Aunque no haya pedido levantamiento del embargo, el Papa se refirió al tema cuando habló del diálogo en el Congreso
REFLEXIONES EN FRONTERA, Para tu Radio jesuita Guillermo Ortiz
“Cuando países que han estado en conflicto retoman el camino del diálogo, que podría haber estado interrumpido por motivos legítimos, se abren nuevos horizontes para todos”.
En su visita al Congreso de los Estados Unidos, el Papa habló del diálogo entre países en conflicto. Francisco llega a USA pasando por Cuba. Y él es un protagonista en este diálogo iniciado entre Cuba y Estados Unidos. Por eso, aunque no haya pedido el levantamiento del embargo, entiendo que Francisco en este párrafo del discurso en el Congreso se refiere el tema caundo habló del diálogo entre países en conflicto. Dijo Francisco: “En tal perspectiva de diálogo, deseo reconocer los esfuerzos que se han realizado en los últimos meses y que ayudan a superar las históricas diferencias ligadas a dolorosos episodios del pasado. Es mi deber construir puentes y ayudar lo más posible a que todos los hombres y mujeres puedan hacerlo. Cuando países que han estado en conflicto retoman el camino del diálogo, que podría haber estado interrumpido por motivos legítimos, se abren nuevos horizontes para todos. Esto ha requerido y requiere coraje, audacia, lo cual no significa falta de responsabilidad. Un buen político es aquel que, teniendo en mente los intereses de todos, toma el momento con un espíritu abierto y pragmático. Un buen político opta siempre por generar procesos más que por ocupar espacios (cf. Evangelii gaudium, 222-223).”
Acabar con el tráfico de armas
En el párrafo siguiente y en el mismo marco del diálogo, el Papa dijo que “ser un agente de diálogo y de paz significa estar verdaderamente determinado a atenuar y, en último término, a acabar con los muchos conflictos armados que afligen nuestro mundo. Y sobre esto hemos de ponernos un interrogante: ¿por qué las armas letales son vendidas a aquellos que pretenden infligir un sufrimiento indecible sobre los individuos y la sociedad?Tristemente, la respuesta, que todos conocemos, es simplemente por dinero; un dinero impregnado de sangre, y muchas veces de sangre inocente. Frente al silencio vergonzoso y cómplice, es nuestro deber afrontar el problema y acabar con el tráfico de armas”.
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