domingo, 20 de septiembre de 2015

San Agapito I - San Clicerio de Milán - Paloma, Santa - Eusebia, Beata - Pedro de Arbués, Santo 20092015

San Agapito I

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San Agapito I, papa; sucesor de Juan II y romano de nacimiento. Teodato, rey de los godos, amenazado por las tropas de Justiniano de perder sus estados, comisionó a San Agapito para que fuese a Constatinopla a entrevistarse con el emperador.
Nada, sin embargo consiguió el Pontífice. San Agapito mostró una energía indomable en la deposición por él decretada de Antimo, patriarca intruso y hereje eutiquiano, llevado por Justiniano a la sede de Constantinopla.
Teodora, principal instigadora de esta elección, amenazó al papa con el destierro, y el santo pontífice pronunció aquellas memorables palabras: "He venido a Constantinopla en la creencia de encontrar un emperador cristiano y he hallado un Diocleciano. Vuestras amenazas no me intimidan.
No obstante, llamad a vuestra hechura para convenceros de que es un obispo indigno, llamadle para que confiese las dos naturalezas en Jesucristo." El obispo no compareció y Justiniano se dió por vencido, nombrando a Menas, varón virtuosísimo, para la sede de Constantinopla.
Aquí murió el papa, cuando proyectaba la reunión de un concilio ecuménico, 536.





San Clicerio de Milán

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 San Clicerio, obispo, Milán. 432.




Paloma, Santa
Paloma, Santa

Mártir, 19 de septiembre


Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net 



Mártir
Septiembre 19


Etimológicamente significa “ paloma”. Viene de la lengua latina.

La mano del Señor estaba con los que anunciaban a Cristo y muchos fueron los que creyeron y convirtieron sus corazones al Señor.

Una de las claves de la fuerza cristiana a lo largo y ancho de los siglos ha sido, sin duda, que tras el anuncio de la Palabra de Dios, hay gente que se siente atraída en más o menor fuerza por el impacto de la palabra divina.

Paloma fue una mártir del siglo IX. Se veneraba en Córdoba esta gran figura del cristianismo durante la persecución árabe.

Córdoba era la capital del reino que llegó a todo su esplendor en el campo cultural durante toda aquella época.

El cristianismo florecía cada día más en los tiempos de paz.

Paloma era una joven de esta ciudad califal. Dicen que era de una gran belleza.

Ya había rechazado a varios pretendientes. Esto le disgustó mucho a su madre.

Al morir ésta, Paloma se fue a un monasterio de la Sierra, con el nombre de Isabelita.

Se contaba que era capaz de estar rezando horas y horas en silencio y sin cansarse. Muchas veces lloraba dulcemente durante la oración.

Lloraba por sus hermanos en la fe, y a los que estaban persiguiendo los musulmanes.

A causa de estas persecuciones, las monjas tenían que abandonar sus conventos y monasterios para bajarse a la ciudad, en la cual era más fácil pasar desapercibidos.

En Córdoba, Paloma oía los cánticos de la iglesia, ya que estaba cerca de una de ellas.

La descubrieron y, llevada al juicio, la condenaron a muerte. Le acompañó en el martirio la joven Pomposa.


¡Felicidades a quien lleve este nombre!

Eusebia, Beata
Eusebia, Beata

Máritr, 20 de septiembre


Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net 



Mártir
Septiembre 20

Etimológicamente significa “piadosa”. Viene de la lengua griega.

Pablo escribe: “Del mismo modo que hemos llevado la imagen del hombre terreno, llevaremos también la imagen del celestial”.

Hoy te encuentras con otra mártir del mismo siglo noveno.

El nombre griego de Eusebio aparece frecuentemente en los calendarios y suena al glorioso mártir Eusebio de Vercelli, de donde fue obispo.

Es muy poco frecuente la forma femenina. Es, sin embargo, muy conocida esta santa en la Francia meridional y, más concretamente, en la gran ciudad de Marsella.

La vida espiritual y cristiana se alimentaba , en parte, por la irradiación de santidad que salía del monasterio en el que ella ejercía el cargo de abadesa.

Los Sarracenos, por ese tiempo, - lo vimos ayer en Córdoba con santa Paloma – hacían verdaderos estragos en la población cristiana.

Más que combatir los fundamentos de la fe, lo que buscaban, era el robo y el pillaje por donde pasaban sus piratas y terroristas.

Muchas veces, como ocurrió hace pocos años en el Congo entre el presidente y una monja a la que quería violar – intentaban eso, poseer sexualmente a las monjas.

Ellas luchaban, más por defender su virtud de la castidad, que por las cuatro cosas que podían robarles.

Es curioso a donde llega la imaginación: se cortaron la nariz para evitar males mayores.

Gracias a esto, los sarracenos huían de ellas y no atacaban su virtud. Sin embargo, en el caso de Eusebia, antes de abandonar el monasterio, le dieron muerte. De esta forma logró santa Eusebia que sus hermanas salvaran su virtud. En Marsella se les conoce con el nombre de “las monjas con la nariz en la mano”.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!



Pedro de Arbués, Santo
Pedro de Arbués, Santo

Biografía, 20 de septiembre


Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net 



Septiembre 20


Etimológicamente significa “roca”. Viene de la lengua hebrea.

Hoy día, debido al terrorismo, hay mucha gente que lleva guardaespaldas. Eso mismo le propusieron a Pedro.

Nació en Aragón en 1441. Fue uno de los chicos de aquel tiempo que tuvo la oportunidad de irse a estudiar Derecho a la prestigiosa universidad de Bolonia.

Pronto se hizo amigo de todos. Quien derrama a su derredor el perfume de la amabilidad, de la acogida y del buen trato, se gana amistades en cualquier sitio.

Una vez que terminó su doctorado en Derecho civil y canónico, se vino de nuevo a España. Ya por entonces le rondaba por la mente la idea de ser sacerdote. Y efectivamente, debido a sus cualidades pronto lo eligieron canónigo de Zaragoza.

Había algunos herejes en la ciudad que se la tenían jurada. Buscaban la ocasión de acabar con su vida, ya que nunca cedió a promesas de dinero y otras lisonjas que suelen hacerse para ganarse a alguien.

Por eso, temiendo por su vida, alguien le dijo que llevase guardaespaldas.

¿Sabéis lo que les contestó?

"¿Para qué? Si muero asesinado, muero por defender la fe católica. ¿Qué mayor honor puedo esperar?".

Y estas palabras tuvieron fiel cumplimiento cuando los judíos y los herejes se juntaron en la catedral. En un momento en que estaba sumido en la plegaria, se le acercaron y le dieron muerte.

Los mismos autores, sobre todo el cabecilla, al ver lo que había hecho, se suicidó en la cárcel. A los demás se les sentenció a muerte.

El día de su funeral, el pueblo entero participó de sus honras fúnebres. Era el 14 de setiembre de 1485.

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

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