Imagino, imaginas,
imagina...
Llegamos ya a la última
semana del primer mes del nuevo año llamado por aquí y en medio mundo, más
o menos, 2024. Todo sigue, aproximadamente igual, llega un amanecer y vemos al
sol salir de nuevo o nos lo imaginamos; llega un atardecer y vemos al mismo sol
ocultarse tras el horizonte al cual alcanzan nuestros ojos. Es cierto que todo
nos parece igual o al menos muy semejante. Y, sin embargo, si nos detenemos a
considerar estas menudencias comenzamos a advertir las diferencias tan
profundas que nos distancian, nos clasifican, nos separan y, en no pocos casos,
nos enfrentan.
Estas cosas suceden en el
ámbito de los seres humanos que se llama TIERRA.
Ignoramos aquello que sucede
o no sucede en otros ámbitos no terrenos o terrenales. Somos conscientes de
esta ignorancia, pero nos gusta a todos, en la medida de
nuestras posibilidades, imaginar. Y así es como los seres humanos nos
atrevemos a 'investigar o ver' lo que ya pasó, se fue o sucedió. ¿Quién no
ha investigado 'en el o en su' PASADO? Nos atrevemos a imaginar esto y a
invertir en ello tiempo, dinero, sapiencia, salud...
Y también, los seres humanos
nos atrevemos a 'investigar o ver' lo que puede llegar a ser, a suceder, a
existir... después, más adelante, poco o mucho más tarde. ¿Quién no ha
investigado 'en el o en su' FUTURO? ¿No llamamos a estas tareas PROGRESAR? En
este progreso y por llegar a conseguirlo nos atrevemos a invertir algo, todo o
más de lo que disponemos. Hasta somos capaces de endeudarnos.
Nosotros, los humanos, seres
de carne y hueso, entre otras actividades, hemos aprendido el atrevimiento de
imaginar a Dios o a nuestros Dioses, sean del género que sean. Los seres
humanos hemos aprendido a ser creadores de nuestros seres divinos. Los seres
humanos, me digo mientras imagino contigo, somos genios geniales, sabios
inteligentes, humanos divinos... Entre el proceso de aprender y el consecuente
proceso de enseñar nos pasamos más de la media vida que vivimos y ¿luego?
Luego, deambulamos. Vamos y venimos como cada uno sabe y puede y poquito más...
Aunque es cierto que nos encontramos con seres humanos que desean, piensan y
quieren 'más' e imaginan ser el imposible más estúpidamente absurdo,
inmortales.
Para unos y otros
-aprendices, docentes, sapientes, mendigos, caminantes, parados... y mortales-
alguien se atrevió a escribir la biografía imaginada de otro ser humano, varón,
judío, laico, galileo, nazareno, trabajador, creyente y provocador (ocho más
uno) llamado Jesús, el de María y José, ambos naturales también de Nazaeret.
Este tal Jesús de Nazaret
pasó y es PASADO. Nos sigue acompañando, a nuestra
manera, mientras vamos de camino. Es
PRESENTE. Y seguro que
mañana, no sé por cuántos milenios más, seguirá presente en esta TIERRA como
todos. Es FUTURO. Alguien me lo
contará entonces. Probablemente.
A
continuación se encuentran los dos comentarios para el Evangelio del domingo 28
de enero.
Carmelo
Bueno Heras
Domingo 4º del Tiempo
Ordinario B (28.01.2024): Marcos 1,21-28. Respiro, vivo y sigo escribiendo CONTIGO:
Traduzco ‘inmundo’ por ‘deshumanizado’
En el último domingo del mes de enero
podremos escuchar y meditar el relato de Mc 1,21-28. Lo que se cuenta
sobre la tarea EVANGELIZADORA de Jesús de Nazaret sucede en Cafarnaúm, un
sábado y en su sinagoga: “LLEGAN a Cafarnaúm. Al llegar el sábado ENTRÓ en
la sinagoga y se puso a enseñar” (Mc 1,21). Esta tarea es lo primero que
hace este judío laico llamado Jesús después de haberse rodeado de sus primeras
seguidoras y seguidores (Mc 1,16-20).
El Evangelista Lucas nos dirá estas
mismas cosas, pero contadas de manera muy distinta. Su Jesús de Nazaret escogió
aquel sábado para EVANGELIZAR no en Cafarnaúm, sino en su propio poblado de
Nazaret. Ambos poblados se encuentran a más de cuarenta kilómetros de
distancia, aunque se trate de la misma región de Galilea. Y la enseñanza
evangelizadora de aquel único Jesús no es la misma en ambos lugares. Todo se
parece, pero todo es tan diferente al mismo tiempo. Qué buen ejercicio es leer
en paralelo Lucas 4,16-30 con Marcos 1,21-28.
Sin embargo, puedo llegar a imaginar,
Jesús encontró en ambas sinagogas y en ambos días de sábado la misma presencia
de un espíritu que Marcos se atreve a llamar ‘inmundo’. O, como se traduce
también, ‘impuro’. O, como me gustaría ver escrito en alguna traducción,
‘inhumano o deshumanizado’. Este es otro interesante punto de vista para la
meditación de cada cual.
Deseo llamar la atención sobre otro
pormenor de la gramática de este texto de Marcos, ignoro si fue o no
intencionado para su autor: LLegron… entró… Fueron muchos los que
llegaron a Cafarnaúm, pero sólo y solo entró Jesús ese sábado en la sinagoga
del poblado y ‘enseñaba’ en ella. Me pregunto por los acompañantes de
este Jesús, hombres y mujeres porque así hemos sabido que era el grupo de sus
primeros seguidores. ¿Dónde se quedaron estas personas seguidoras de Jesús
mientras él estuvo en la sinagoga EVANGELIZANDO? ¿Importa algo o nada saber
este pormenor? Importa lo que cada lector desee que importe. Creo y así lo
comparto.
¿Les digo mi opinión? Adelante, y muchas
gracias. Ya he recordado que este Evangelista en Mc 16,1-8 nos narra la
visita de tres mujeres al sepulcro donde se colocó a su Jesús de Nazaret una
vez ya muerto. Y en ese lugar aquellas mujeres recibieron el anuncio de
‘regresar desde Jerusalén hasta Galilea’, porque sería ahí en Galilea donde se
encontrarían presente al muerto Jesús resucitado. Creo que en ese regreso a
Galilea para ir de lugar en lugar donde ‘recordaban’ paso a paso la presencia
del judío laico Jesús llegaron, precisamente de nuevo, un sábado y… ‘mirándose
una a la otra, aquellas tres mujeres, esta segunda vez, se atrevieron a entrar
en la sinagoga, como había hecho su Jesús y se pusieron a enseñar como lo
habían aprendido de él y le volvieron a experimentar vivo y resucitado dentro
de ellas mismas y no pudieron callarse esta experiencia que fueron compartiendo
con todas aquellas personas que también habían conocido y seguido a Jesús como
discípulos suyos e investigaron dónde se había quedado Pedro para contárselo
también a él’. En la primera visita a la sinagoga de Cafarnaúm entró Jesús
solo. En la segunda visita a esta misma sinagoga entró Jesús resucitado y vivo
dentro de cada una de las tres mujeres que lo llevaban ya en el tesoro de sus
propios cuerpos. Carmelo Bueno Heras
CINCO MINUTOS semanales
con
el Evangelio de Marcos entre las manos para leerlo y meditarlo completo y de
forma ordenada, de principio a fin.
Semana
9ª (28.01.2024): Marcos 2,15-17
Estar enfermo es ser un pecador, ¡según la Ley de Yavé dios!
Empiezo el tercer comentario
dedicado a este capítulo segundo del Evangelio de Marcos. Seguimos en ‘la
casa’. Concretamente, en este momento, en ‘la casa de Leví’ el recién llamado
por Jesús. Ahora nos volveremos a enterar de que este desconcertante Jesús
de Nazaret llamó a este recaudador de impuestos por dos razones que pueden
ser una y la misma: estar enfermo y ser un pecador: “No necesitan médico los
que están fuertes, sino los que están mal. No he venido a llamar a justos, sino
a pecadores” (Marcos 2,17).
Cuando llego a este texto de Marcos,
como en otros muchos más, recuerdo la sabia y atinada reflexión de una mujer
apasionada por la Palabra que se llama Dolores Aleixandre y que decía y
escribió muy gráficamente que ‘el buen judío es puro de sexo, puro de raza,
puro de cuerpo y puro de ley’. Es decir, un varón adulto, hijo de padres judíos
y nieto de abuelos judíos, completo y sano de pies a cabeza por dentro y por
fuera y, por fin, cumplidor de la ley. Sinceramente, un mirlo blanco que nunca
existió (Evangelio de Juan 8,1-11).
Jesús de Nazaret pareció dejar de
lado tanta ‘pureza’ y aprendió a juntarse y compartir la vida con esas gentes a
quienes se les llega a catalogar de ‘gentuza’. Cuando uno mira a su alrededor y
constata con quiénes se rodea es muy sencillo saberse identificado, más o menos
conscientemente, con aquel hombre de Nazaret o con algún aspirante a ‘buen
judío’ católico.
Dice textualmente el relato que eran
‘muchos los publicanos y pecadores… muchos los que seguían a Jesús’. Una
más entre este ‘muchos’ es la persona de María Magdalena como se dice en el ya
mencionado texto de Marcos 15,40ss. Y con su presencia y su relato nos
sorprendemos de la grandiosidad de la casa de Leví que acoge a tantas personas
y de tan distintos modos de creer y de vivir. Sabemos, María, ¿qué se comía
ahí, en la casa del recaudador? ¿Se respetaron las normativas de la pureza
dietética que ordenaba el Levítico?
Los datos del relato indican
claramente que no se obedecieron las normativas de la buena comensalidad judía.
Los escribas y fariseos presente no podían soportar sin explicación alguna el
compartir comida y mesa con comensales publicanos y pecadores. Para ellos, este
hombre desobedecía el mandato de la voluntad explícita del Dios Yavé de Moisés.
¿Quién es este blasfemador? ¿Por qué actúa de forma tan desobediente y tan
descaradamente en público?
¿Esta desobediencia de la Ley de
aquel Moisés del Sinaí de forma tan herética, blasfema y pública era el
contenido de las enseñanzas de Jesús de Nazaret en las sinagogas de su Galilea?
Mi respuesta a esta pregunta es un sí muy afirmativo. ¿Por qué enseñó esto y
así este hombre, laico del pueblo y no sacerdote de ningún Dios?
¿Por qué enseñaba Jesús a
desobedecer aquellos mandamientos de la llamada voluntad de un Dios como el
Yavé de Israel? Por una razón evidente y elemental: aquella divina religión
judía de la Ley y el Templo deshumanizaba, paralizaba, empecataba, empobrecía,
enfermaba, esclavizaba, violentaba, hería… Aquellas gentes del pueblo tenían
hambre de pan, de salud, de libertad, de gratuidad… y sed de vino, de
perdón, de comprensión, de amor…
Carmelo
Bueno Heras. En Burgos, 22 de enero de 2017.
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