San Dámaso I, papa
fecha: 11 de diciembre
n.: c. 305 - †: 384 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 305 - †: 384 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: San Dámaso I, papa, que en los difíciles tiempos en que vivió, reunió
muchos sínodos para defender la fe de Nicea contra cismas y herejías, procuró
que san Jerónimo tradujera al latín los libros sagrados y veneró piadosamente
los sepulcros de los mártires, adornándolos con inscripciones.
Patronazgos: protector contra la fiebre.
refieren a este santo: San Basilio
Magno, San Jerónimo, San Juvenal de
Narni, San Siricio, San Tarsicio
Oración: Concédenos la gracia, Señor, de
glorificarte siempre por el triunfo de tus mártires, a quienes profesó devoción
entrañable el papa san Dámaso primero. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
El «Liber Pontificalis» afirma que san
Dámaso era español. Tal vez era de origen español, pero, según parece, nació en
Roma, donde su padre era sacerdote. San Dámaso, que no se casó nunca, llegó a
ser diácono de la iglesia de su padre. Cuando murió el papa Liberio en el 366,
Dámaso fue elegido obispo de Roma, a los sesenta años de edad, aproximadamente.
Su elección estuvo lejos de ser unánime, ya que una minoría eligió a otro
diácono llamado Ursino o Ursicinio y defendió su candidatura con gran
vehemencia. Según parece, el poder civil sostuvo a Dámaso con no menor
apasionamiento (Butler afirma que empleó «procedimientos bárbaros»); pero
Rufino, contemporáneo de san Dámaso, demuestra que éste no tuvo nada que ver en
ello. Los partidarios del antipapa no se calmaron del todo; en efecto, el año
378, san Dámaso fue acusado por ellos de incontinencia y tuvo que justificarse
ante el emperador Graciano y ante un sínodo romano.
El historiador pagano Amiano Marcelino
afirma que el modo de vida de los prelados romanos constituía una tentación
para los ambiciosos y dice que hubiesen hecho bien en imitar la sencillez del
clero de las provincias. Es indudable que, en tiempos de san Dámaso se procedía
con cierta pompa en la corte pontificia, pues, según cuenta san Jerónimo, un
pagano llamado Pretextato, que era senador romano, dijo al santo: «Si me haces
obispo de Roma, me convertiré mañana mismo al cristianismo». Esta observación
de un pagano prueba cuán necesaria es la moderación a quienes desean dar
testimonio del espíritu evangélico. Como quiera que sea, esta crítica no se
aplica a san Dámaso, ya que san Jerónimo, que fue su secretario y le conocía
bien, ataca severamente el lujo de ciertos prelados en Roma y no habría dejado
de mencionar al papa si le hubiese creído culpable de la misma falta. Lo cierto
es que las críticas de san Jerónimo eran tan justificadas que, el año 370,
Valentiniano prohibió a los miembros del clero que indujesen a las viudas y
huérfanos a que les hiciesen regalos o les dejasen legados. San Dámaso aplicó
estrictamente ese decreto.
El santo Pontífice tuvo que combatir
varias herejías. Pero el año 380. Teodosio I en el Oriente y Graciano en el
Occidente proclamaron que el cristianismo, tal como lo practicaban los obispos
de Roma y Alejandría, era la religión del Imperio. Además, Graciano, atendiendo
a la petición de los senadores cristianos apoyados por san Dámaso, suprimió el
altar de la Victoria en el senado y renunció al título de Pontífice Máximo. Al
año siguiente, se reunió el segundo Concilio Ecuménico (primero de
Constantinopla) y el papa envió representantes. Pero de todos los actos de san
Dámaso, el más benéfico y cuya influencia se deja sentir todavía en nuestros
días, fue el haber patrocinado los estudios bíblicos de san Jerónimo, que
culminaron con la traducción conocida con el nombre de «Vulgata». San Jerónimo
cuenta que san Dámaso era versado en las Escrituras, «un doctor virgen de una
Iglesia virgen».
Teodoreto dice que «fue ilustre por la
santidad de su vida y estaba siempre pronto a predicar y a hacer cualquier cosa
en defensa de la doctrina apostólica». También se recuerda a san Dámaso por su
solicitud hacia las reliquias y sepulcros de los mártires. A él se debieron el
descubrimiento y el ornato de varias catacumbas, y tanto el cristiano piadoso
como el historiador y el arqueólogo le admiran por las inscripciones que mandó
poner en ellas. Se conservan muchas de esas inscripciones y epigramas, ya sea
en el original, ya sea en reproducciones. Una de las más famosas es la que nos
dice cuanto sabemos sobre san Tarsicio. San Dámaso murió el 11 de diciembre de
384, cuando contaba unos ochenta años. Él mismo había mandado poner en la
«cripta pontificia» del cementerio de San Calixto un epitafio genérico, que
termina así: «Yo, Dámaso, hubiese querido ser sepultado aquí; pero tuve miedo
de ofender a las cenizas de los santos». Así pues, fue sepultado, junto con su
madre y su hermana, en una iglesia que él mismo había construido en la Vía
Ardeatina. Uno de los epitafios que se conservan, es precisamente el que san
Dámaso escribió para su propia tumba; en él hace un acto de fe en la
resurrección de Cristo y en la suya propia: «El que anduvo sobre las aguas y calmó
la tempestad, el que da vida a las semillas de la tierra, el que rompió las
cadenas de la muerte y, al cabo de tres días de oscuridad, fue capaz de hacer
volver al mundo superior al hermano de Marta: El mismo hará que Dámaso resucite
del polvo».
No hay ninguna biografía propiamente dicha
de san Dámaso entre las obras antiguas; lo más digno de mención es el artículo
del Liber Pontificalis (véase la edición de Duchesne, vol. I, pp. 212 ss.,
prefacio y notas). La principal fuente sobre el santo es su correspondencia,
así como los epitafios que compuso y las escasas alusiones a él que se
encuentran en las obras de historia eclesiástica y secular. El prólogo del
Libellus Precum (Migne, PL., vol. XIII, cc. 83-107) es una maliciosa sátira
compuesta por los enemigos de san Dámaso. La edición más conocida de los
epitafios es la de Ihm (1895) ; pero véase también E. Scháfer, Die Bedeutung
der Epigramme des Papstes Damasus für die Geschichte der Heiligenverehrung
(1932). Entre las contribuciones más importantes al estudio de san Dámaso, hay
que mencionar las obras de M. Rade, Damasus Bicshof von Rom (1882); J. Wittin,
Papst Damaus I (1912); 0. Marucchi, Il Pontificato del Papa Damauo (1905). En
Comentario sobre el Martirologium Hieronymianum (pp. 643-644) hay referencias
muy útiles, particularmente por lo que toca al sitio de la sepultura de este
Pontífice. Existe una excelente edición de los epigramas, hecha por el P.
Antonio Ferrua, titulada Epigrammata Damasiana (1942). Otra narración de la
vida del santo, con especial énfasis en la obra y amplísima bibliografía más
actualizada se puede encontrar en Patrología,
Di Berardino, 1981, BAC, tomo III, pág. 323-329. Más enfocado hacia la
consolidación del poder papal, «Los Papas, de San Pedro a Juan Pablo II», de
Jean Mathieu-Rosay, Rialp, Madrid, 1990, pp 67-68. Puede leerse del
Can. Casimiro Sánchez Aliseda una biografía del santo con especial atención a su
aspecto de poeta.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_4473
Santos Victorico y Fusciano, mártires
fecha: 11 de diciembre
†: c. s. III - país: Francia
otras formas del nombre: Fusiano
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: c. s. III - país: Francia
otras formas del nombre: Fusiano
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En la región de Amiens, de la Galia
Bélgica, santos Victorico y Fusciano, mártires.
La leyenda de estos mártires cuenta que
Fusiano y Victorico eran unos misioneros romanos que partieron a las Galias al
mismo tiempo que san Quintín y
se dedicaron a evangelizar a los mórinos (morini). Victorico se estableció en
Boulogne, y Fusiano en Thérouanne, o más bien dicho en el pueblecito de
Helfaut, donde construyó una pequeña iglesia. Ambos santos tuvieron que hacer
frente a la oposición de los galos y de los romanos, pero lograron convertir a
muchos paganos. Al cabo de algún tiempo, visitaron juntos a san Quintín; pero,
como en Amiens la persecución estuviese en todo su furor, se dirigieron a
Sains, donde se alojaron en casa de un anciano llamado Genciano, un pagano que
veía con buenos ojos el cristianismo. Hablando con él, los dos misioneros se
enteraron de que san Quintín había sido martirizado hacía seis semanas.
El gobernador Ricciovaro, tuvo noticia de
que en Sains había dos sacerdotes cristianos y partió a buscarlos con un
pelotón de soldados. Genciano le recibió con la espada desenvainada, le
reprendió por perseguir a los cristianos y le dijo que estaba pronto a morir
por el verdadero Dios. Ricciovaro le mandó decapitar allí mismo. Fusiano y
Victorico fueron conducidos a Amiens. Como se negasen a abjurar de la fe, a
pesar de las torturas a las que fueron sometidos, Ricciovaro los mandó
decapitar en Saint-Fuscien-aux-Bois. Una de las versiones de la leyenda relata
que Fusiano y Víctorico, después de la ejecución, se echaron a caminar, y que
Ricciovaro se volvió loco ante tal espectáculo. Existen varias versiones de
estas actas tan extravagantes. Se trata claramente de una fábula basada en la
leyenda no menos increíble de san Quintín; pero, como el Martyrologium
Hieronymianum menciona a san Fusiano y sus compañeros, hay cierta garantía de
que su martirio haya tenido realmente lugar en el sitio indicado, auqneu el
Martirologio Romano actual no inscribe a Genciano sino solamente a los dos misioneros.
El texto de la leyenda puede verse en
Mémoires de la Société des antiquaires de Picardie, vol. XVIII (1861), pp.
23-43. Duchesne estudia el punto en Fastes Episcopaux, vol. III, pp. 141-152.
La imagen reproduce una vidriera de Sains-en-Amiénois (Somme), de la iglesia de San Fusciano, Victorico y Gaciano, que representa la traslación de las reliquias de los mártires en época de la invasión normanda, por Gérard Ansart y Atelier Pasquier, 1948. Fotog.: Thierry Lefébure, 2007. © Inventaire général du patrimoine culturel, Région Picardie.
La imagen reproduce una vidriera de Sains-en-Amiénois (Somme), de la iglesia de San Fusciano, Victorico y Gaciano, que representa la traslación de las reliquias de los mártires en época de la invasión normanda, por Gérard Ansart y Atelier Pasquier, 1948. Fotog.: Thierry Lefébure, 2007. © Inventaire général du patrimoine culturel, Région Picardie.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
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