jueves, 8 de diciembre de 2016

San Juan Diego Cuauhtlatoatzain, laico - Santa Leocadia, virgen y mártir (9 de diciembre)

San Juan Diego Cuauhtlatoatzain, laico

fecha: 9 de diciembre
n.: 1474 - †: 1548 - país: México
canonización: 
Conf. Culto: Juan Pablo II 6 may 1990 - C: Juan Pablo II 31 jul 2002
hagiografía: Vaticano

Elogio: San Juan Diego Cuauhtlatoatzain, de la estirpe indígena nativa, varón provisto de una fe purísima, de humildad y de fervor, que logró que se construyera un santuario en honor de la Bienaventurada María Virgen de Guadalupe en la colina de Tepeyac, en la ciudad de México, lugar donde se le había aparecido la Madre de Dios. Hoy es la memoria litúrgica, que evoca la fecha de la primera aparición de la Virgen, la fecha de su muerte es el 30 de mayo.
refieren a este santo: Beatos Cristóbal, Antonio y Juan
Oración: Oh Dios, que por medio del bienaventurado Juan Diego manifestaste a tu pueblo el amor de la Santísima Virgen María, concédenos, por su intercesión, que, obedientes a las recomendaciones de nuestra Madre de Guadalupe, podamos cumplir siempre tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
San Juan Diego, que en 1990 SS. Juan Pablo II llamó «el confidente de la dulce Señora del Tepeyac», según una tradición bien documentada nació en 1474 en Cuauhtitlán, entonces reino de Texcoco, perteneciente a la etnia de los chichimecas. Se llamaba Cuauhtlatoatzin, que en su lengua materna significaba «Águila que habla», o «El que habla con un águila». Ya adulto y padre de familia, atraído por la doctrina de los PP. Franciscanos llegados a México en 1524, recibió el bautismo junto con su esposa María Lucía. Celebrado el matrimonio cristiano, vivió castamente hasta la muerte de su esposa, fallecida en 1529. Hombre de fe, fue coherente con sus obligaciones bautismales, nutriendo regularmente su unión con Dios mediante la eucaristía y el estudio del catecismo.
El 9 de diciembre de 1531, mientras se dirigía a pie a Tlatelolco, en un lugar denominado Tepeyac, tuvo una aparición de María Santísima, que se le presentó como «la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios». La Virgen le encargó que en su nombre pidiese al Obispo capitalino, el franciscano Juan de Zumárraga, la construcción de una iglesia en el lugar de la aparición. Y como el Obispo no aceptase la idea, la Virgen le pidió que insistiese. Al día siguiente, domingo, Juan Diego volvió a encontrar al Prelado, quien lo examinó en la doctrina cristiana y le pidió pruebas objetivas en confirmación del prodigio.
El 12 de diciembre, martes, mientras el santo se dirigía de nuevo a la Ciudad, la Virgen se le volvió a presentar y le consoló, invitándole a subir hasta la cima de la colina de Tepeyac para recoger flores y traérselas a ella. No obstante la fría estación invernal y la aridez del lugar, Juan Diego encontró unas flores muy hermosas. Una vez recogidas las colocó en su «tilma» y se las llevó a la Virgen, que le mandó presentarlas al Sr. Obispo como prueba de veracidad. Una vez ante el obispo el Beato abrió su «tilma» y dejó caer las flores, mientras en el tejido apareció, inexplicablemente impresa, la imagen de la Virgen de Guadalupe, que desde aquel momento se convirtió en el corazón espiritual de la Iglesia en México.
El santo, movido por una tierna y profunda devoción a la Madre de Dios, dejó los suyos, la casa, los bienes y su tierra y, con el permiso del Obispo, pasó a vivir en una pobre casa junto al templo de la «Señora del Cielo». Su preocupación era la limpieza de la capilla y la acogida de los peregrinos que visitaban el pequeño oratorio, hoy transformado en grandioso templo, símbolo elocuente de la devoción mariana de los mexicanos a la Virgen de Guadalupe.
En espíritu de pobreza y de vida humilde Juan Diego recorrió el camino de la santidad, dedicando mucho de su tiempo a la oración, a la contemplación y a la penitencia. Dócil a la autoridad eclesiástica, tres veces por semana recibía la Santísima Eucaristía. En la homilía que SS Juan Pablo II pronunció el 6 de mayo de 1990 en este Santuario con ocasión de la beatificación de Juan Diego, indicó cómo «las noticias que de él nos han llegado elogian sus virtudes cristianas: su fe simple [...], su confianza en Dios y en la Virgen; su caridad, su coherencia moral, su desprendimiento y su pobreza evangélica. Llevando una vida de eremita, aquí cerca de Tepeyac, fue ejemplo de humildad».
Juan Diego, laico fiel a la gracia divina, gozó de tan alta estima entre sus contemporáneos que éstos acostumbraban decir a sus hijos: «Que Dios os haga como Juan Diego». Rodeado de una sólida fama de santidad, murió en 1548. Su memoria, siempre unida al hecho de la aparición de la Virgen de Guadalupe, ha atravesado los siglos, alcanzando la entera América, Europa y Asia. Fuee canonizado por SS Juan Pablo II en la propia ciudad de México el 31 de julio de 2002.

Sobre el milagro de la Virgen la fuente principal es el «Nican mopohua», puesto por escrito en lengua nahuatl según el relato oral de Juan Diego. Sobre la vida del propio Juan Diego, la fuente es una investigación realizada en el siglo XVII (hacia 1660), llamada "Informaciones Jurídicas", en un proceso canónico sobre la cuestión dle culto de la Virgen de Guadalupe. Aunque no hay testimonios directos de Juan Diego, las tradiciones recogidas en las Informaciones Jurídicas provienen de testimonios orales de ancianos del pueblo que conocieron de manera casi directa al indio. Puede leerse con más detalle sobre estas investigaciones en la página de la Basílica de Ntra Sra. de Guadalupe. Sobre el milagro se podrá leer una narración detallada el día 12 de diciembre, memoria litúrgica de la Virgen de Guadalupe
Cuadro: Juan Diego con la imagen de la Virgen en su tilma, Jose de Ibarra, 1743.
fuente: Vaticano
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_4453




Santa Leocadia, virgen y mártir

fecha: 9 de diciembre
†: c. 304 - país: España
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

Elogio: En Toledo, en España, santa Leocadia, virgen y mártir, insigne por la confesión de Cristo.
El poeta español Prudencio no menciona a santa Leocadia en sus himnos, que fueron escritos a fines del siglo IV. Pero consta que, a principios del siglo VII, había en Toledo una iglesia dedicada a la santa, de suerte que su culto es muy antiguo. Las actas del martirio son posteriores y poco fidedignas. Según esas actas, Leocadia era una joven toledana de alta alcurnia. Durante la persecución de Diocleciano, el cruel gobernador Daciano mandó torturar a Leocadia y la encarceló. En la prisión se enteró la joven del martirio de Santa Eulalia en Mérida y pidió a Dios que la juzgase digna de morir por Cristo. Dios escuchó su petición y Leocadia murió en la cárcel a consecuencia de las torturas que se le habían infligido.
En nuestro artículo sobre san Ildefonso, referimos una leyenda muy conocida relacionada con santa Leocadia. Esta mártir es la patrona principal de Toledo, donde hay tres iglesias que llevan su nombre y que según se dice, se hallan en los sitios donde la santa fue sepultada, donde estuvo presa y donde se levantaba su casa. En una de esas iglesias se realizaron la mayor parte de los concilios de Toledo; precisamente en el IV (633) la mártir es honrosamente mencionada. Sus reliquias fueron guardadas en aquella iglesia con gran respeto, hasta que, debido a las incursiones de los moros, fueron llevadas a Oviedo, y algunos años después a la abadía de San Guislain, cerca de Mons en Haynault. A instancias del rey Felipe II, fueron traídas nuevamente a Toledo con gran pompa, y el rey, su hijo Felipe, su hija Isabel, y la emperatriz María, su hermana, estuvieron presentes en la solemne recepción, el 26 de abril de 1589.
Las actas de Santa Leocadia, que no merecen crédito alguno, pueden verse en Florez, España Sagrada, vol. VI , pp. 315-317, y en La Fuente, Hist. Ecl. de España, vol. I (1873), pp. 335-337. Cf. Analecta Bollandiana, vol. XVII (1898), p. 119. No hay razón para dudar de la autenticidad del martirio. El nombre de la santa figura en el Hieronymianum el 13 de diciembre. Véase el comentario de Delehaye, p. 646, y Origines du culte des martyrs, p. 369, con las referencias bibliográficas que se encuentran allí. Artículo del Butler-Guinea con algunos añadidos provenientes de una más antigua edición.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_4454

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