sábado, 10 de diciembre de 2016

San Lucas de Insula, obispo - Beato Marco Antonio Durando, presbítero y fundador (10 de diciembre)

San Lucas de Insula, obispo

fecha: 10 de diciembre
†: 1114 - país: Italia
otras formas del nombre: Lucas de Melicuccà, Lucas el Gramático
canonización: culto local
hagiografía: Santi e Beati

Elogio: En el monasterio de San Nicolás de Viotorito, en Calabria, san Lucas, obispo de Insula, que trabajó con insistencia en favor de los pobres y en la formación de los monjes.
Nació hacia la mitad del siglo IX de Ursino y María, en Melicuccà (Reggio Calabria), en la región llamada «de las salinas», célebre en la historia del monaquismo calabro-griego por la vida de san Elías Espeleota, del cual se conserva la cueva y la tumba. Cuando Lucas completó los estudios de los textos sagrados, abrazó la vida religiosa en el Instituto basiliano, y allí fue ordenado sacerdote. Por su doctrina y virtud, ya antes del 1092 fue elevado a la dignidad episcopal, y destinado a regir la diócesis de Insula, actualmente isla de Capo Rizzuto. Así surge de un diploma griego del 1105, en el cual figura la frase «Epíscopos ton Aisulon», que ha sido a veces mal interpretada, por ignorar que en el catálogo de diócesis de la época figuraba esta minúscula, sufragánea de la de Santa Severina, a poca distancia de Crotona. El citado diploma lo rememora también en Sicilia, donde había viajado a predicar y ordenar unos sacerdotes de rito griego.
Su presencia en Calabria está señalada en diversos lugares: en Medino en la Sibaritide, donde intercedió por una pesca milagrosa; en Mesa, en Escila, donde puso fin a la sequía; en Bovalino, donde curó a un enfermo y libró a una casa de los demonios; en Squillace, donde puso en fuga a un lobo feroz. Extendió su predicación, siempre acompañada de milagros, también en buena parte de la Calabria meridional; quizó viajar también hasta Constantinopla, pero llegado a Taranto fue obligado a volver, por motivos que el biógrafo no menciona.
Gobernó su inglesia con espíritu de abnegación y celo, cuidando el bien de la almas y mostrándose particularmente sensible a las necesidades de los pobres y de los peregrinos. Fue asiduo al ministerio de la palabra y se dice que su hablar era dulce, prersuasivo, y conmovía a su auditorio hasta las lágrimas. No olvidó su profesión monástica, y fundó el monasterio de San Nicolás de Viotorito, al cual -al igual que a la iglesia de Insula- el duque Ruggiero concedió privilegios e hizo donaciones. Lucas dictó sabias prescripciones a los monjes para alcanzar la perfección, según la Regla de san Basilio. Tuvo especial devoción por san Elías Espeleota, recomendando a sus monjes la celebración anual del santo.
Sintiéndose próximo a su fin, se retiró a su monasterio de Viotorito, para prepararse mejor al gran paso: reunió a los obispos de las diócesis vecinas, a los abades, monjes y sacerdotes, para impartirles sus sabios consejos. Murió el 10 de diciembre de 1114. Al igual que durante su vida, también después de muerto se registraron muchos milagros, por lo cual fue aclamado como santo, y tuvo culto público.
El códice Mess. Gr. 115, folio 33, reporta dos «cánones» (composiciones poéticas griegas) en honor de san Juan Bautista, copiados, o quizás compuestos, por san Lucas. Se puede deducir que, tal como muchísimos monjes ítalo-griegos, fue himnógrafo y amanuense. Tenemos una cierta confirmación de este último aspecto en el pergamino griego mencionado más arriba, del archivo de Palermo, que contiene el testamento de Gregorio, prior del monasterio de san Felipe de Domenna, escrito en 1105 «por Lucas, obispo de Aisilon».
Traducido para ETF, con escasos cambios, de un artículo de Francesco Russo en Enciclopedia dei santi. En un sitio ortodoxo italiano e sposible leer una correcta traducción al italiano, anotada, de la «Vita» tradicional de San Lucas.

fuente: Santi e Beati
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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Beato Marco Antonio Durando, presbítero y fundador

fecha: 10 de diciembre
n.: 1801 - †: 1880 - país: Italia
otras formas del nombre: Marcantonio Durando
canonización: 
B: Juan Pablo II 20 oct 2002
hagiografía: Vaticano

Elogio: En Turín, del Piamonte, en Italia, beato Marco Antonio Durando, presbítero de la Congregación de la Misión, que fundó las Hermanas de la Compañía de la Pasión de Jesús Nazareno, para cuidar enfermos y jóvenes abandonadas.
Marco Antonio nació el 22 de mayo de 1801, en Mondoví, Italia, en la ilustre familia de los Durando, cuya casa daba a la Plaza Mayor y estaba cerca de la catedral y de la iglesia de la Misión. Al revés que su madre, que era persona muy piadosa y que inspiró la religiosidad y la fe en el corazón de sus ocho hijos, el padre tenía ideas liberales y era de tendencia laica y agnóstica. Dos de los hijos, de manera especial, profesaron tales convicciones y se implicaron en los sucesos del Risorgimento italiano. Ocuparon puestos de relieve en la vida política y militar. Marco Antonio recibió mayor influencia de la madre. A los 15 años manifestó el deseo de marchar como misionero a China. Entró en la Congregación de la Misión, que por entonces se estaba reconstruyendo en Italia. A los 18 años emitió los votos perpetuos y el 12 de junio de 1824 fue ordenado sacerdote. Durante cinco años permaneció en Casale Monferrato y después, desde 1829 hasta su muerte, en la casa de Turín, de la que fue superior dos años después de llegar. En lugar de ir a China, su destino fueron las misiones populares, en las que expresó la pasión misionera del anuncio de Cristo. Sostuvo y difundió la recién nacida obra de la Propagación de la Fe (Prppaganda Fidei), instituida en Lyon en 1822. En la plenitud de su responsabilidad como Visitador, en 1855, inauguró el colegio Brignole-Sale para las misiones extranjeras con el objetivo de formar sacerdotes para las misiones «ad gentes».
En los años jóvenes de su primer sacerdocio, su dinamismo misionero fue absorbido por las misiones, que predicó en muchos pueblos del Piamonte. Huyendo de los extremismos, tanto del laxismo como del rigorismo jansenista, el padre Durando predicó la misericordia de Dios, atrayendo a las gentes a la conversión: «La gente -relata un cronista de la misión de Bra- se agolpaba para oírlo y estaba tan silenciosa y atenta oyéndolo como si fuese un único hombre». En estas misiones no se limitó a predicar, sino que allí donde encontraba situaciones graves de pobreza, de acuerdo con los cohermanos, actuaba de modo concreto. En Locana, por ejemplo, hizo «convertir todo el legado económico de la misión, que consistía en 700 liras, en harina de maíz para los pobres del pueblo», practicando así la enseñanza de San Vicente de actuar espiritual y corporalmente en favor de los pobres.
La preocupación por los pobres fue así la otra cara de su pasión misionera. Poco después de haber sido elegido superior, intuyó la utilidad de introducir en Italia del norte a las Hijas de la Caridad, nacidas del carisma caritativo de san Vicente y de santa Luisa de Marillac. Éstas, tras haber sido dispersadas en la época de la revolución francesa, habían comenzado a reorganizarse. Las apariciones de la Medalla Milagrosa, en 1830, a santa Catalina Labouré, novicia de las Hijas de la Caridad, pueden considerarse como el origen del nuevo florecimiento que estaba experimentando esta comunidad. La inteligencia del padre Durando consistió en intuirlo. Las quiso en Piamonte. El rey Carlos Alberto, en 1833, las acogió y ellas comenzaron a tomar la responsabilidad de varios hospitales, tanto los militares de Turín y Génova, como los civiles de Carignano, Castellamonte y Turín. En 1855, tuvo el valor de enviarlas a la retaguardia de la guerra de Crimea para curar a los heridos. Al mismo tiempo difundió la asociación mariana de la Medalla Milagrosa entre las jóvenes y de ella nacieron nuevas vocaciones: en el breve espacio de diez años, surgieron 20 fundaciones e ingresaron 260 hermanas. El número de las vocaciones era tan desbordante que Carlos Alberto puso a su disposición, en 1837, el convento de san Salvario, en Turín. Gracias al crecimiento de las hermanas, el padre Durando dotó a la ciudad de Turin de una red de centros de caridad, llamados Misericordias, desde los que las hermanas, con las Damas de la Caridad, salían para prestar el servicio a domicilio y la ayuda a los pobres. Alrededor de las Misericordias surgieron diferentes obras, como las primeras guarderías para niños pobres, talleres para muchachas y orfanatos. Las Hijas de la Caridad han sido extraordinarias impulsoras del desarrollo del catolicismo social en Italia gracias a su obra de asistencia entre los enfermos y los pobres, a la vez que con la asunción de variadas obras educativas.
En 1837, con apenas 36 años, fue nombrado visitador (o superior mayor) de la Provincia del norte de Italia de los misioneros vicencianos, cargo que ocupó durante 43 años ininterrumpidos, hasta su muerte. Por ello, tuvo que mermar su participación en las misiones. Su tiempo estuvo absorbido por la organización de la congregación de los misioneros vicencianos y la predicación de ejercicios espirituales a los sacerdotes y clérigos de la diócesis de Turín. La calidad de su dirección espiritual atrajo también la atención de las nuevas fundaciones que estaban surgiendo en Turín. El arzobispo, monseñor Fransoni, le confió la dirección de las hermanas de san José, llegadas a Italia recientemente. Contribuyó a la redacción de las reglas de las hermanas de santa Ana. Fue guía espiritual de las clarisas capuchinas del nuevo monasterio de santa Clara. La marquesa de Barolo, que había fundado un monasterio para la recuperación de las muchachas perdidas, las hermanas penitentes de santa Magdalena, deseó que fuese consejero en la redacción de las reglas y director de la obra.
Sin embargo, la obra que lo caracteriza es la fundación de las hermanas Nazarenas. Como sucede con las obras de Dios, sin haberlo querido, el 21 de noviembre de 1865, fiesta de la Presentación de María, el padre Durando pudo confiar a la sierva de Dios, Luisa Borgiotti, las primeras postulantes de la nueva Compañía de la Pasión de Jesús Nazareno. Eran jóvenes que se habían dirigido a él, puesto que, deseosas de consagrarse a Dios, carecían de algunos requisitos canónicos para poder entrar en las comunidades religiosas. Él les encomendó la tarea de servir a los que sufren, como miembros dolientes de Cristo crucificado, yendo a asistirles a su domicilio, día y noche. La obra era hasta tal punto novedosa y original que un canónigo de la catedral exclamó: «Si el padre Durando viniese a confesarse conmigo, en conciencia no me sentiría en grado de absolverlo». Y sin embargo, gracias a la caridad de estas hermanas, que supieron estar junto a los moribundos con delicadeza, discreción y fe, porque contemplaban en los que sufrían el sufrimiento del Señor, se produjeron algunas conversiones significativas como las de Guido Gozzano, Felice Raccagni, Sofia Graf y Anni Vivanti.
El padre Durando murió el 10 de diciembre de 1880: tenía 79 años. Sus restos mortales, significativamente, están sepultados en aquel pequeño santuario de la Pasión, anejo a la Iglesia de la Visitación de Turín, donde la comunidad de las Nazarenas se había nutrido de la devoción a la Pasión del Señor para introducirse de forma misionera en el servicio de los que sufren. La causa de beatificación, iniciada en Turín en 1928 y continuada en Roma con el proceso apostólico en 1940, se ha concluido en el 2001 con el reconocimiento del milagro obtenido por su intercesión. SS. Juan Pablo II lo beatificó el 20 de octubre de 2002.
fuente: Vaticano
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012

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