Memoria de san Isidro, labrador, que en Madrid, en el reino de Castilla, juntamente con su mujer, santa María de la Cabeza o Toribia, llevó una dura vida de trabajo, recogiendo con más paciencia los frutos del cielo que los de la tierra, y de este modo se convirtió en un verdadero modelo del honrado y piadoso agricultor cristiano. († c. 1130)
En Lampsaco, en la región del Helesponto, santos Pedro, Andrés, Pablo y Dionisia, mártires. († s. III)
En Auvernia, en Aquitania, santos Casio y Victorino, mártires, que, según la tradición, sufrieron el martirio bajo la persecución de Croco, rey de los alamanes. († s. III)
En la isla de Cerdeña, san Simplicio, presbítero. († s. III/IV)
En Larisa, lugar de Tesalia, san Aquileo, llamado «Taumaturgo», obispo, que participó en el primer Concilio de Nicea y, revestido de todas las virtudes, evangelizó con fervor apostólico a los pueblos paganos. († s. IV)
En Autún, en la Galia Lugdunense, san Reticio, obispo, de quien san Agustín refiere la gran autoridad de que gozaba como obispo, y san Jerónimo lo recuerda por gran exegeta de la Sagrada Escritura. († s. IV)
En Etiopía, san Caleb o Elesbaán, rey, que para reivindicar la muerte de los mártires de Nagrán se enfrentó victoriosamente en batalla a los enemigos de Cristo y, según se dice, en tiempo del emperador Justino envió a Jerusalén su corona real, viviendo luego como monje en respuesta a un voto que había hecho, hasta que partió al encuentro del Señor. († c. 535)
En Settémpeda, en el Piceno, san Severino, obispo, del cual esta ciudad tomó su nombre. († s. inc.)
En Bingen, junto al Rin y cerca de Maguncia, en Austrasia, san Ruperto, duque, que, siendo aún muy joven, partió en peregrinación para visitar las tumbas de los Apóstoles, y al regresar a sus dominios erigió muchas iglesias. Salió al encuentro del Señor recién cumplidos los diecinueve años. († c. 840)
En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, conmemoración de san Witesindo, mártir, que por miedo a los musulmanes se apartó de la fe católica, pero al negarse después a tomar parte en el culto mahometano, lo mataron por odio a la fe cristiana. († 855)
En Aix-en-Provence, en la región de Provenza, beato Andrés Abellón, presbítero de la Orden de Predicadores, quien, pese a no contar con muchos medios para el desempeño de su cargo, restauró con firmeza la disciplina regular en los conventos donde fue superior. († 1450)
En Riudecols, Tarragona, España, beato Joan Montpeó Masip, seminarista diocesano y mártir. († 1938)
En Laski, en Varsovia, Polonia, beata Elzbieta Czacka, que, ciega desde joven, fundó la Congregación de las "Hermanas Franciscanas Siervas de la Cruz" para dedicarse a la asistencia de los ciegos. († 1961)
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