglesia.
Carmelo Bueno Heras
Domingo XXX TO Ciclo C
(23.10.2022): Lucas 18,9-14 Vivir es orar. La oración es la vida. Me lo escribo CONTIGO.
“Dijo Jesús de Nazaret una parábola a algunos que se
tenían por justos y despreciaban a los demás: Dos hombres subieron al Templo a
orar; uno fariseo, otro publicano” (Lc 18,9-10). Recuerdo que esta parábola
es la continuación de una parábola anterior (Lc 18,2-8) contada por este Jesús
del Evangelista Lucas a quienes le preguntaban sobre ‘la oración’. Orar a Yavé
Dios era una de las tareas indispensables de las gentes de Israel que se
consideraban ‘justos’, como se precisa con claridad en el salmo uno del Libro
de los Salmos atribuido al mismísimo Rey David.
Una
condición para ser ‘hombre justo’, según el pensar y creer de la RELIGION de la
Ley de Moisés y del Templo de Jerusalén es despreciar a ‘quien no lo es’. Y de
este desprecio surge la nueva parábola de este Jesús de Nazaret, laico y judío
sin sinagoga propia.
En
la primera línea de separación entre una persona justa y otra que no lo es se
encontraban los no judíos, los extranjeros fueran de la nación que fueran:
samaritanos, griegos, romanos, asirios, egipcios, nabateos, hititas, amorreos,
cananeos… ¡todos, publicanos y pecadores! Y como tales, por ejemplo, tienen su
sitio asignado en el espacio del Templo de Jerusalén. Sitio alejado del lugar
santísimo de la presencia del Dios Yavé. Este espacio se llamaba en tiempos de
Jesús ‘atrio de los gentiles’.
En
cambio, los justos se encontraban en el lugar donde su Dios habita, habla, ve,
escucha, bendice, perdona y llena de toda suerte de gracias y de peticiones cumplidas
a quienes se mantienen fieles a la Ley. Estas personas, hombres y justos,
tienen su propio espacio en la estructura del Templo de Jerusalén y se llamaba
‘atrio de los sacerdotes’ en cuyo centro se encontraba el altar de los
sacrificios situado al pie de la escalinata que daba acceso al Templo con su
lugar santo y su santo de los santos.
Esta
parábola de Jesús, sólo contada por el Evangelista Lucas, se la proclama a
quienes caminan en su compañía mientras suben de Galilea a Jerusalén. En ese
camino, en poblado o en despoblado, nadie puede saber lo que imaginaba el
narrador Lucas, Jesús invita a contemplar la escena del buen hombre justo y del
buen hombre samaritano. Ambos en su lugar asignado por la normativa religiosa y
litúrgica. Ambos conscientes de su ejercicio espiritual. Ambos practicantes de
la oración en la que creen, según su fe.
Y
ambos cuentan al Dios del Templo, en su manera de practicar la oración, qué han
hecho o hacen de manera habitual. Ambos se confiesan abiertamente con su Dios.
Esta oración de uno y de otro consiste en la exposición de los hechos de su
propia vida. La oración es la vida o, si se expresa de manera activa, vivir es
orar.
La
oración del hombre de la RELIGION es la exposición de todos sus méritos
manifestada en el fiel cumplimiento de los preceptos establecidos. La oración
del publicano consiste en reconocer su humanidad pecadora. Tal vez, una
humanidad definida como pecadora por las propias orientaciones de una Ley que
se le atribuye a un Dios interesado.
Ante
estas realidades, a la vez humanas y religiosas, expresadas en la práctica de
la oración, este Jesús de Nazaret del nos presenta el Evangelista no permanece
indiferente. No se identifica con el cumplidor legal considerado justo, sino
que se reconoce en la vida y actitudes del varón publicano. Esta elección de
Jesús es, como poco, provocativa. Carmelo Bueno Heras
CINCO
MINUTOS con la otra Biblioteca de la BIBLIA entre las manos. Tú y yo, entre otras muchas actividades, solemos
también leer. En ocasiones, quedamos sorprendidos por lo que leemos. Es más, y
nos ocurre a veces, llegamos a pensar que lo que leemos nos hubiera gustado
haberlo escrito nosotros mismos. Por esta sola razón, me he decidido a
compartir CONTIGO, semana a semana, durante este año eclesiástico, 52 libros.
Creo que, en la inmensa BIBLIA de todos los textos, como en el cuerpo de toda
persona, ¡todo está relacionado!
.
Ahora, Semana 48ª: 23.10.2022: Cita de C. Mesters – I. Storniolo, Historias de
Rut, Judit y Ester. Introducción a tres libros del Antiguo Testamento, San
Pablo, Madrid, 1996, 208 páginas.
Prólogo. Más de un lector se podrá preguntar: ¿Por qué reunir en un mismo
volumen tres libros que aparecen separados en el Antiguo Testamento? ¿Es por el
hecho de que sus protagonistas son mujeres? ¿O porque están dentro de los
llamados ‘libros históricos’? ¿Acaso debido a que su género literario se acerca
al mundo de los cuentos o relatos populares?
Pues
en parte sí y en parte no […] Estas tres historias tienen una raíz común, un
hilo conductor que las atraviesa y un vínculo que las une. La raíz común de la
que nacen es el pueblo […] El hilo conductor es la intención con que han sido
compuestos […] El vínculo es la presencia de un Dios que no abandona a su
pueblo, sino que lo acompaña en todos sus avatares […]
Este
libro es, al mismo tiempo, un libro sencillo y atrevido. Es sencillo porque no
pretende ser un comentario profundo a los libros de Rut, Judit y Ester, sino
que quiere ofrecer una clave de lectura […] Pero también es una propuesta
atrevida, porque invita a leer los libros con los pies puestos en la tierra de
la existencia […]
PRIMERA
PARTE. Cómo leer el libro de Rut. Pan, Familia, tierra […] El libro de Rut nos
cuenta la historia de dos viudas pobres, Noemí y Rut. Es una historia breve y
entrañable, de lectura muy agradable. ¡Es casi un poema! Parece una historia
ingenua, una novelita, inventada para distraer al pueblo y hacerlo dormir. Lo
parece, pero no es así. Es una historia muy sutil, inteligente, llena de
sorpresas, desde el principio hasta el final, narrada por una persona que sabía
cómo transmitir su mensaje.
¿Cuál
es el mensaje del libro de Rut?
Carlos,
del Movimiento Familiar Cristiano, después de leer el libro de Rut, dijo: ‘Este
libro tiene unos consejos muy buenos para nosotros, los casados’. La señora
Carmela, que preside la Asociación de Vecinos del Barrio, leyó el libro y
comentó: ‘Noemí y Rut supieron movilizar a la gente para conseguir que se
respetaran sus derechos ante los tribunales’. Luis, que trabaja en un
establecimiento de ventas de materiales de construcción, hizo el siguiente
comentario: ‘El libro de Rut es un verdadero descanso que Dios da a la gente en
medio de las agitaciones de esta vida moderna. María, que lleva una vida muy
pobre y llena de sufrimiento, después de leer el libro llegó a esta conclusión:
‘Dios es el que da la alegría y el que manda el sufrimiento. ¡Sólo pide a la
gente que se conforme!’. Mario, del Movimiento Rural, leyó las páginas de Rut y
sacó la siguiente conclusión: ‘Este libro muestra cómo tiene que luchar la
gente por su tierra’. A algunas personas que no les gusta luchar lo leyeron y
dijeron: ‘Hay que tener confianza en Dios y dejarlo todo en sus manos. Al
final, todo va a salir bien’. Juan, un funcionario jubilado, que lee la Biblia
sólo para aumentar sus conocimientos, dijo: He aprendido algo que antes no
sabía: la bisabuela de David era una extranjera’. Sorprende que la
lectura de un libro tan pequeño pueda llevar a interpretaciones tan diversas
[…]
SEGUNDA
PARTE. Cómo leer el libro de Judit. La viuda que salvó a su pueblo […]
TERCERA
PARTE. Cómo leer el libro de Ester. El poder al servicio de la justicia […]
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