sábado, 19 de noviembre de 2022

Domingo de JESUCRISTO REY Ciclo C (20.11.2022): Lucas 23,35-43. Gracias, Lucas, por tu Evangelio de Jesús de Nazaret y Semana 52: 20.11.2022: Cita de Mark Ludy, El hombre de la flor, Edaf, Madrid, 2006

 

Punto y aparte

Primero, punto.

Luego punto y seguido.

Y más tarde, punto y aparte.

Así es el proceso de escribir, completar una página o componer un libro.

Justo, casi, como la vida misma. 

Pasito a pasito hemos llegado, tú y yo, hasta donde la Iglesia nos tiene acostumbrados a celebrar su 'fin del año'. En este caso, el final del Ciclo C. Y, de nuevo, volveremos a estar aquí, en el párrafo siguiente del texto, o en la hoja siguiente o en un nuevo capítulo. 

El último domingo de noviembre será ya el comienzo de un tiempo nuevo: Adviento y el Ciclo A. Nos vamos a olvidar del Evangelista Lucas y nos recibirá con los brazos abiertos el nuevo Hombre Evangelizador que se llama Mateo.

Este asunto de la llamada vida del espíritu es tan cíclico como la vida misma, la que no tiene adjetivos porque es de todo y de todos. Así lo sabemos bien por los ciclos solares y lunares. ¡Cuánto nos ayuda conocer la tierra y el mar, el cielo y los abismos, para situarnos con sentido y con placer de vivir! 

En el año eclesial que se acaba estamos invitados a contemplar a Jesús como Rey, dice el dogma de la religión. Quiero pensar que se trata de un rey con letras minúsculas porque Jesús nunca se acostumbró a ser mirado desde abajo. Fue él quien se puso siempre a la altura del más abajado, para poder mirarse con los otros cara a cara.

Si los Reyes de este nuestro mundo, por ahora, aprendieran a ser como aquel judío laico de Nazaret... Si aprendieran... Y pensar por un instante que aún hay gentes que creen en ese 'asunto social' de la 'sangre azul' de las monarquías reales... 

Nadie lleva sangre en las venas que no sea roja... Nadie debería estar más arriba, sino siempre a la misma altura. Ya sé que esto es soñar... Ya sé que esto no es lo políticamente, lo religiosamente, lo económicamente, correcto. Caigo en la cuenta, acabo de escribir los tres poderes que se corresponden con las tres tentaciones. Jesús de Nazaret, como cualquier otro ser humano, estuvo tentado con esa triple corona de ostentación y autoridad. Una triple corona que en los ámbitos católicos recibía el nombre de tiara y que sólo se la 'encasquetaba' su eminentísima santidad el papa de Roma, hasta que hubo un otro nuevo papa que se la guardó el baúl de los recuerdos hasta tiempos mejores. 

Los de arriba con los de abajo no pueden llegar a quererse, sino tan sólo a admirarse, adorarse, respetarse, adularse..., Esto, por cierto, no es inhumano, no es malo, pero no es evangélico y como lo fue la noticia buena de la persona de Jesús y de su mensaje.  

¡Ayyyyyyyyyyy, la fiesta de Cristo Rey, el Salvador, cuánto escándalo para unos creyentes y cuánta euforia mística para otros!

Ojalá se llegue a conocer, alguna vez en la vida, a ese tal 'HOMBRE DE LA FLOR' que un ilustre maestro de la sabiduría se inventó. ¿Quién es ese tal? Léase esta comunicación hasta el final y lo constatará. 

Nada más por ahora. Buenas horas de este 'año viejo eclesiástico' con sus campanadas. Ya habrá tiempo de hablar del nuevo...

A continuación, se encuentran los comentarios para este nuevo domingo.

Y también, estos mismos comentarios se encuentran en el archivo adjunto.

Carmelo Bueno Heras

 

Domingo de JESUCRISTO REY Ciclo C (20.11.2022): Lucas 23,35-43. Gracias, Lucas, por tu Evangelio de Jesús de Nazaret.

Me lo escribo CONTIGO, y Este domingo día 20 de noviembre se acaba el año de la Iglesia y se deja de leer o anunciar o meditar el texto del Evangelio que nos dejó escrito una persona a la que se le dio el nombre de Lucas y al que yo añado, ‘el del toro’, porque este fue el ‘logotipo’ que se le asignó, muy posiblemente por la insistencia en la presencia del templo de Jerusalén en su relato. Un templo diseñado desde tiempos del rey Salomón para ser, entre otros objetivos, ‘la casa de Dios’.

Por estar dedicado este domingo final del año eclesiástico a la ‘confesión’ de considerar a Jesús de Nazaret como ‘REY del UNIVERSO’ me parece oportuno comentar algunos aspectos de esta REALEZA tan directamente vinculada con el Mesías de Israel y la casa del Dios-Yavé judío que es su Templo.

En realidad, la historia que se nos ha transmitido desde sus orígenes es que ese mismo Dios-Yavé por medio de un hombre llamado Natán no era partidario de tener ‘un Templo’ como ‘su Casa’. Fue esta persona-profeta Natán quien le ‘aconsejó con conocimiento de causa’ que Yavé-Dios de Israel no deseaba tener ni habitar ningún templo. El rey David se fio de Natán y el pueblo de Israel, entonces, vivió su religión sin necesidad de Templo alguno. Esto es lo que nos cuenta el segundo libro de Samuel en su capítulo séptimo.

El heredero del Reino de David fue Salomón, su hijo. Y éste no consultó con Natán ni con profeta alguno esta cuestión de tener o no un Templo dedicado a su Dios. El rey le edificó un Templo al Dios en quien creía. El hombre del poder, político y económico, edifica una Casa-Templo al Dios en quien él cree. El hombre del poder crea un Dios a su media. Probablemente siempre fue así en el pueblo de Israel y en todos los pueblos de esta única casa común que es el cosmos y, en particular, nuestra Tierra o planeta azul.

Construido el Templo por obra y gracia de un poder real, humano, Salomón, en este evento, todo lo demás va llegando a instituirse por obra y gracias de las mismas manos, reales en poder, en dinero, en ideología o, dicho con cierta edulcoración, en espiritualidad. Desde los días de Salomón, el Templo de Yavé-Dios en Jerusalén se llenó de ostentación por sus cuatro costados. En el centro de esta magnífica obra real que fue el Templo se colocó el altar de los sacrificios ofrecidos al Dios del Templo.

No creo revelar ningún secreto inconfesable si digo que este altar de los sacrificios (lugar sagrado en todo tipo de religiones que fueron, son y serán) era el mismísimo lugar donde se ubicaba aquel altar que Abraham, el padre de los monoteísmos, imaginó y escogió para el gran sacrificio de su propio hijo. ¿Cómo no atreverse a relacionar este lugar del altar, de los sacrificios, del Templo, con las personas de Abrahán el padre de su hijo Isaac, con el Templo de Jerusalén en tiempos de Jesús y la condena y crucifixión de éste, el Hijo del Padre?

Destaco, en el final de este comentario, que, en este último domingo del año de la Iglesia, se nos lea en la eucaristía una secuencia breve de la crucifixión de Jesús como la imaginó el Evangelista Lucas en esa luminosa escena de los dos ajusticiados que le acompañaban. Denunciar la inhumanidad de todo Templo con toda su institucionalización de poder lleva consigo creer, como mejor y hasta único camino y proyecto, que es posible la humanidad entrañable entre las personas y los pueblos. Jesús de Nazaret lo intentó. Carmelo Bueno Heras.


CINCO MINUTOS con la otra Biblioteca de la BIBLIA entre las manos. Tú y yo, entre otras muchas actividades, solemos también leer. En ocasiones, quedamos sorprendidos por lo que leemos. Es más, y nos ocurre a veces, llegamos a pensar que lo que leemos nos hubiera gustado haberlo escrito nosotros mismos. Por esta sola razón, me he decidido a compartir CONTIGO, semana a semana, durante este año eclesiástico, 52 libros. Creo que, en la inmensa BIBLIA de todos los textos, como en el cuerpo de toda persona, ¡todo está relacionado!

. Ahora, Semana 52: 20.11.2022: Cita de Mark Ludy, El hombre de la flor, Edaf, Madrid, 2006, 25 páginas (más o menos).

 

Mi abuelo siempre decía: Todo el mundo tiene una gran historia…

Solo hay que pararse a averiguar cuál es.

Para mi amor…

 

El Hombre de la Flor es un libro ilustrado ‘sin palabras’ por Mark Ludy.

 

¿Qué sucedería si el Hombre de la Flor llegara a un mundo sin color?

Este libro sin palabras esconde tras cada ventana un sinfín de historias. Esta es la de un hombre sencillo que ama la vida, su jardín y a sus vecinos.

 

Disfruta conociendo personajes tan divertidos y a la vez curiosos como el artista en crisis, el hombre de la ducha, el ladrón, el enamorado, la chica despechada, los esnobs, el chico melancólico y muchos más… ¡Y, por supuesto, no te olvides de buscar al escurridizo ratoncito Rudi en cada página!

 

Unas palabras sobre Mark Ludy

Además de su premio al mejor corte de pelo y a la sonrisa más auténtica, Mark Ludy es autor e ilustrador de varios libros infantiles. Mark es un hombre que impresiona y contagia su vitalidad, a través de su arte, su escritura o sus palabras, allá por donde pasa. Vive en Colorado con su esposa, Miranda, y su hija Lauren en una casa repleta de los más locos animales.

 

. Si quieres saber más sobre Mark Ludy: www.loodles.com

. O sobre más libros de Mark Ludy: www.edaf.net

 

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