Punto y aparte
Primero, punto.
Luego punto y seguido.
Y más tarde, punto y aparte.
Así es el proceso de
escribir, completar una página o componer un libro.
Justo, casi, como la vida
misma.
Pasito a pasito hemos
llegado, tú y yo, hasta donde la Iglesia nos tiene acostumbrados a celebrar su
'fin del año'. En este caso, el final del Ciclo C. Y, de nuevo, volveremos a
estar aquí, en el párrafo siguiente del texto, o en la hoja siguiente o en un nuevo
capítulo.
El último domingo de
noviembre será ya el comienzo de un tiempo nuevo: Adviento y el Ciclo A. Nos
vamos a olvidar del Evangelista Lucas y nos recibirá con los brazos abiertos el
nuevo Hombre Evangelizador que se llama Mateo.
Este asunto de la llamada
vida del espíritu es tan cíclico como la vida misma, la que no tiene adjetivos
porque es de todo y de todos. Así lo sabemos bien por los ciclos solares y
lunares. ¡Cuánto nos ayuda conocer la tierra y el mar, el cielo y los abismos,
para situarnos con sentido y con placer de vivir!
En el año eclesial que se
acaba estamos invitados a contemplar a Jesús como Rey, dice el dogma de la
religión. Quiero pensar que se trata de un rey con letras minúsculas porque
Jesús nunca se acostumbró a ser mirado desde abajo. Fue él quien se puso
siempre a la altura del más abajado, para poder mirarse con los otros cara a
cara.
Si los Reyes de este nuestro
mundo, por ahora, aprendieran a ser como aquel judío laico de Nazaret... Si
aprendieran... Y pensar por un instante que aún hay gentes que creen en ese
'asunto social' de la 'sangre azul' de las monarquías reales...
Nadie lleva sangre en las
venas que no sea roja... Nadie debería estar más arriba, sino siempre a la
misma altura. Ya sé que esto es soñar... Ya sé que esto no es lo políticamente,
lo religiosamente, lo económicamente, correcto. Caigo en la cuenta, acabo de
escribir los tres poderes que se corresponden con las tres tentaciones.
Jesús de Nazaret, como cualquier otro ser humano, estuvo tentado con esa triple
corona de ostentación y autoridad. Una triple corona que en los ámbitos
católicos recibía el nombre de tiara y que sólo se la 'encasquetaba' su
eminentísima santidad el papa de Roma, hasta que hubo un otro nuevo papa que se
la guardó el baúl de los recuerdos hasta tiempos mejores.
Los de arriba con los de
abajo no pueden llegar a quererse, sino tan sólo a admirarse, adorarse,
respetarse, adularse..., Esto, por cierto, no es inhumano, no es malo, pero no
es evangélico y como lo fue la noticia buena de la persona de Jesús y de su
mensaje.
¡Ayyyyyyyyyyy, la fiesta de
Cristo Rey, el Salvador, cuánto escándalo para unos creyentes y cuánta euforia
mística para otros!
Ojalá se llegue a
conocer, alguna vez en la vida, a ese tal 'HOMBRE DE LA FLOR' que
un ilustre maestro de la sabiduría se inventó. ¿Quién es ese tal? Léase
esta comunicación hasta el final y lo constatará.
Nada más por ahora. Buenas
horas de este 'año viejo eclesiástico' con sus campanadas. Ya habrá tiempo de
hablar del nuevo...
A continuación, se encuentran
los comentarios para este nuevo domingo.
Y también, estos mismos
comentarios se encuentran en el archivo adjunto.
Carmelo Bueno Heras
Domingo de JESUCRISTO REY
Ciclo C (20.11.2022): Lucas 23,35-43. Gracias,
Lucas, por tu Evangelio de Jesús de Nazaret.
Me lo escribo CONTIGO, y Este domingo día 20 de noviembre se acaba el año de la Iglesia y se deja de leer o anunciar o meditar el texto del Evangelio que nos dejó escrito una persona a la que se le dio el nombre de Lucas y al que yo añado, ‘el del toro’, porque este fue el ‘logotipo’ que se le asignó, muy posiblemente por la insistencia en la presencia del templo de Jerusalén en su relato. Un templo diseñado desde tiempos del rey Salomón para ser, entre otros objetivos, ‘la casa de Dios’.
Por estar dedicado este
domingo final del año eclesiástico a la ‘confesión’ de considerar a Jesús de
Nazaret como ‘REY del UNIVERSO’ me parece oportuno comentar algunos aspectos de
esta REALEZA tan directamente vinculada con el Mesías de Israel y la casa del Dios-Yavé
judío que es su Templo.
En realidad, la historia que
se nos ha transmitido desde sus orígenes es que ese mismo Dios-Yavé por
medio de un hombre llamado Natán no era partidario de tener ‘un Templo’ como
‘su Casa’. Fue esta persona-profeta Natán quien le ‘aconsejó con conocimiento
de causa’ que Yavé-Dios
de Israel no deseaba tener ni habitar ningún templo. El rey David se fio de
Natán y el pueblo de Israel, entonces, vivió su religión sin necesidad de
Templo alguno. Esto es lo que nos cuenta el segundo libro de Samuel en su
capítulo séptimo.
El heredero del Reino de David
fue Salomón, su hijo. Y éste no consultó con Natán ni con profeta alguno esta
cuestión de tener o no un Templo dedicado a su Dios. El rey le edificó un
Templo al Dios en quien creía. El hombre del poder, político y económico,
edifica una Casa-Templo al Dios en quien él cree. El hombre del poder crea un
Dios a su media.
Probablemente siempre fue así en el pueblo de Israel y en todos los pueblos de
esta única casa común que es el cosmos y, en particular, nuestra Tierra o
planeta azul.
Construido el Templo por obra
y gracia de un poder real, humano, Salomón, en este evento, todo lo demás va
llegando a instituirse por obra y gracias de las mismas manos, reales en poder,
en dinero, en ideología o, dicho con cierta edulcoración, en espiritualidad.
Desde los días de Salomón, el Templo de Yavé-Dios en Jerusalén se llenó de
ostentación por sus cuatro costados. En el centro de esta magnífica obra real
que fue el Templo se colocó el altar de los sacrificios ofrecidos al Dios del
Templo.
No creo revelar ningún secreto
inconfesable si digo que este altar de los sacrificios (lugar sagrado en todo
tipo de religiones que fueron, son y serán) era el mismísimo lugar donde se
ubicaba aquel altar que Abraham, el padre de los monoteísmos, imaginó y escogió
para el gran sacrificio de su propio hijo. ¿Cómo no atreverse a relacionar este
lugar del altar, de los sacrificios, del Templo, con las personas de Abrahán el
padre de su hijo Isaac, con el Templo de Jerusalén en tiempos de Jesús y la
condena y crucifixión de éste, el Hijo del Padre?
Destaco, en el final de este comentario,
que, en este último domingo del año de la Iglesia, se nos lea en la eucaristía
una secuencia breve de la crucifixión de Jesús como la imaginó el Evangelista
Lucas en esa luminosa escena de los dos ajusticiados que le acompañaban.
Denunciar la inhumanidad de todo Templo con toda su institucionalización de
poder lleva consigo creer, como mejor y hasta único camino y proyecto, que es
posible la humanidad entrañable entre las personas y los pueblos. Jesús de
Nazaret lo intentó. Carmelo Bueno Heras.
CINCO
MINUTOS con la otra Biblioteca de la BIBLIA entre las manos. Tú y
yo, entre otras muchas actividades, solemos también leer. En ocasiones,
quedamos sorprendidos por lo que leemos. Es más, y nos ocurre a veces, llegamos
a pensar que lo que leemos nos hubiera gustado haberlo escrito nosotros mismos.
Por esta sola razón, me he decidido a compartir CONTIGO, semana a semana,
durante este año eclesiástico, 52 libros. Creo que, en la inmensa BIBLIA de
todos los textos, como en el cuerpo de toda persona, ¡todo está relacionado!
. Ahora, Semana 52: 20.11.2022: Cita de Mark Ludy, El
hombre de la flor, Edaf, Madrid, 2006, 25 páginas (más o menos).
Mi
abuelo siempre decía: Todo el mundo tiene una gran historia…
Solo
hay que pararse a averiguar cuál es.
Para
mi amor…
El Hombre de la Flor es un
libro ilustrado ‘sin palabras’ por Mark Ludy.
¿Qué
sucedería si el Hombre de la Flor llegara a un mundo sin color?
Este
libro sin palabras esconde tras cada ventana un sinfín de historias. Esta es la
de un hombre sencillo que ama la vida, su jardín y a sus vecinos.
Disfruta
conociendo personajes tan divertidos y a la vez curiosos como el artista en
crisis, el hombre de la ducha, el ladrón, el enamorado, la chica despechada,
los esnobs, el chico melancólico y muchos más… ¡Y, por supuesto, no te olvides
de buscar al escurridizo ratoncito Rudi en cada página!
Unas palabras sobre Mark Ludy
Además
de su premio al mejor corte de pelo y a la sonrisa más auténtica, Mark Ludy es autor
e ilustrador de varios libros infantiles. Mark es un hombre que impresiona y
contagia su vitalidad, a través de su arte, su escritura o sus palabras, allá
por donde pasa. Vive en Colorado con su esposa, Miranda, y su hija Lauren en
una casa repleta de los más locos animales.
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Si quieres saber más sobre Mark Ludy: www.loodles.com
.
O sobre más libros de Mark Ludy: www.edaf.net
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