En Siracusa, de Sicilia, san Marciano, considerado como el primer obispo de esta ciudad. († s. II)
Conmemoración de san Serapión, obispo de Antioquía, célebre por su erudición y doctrina, que dejó gran fama de santidad. († c. 211)
En Alejandría, de Egipto, santa Eutropia, mártir, que por negarse a rechazar a Cristo fue torturada cruelmente hasta la muerte. († c. s. III)
En Tánger, ciudad de Mauritania, pasión de san Marcelo, centurión, que el día del cumpleaños del emperador. mientras los demás ofrecían sacrificios, se quitó las insignias de su función y las arrojó al pie de los estandartes, afirmando que por ser cristiano no podía seguir manteniendo el juramento militar, pues debía obedecer solamente a Cristo, y así consumó su martirio al ser inmediatamente decapitado. († 298)
En la ciudad de León, en Hispania, santos Claudio, Lupercio y Victorio, mártires, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano sufrieron la muerte por Cristo. († c. 303/304)
En Cuma, de la Campania, san Máximo, mártir. († c. 303)
En Capua, también en la Campania, san Germán, obispo, del que habla el papa san Gregorio I Magno en sus escritos. († c. 540)
En Potenza, ciudad de la Lucania, san Gerardo, obispo. († 1122)
En Cividale di Friuli, en el territorio de Venecia, beata Bienvenida Boiani, virgen, hermana de la Penitencia de santo Domingo, que pasó toda su vida entregada a la oración y a la austeridad. († 1292)
En Winchester, en Inglaterra, beato Juan Slade, mártir, que, por negar la competencia de la reina Isabel I en las cuestiones espirituales, fue ahorcado y descuartizado. († 1583)
En Limerick, de Irlanda, muerte del beato Terencio Alberto O’Brien, obispo y mártir, de la Orden de Predicadores, que, nombrado para la sede de Emly, trabajó con empeño en favor de los afectados por la peste, pero, bajo el régimen de Oliver Cromwell, fue detenido por los soldados y conducido al patíbulo en odio a la fe católica. († 1651)
En Acri, localidad de Calabria, san Ángel de Acri, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que viajó por todo el reino de Nápoles predicando la Palabra de Dios en un estilo adaptado a la gente sencilla. († 1739)
En Angers, en Francia, beato Juan Miguel Langevin, presbítero y mártir, que, decapitado por razón de su sacerdocio, fue el primero de una larga lista de más de cien hombres y mujeres que durante la Revolución Francesa permanecieron unánimes y constantes en la confesión de la fe cristiana. († 1793)
En la localidad de Dolinka, cerca de Karaganda, en el Kazajstán, beato Alejo Zaryckyj, presbítero y mártir, que en un régimen contrario a Dios fue deportado a un campo de concentración, y en el combate por la fe alcanzó la vida eterna. († 1963)
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