Beata María de los Milagros | |
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Beata María de los Milagros Ortells Gimeno, virgen y mártir
En el Picadero de Paterna, también en la región de Valencia, en España, beata María de los Milagros Ortells Gimeno, virgen de la Orden de las Clarisas Capuchinas y mártir en testimonio de Cristo durante la citada persecución.
Nace en la ciudad de Valencia el 29 de noviembre de 1882, tercera y última hija de sus padres, y es bautizada al día siguiente en la parroquia de San Juan Bautista. Siendo muy devoto el ambiente en el que se educó, ella fue abierta a esta educación cristiana y desde pequeña mostró una gran inclinación a la religiosidad. Llegada a la juventud manifestó a su madre el deseo de ser capuchina, pero la madre la invitaba a entrar en una congregación de vida activa, a lo que Milagros respondió que deseaba ser capuchina por la estrechez y austeridad de su regla. Entró en el monasterio de las capuchinas de Valencia el 9 de octubre de 1902, a punto de cumplir los 20 años. En el monasterio tuvo los oficios de enfermera, encargada del comedor, tornera, sacristana y maestra de novicias; y puso mucho empeño en hacer bien todos los encargos que recibía de la comunidad. Era muy caritativa y se prestaba a cualquier servicio que se necesitara de ella. Tenía una piedad sólida, basada en una intensa vida de oración, y edificaba mucho a sus hermanas de comunidad.
Llegado el 18 de julio de 1936 hubo de abandonar el monasterio, y se refugió en casa de su hermana María, en Valencia. Aquí llevó vida recogida, entregada por completo a la oración. Luego se marchó a una casa de la calle Maestro Chapí donde estaban refugiadas las religiosas de la Doctrina Cristiana. Allí fue arrestada por un grupo de milicianos con las otras religiosas y llevada al Picadero de Paterna donde fue fusilada el 20 de noviembre de 1936. En 1940 sus restos mortales fueron llevados a su monasterio. Fue beatificada el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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San Hipólito de Condat | |
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San Hipólito de Condat, abad y obispo
En los montes del Jura, en la región de la Galia lugdunense, san Hipólito, abad y obispo.
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San Octavio de Turín
Santos Octavio, Solutor y Adventor, mártires
En Turín, de la Liguria, santos Octavio, Solutor y Adventor, mártires.
«Así como debemos, hermanos, celebrar con gran devoción a todos los santos mártires, debemos tratar con veneración más solemne a los que derramaron su sangre entre nuestras casas. Porque si bien todos los santos están presentes en todas partes y para todos, los que han sufrido el suplicio por nosotros son nuestros especiales intercesores...»
Así comienza el Sermón 12 de san Máximo de Turín en el que evoca los tres mártires turineses Octavio, Adventor y Solutor. Lamentablemente, no da en el sermón ningún dato concreto con el que podamos situar mejor los santos en la histroia, ni enterarnos de detalles concretos de su gesta por la fe; san Máximo pronuncia su sermón recién entrado el siglo IV: para él y sus oyentes la historia de estos mártires no era algo tan lejano, y seguramente no era desconocida, pero por ese mismo motivo lo quedó para nosotros, que sólo podemos en la actualidad asegurar que existieron y dieron su vida por nuestra fe, porque así fue atestiguado de forma ininterrumpida.
Una leyenda posterior nos dice que estos tres santos formaban parte de la gloriosaLegión tebea o tebana. Nos cuenta Butler que, según esta misma leyenda, «[...] los pocos miembros de la legión que no fueron exterminados en la matanza general por haberse hallado ausentes en aquellos momentos, como San Alejandro de Bérgamo, los santos Octavio, Adventor y Solutor, en Turín, y San Gereón, en Colonia, fueron igualmente localizados y muertos por su fe. [...]». Debe tenerse presente, de todos modos, que la pertenencia a la Legión es incierta, y puede deberse el dato a la mera necesidad popular de rellenar un hueco del saber, como ocurrió tantas veces en las historias de vida que se le atribuyeron a los santos. Si tuvieron alguna relación con la Legión Tebea, su martirio tuvo lugar en torno al 302, en la persecución de Maximiano.
Según tradiciones locales turinesas, Octavio y Adventor fueron muertos en Turín, mientras que Solutor huyó, pero fue atrapado y muerto; una piadosa matrona romana de Ivrea hizo transportar el cuerpo de nuevo a Turín, y dio sepultura a los tres juntos, quedando señalado el lugar con una capilla. A partir de allí, la tradición de sucesivas iglesias es ininterrumpida: en 490 se amplía el templo, en 1009 se construye allí mismo un monasterio benedictino. Luego, en 1536 las reliquias son trasladadas a la Conssolata de Turín, hasta que en 1619 se construye en la misma ciudad la iglesia De Los Santos Mártires, donde reposan hasta la actualidad.
Adventor, SantoAdventor, Santo
Mártir, 20 Noviembre
Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net
Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net
Este joven, juntamente con Solutor y Octavio (Octaviano), se celebran hoy en la iglesia de Turín, Italia.
Eran soldados de la Legión Tebea. Combatían valientemente durante el imperio que mandaba por aquel tiempo Maximiano.
Eran valientes en la lucha y valientes en confesar su fe en Cristo el Señor.
El clima y el ambiente no les eran propicios. Ya habían visto con sus propios ojos morir a muchos cristianos.
No hay datos exactos de cómo murieron. Sin embargo, a personas de tanto brillo militar y de tanta fama entre los creyentes, fue fácil componerles un teatro o Pasión entre los años 432-450.
Ellos murieron como mártires en el siglo III, es decir cuando las persecuciones arreciaron como nunca.
La Pasión narraba que lograron escapar de la masacre de Agaunum.
Su fuga no pasó desapercibida. La policía militar los cogió en seguida. Los llevaron presos a Turín.
También se escaparon de la prisión. Empezaron a caminar por lugares inhóspitos. Y ya esta vez, fueron enviados a la muerte por su fe en Dios único y verdadero.
Los turineses le levantaron pronto un templo en su honor. Este templo se convertiría más tarde, por mandato del obispo Gezone, en un monasterio benedictino.
Cuando los franceses ordenaron la demolición del monasterio en 1536, los tres cuerpos fueron llevados a la Consolata y finalmente a la iglesia de los mártires, en la que están hoy en día.
Eran soldados de la Legión Tebea. Combatían valientemente durante el imperio que mandaba por aquel tiempo Maximiano.
Eran valientes en la lucha y valientes en confesar su fe en Cristo el Señor.
El clima y el ambiente no les eran propicios. Ya habían visto con sus propios ojos morir a muchos cristianos.
No hay datos exactos de cómo murieron. Sin embargo, a personas de tanto brillo militar y de tanta fama entre los creyentes, fue fácil componerles un teatro o Pasión entre los años 432-450.
Ellos murieron como mártires en el siglo III, es decir cuando las persecuciones arreciaron como nunca.
La Pasión narraba que lograron escapar de la masacre de Agaunum.
Su fuga no pasó desapercibida. La policía militar los cogió en seguida. Los llevaron presos a Turín.
También se escaparon de la prisión. Empezaron a caminar por lugares inhóspitos. Y ya esta vez, fueron enviados a la muerte por su fe en Dios único y verdadero.
Los turineses le levantaron pronto un templo en su honor. Este templo se convertiría más tarde, por mandato del obispo Gezone, en un monasterio benedictino.
Cuando los franceses ordenaron la demolición del monasterio en 1536, los tres cuerpos fueron llevados a la Consolata y finalmente a la iglesia de los mártires, en la que están hoy en día.
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