San Alberto, llamado «Magno», obispo y doctor de la Iglesia, que ingresó en la Orden de Predicadores en París, enseñó de palabra y en sus escritos las disciplinas filosóficas y divinas, y fue maestro de santo Tomás de Aquino, uniendo maravillosamente la sabiduría de los santos con la ciencias humanas y naturales. Después se vio obligado a aceptar la sede episcopal de Ratisbona, desde la cual se esforzó asiduamente en fortalecer la paz entre los pueblos, aunque al cabo de un año prefirió la pobreza de la Orden a toda clase de honores, y murió santamente en Colonia, en la Lotaringia Germánica. († 1280)
En Hipona Regia, de Numidia, los veinte santos mártires cuya fe victoriosa celebró san Agustín y de los cuales solo se recuerdan los nombres del obispo Fidenciano, de Valeriana y de Victoria. († s. III/IV)
En Edesa, de la región de Osroene, santos mártires Gurias, asceta, y Samonas, que bajo Diocleciano, después de prolongados y crueles tormentos, fueron condenados a muerte por el prefecto Misiano y decapitados. († c. 305)
En Nola, de la Campania, san Félix, con cuyos cuidados pastorales y devoción se honra la ciudad. († s. IV/V)
En Bretaña Menor, san Maclovio o Macuto, obispo de Alet, que, nacido en Cambria, murió en Saintes. († c. 640)
En Cahors, lugar de Aquitania, san Desiderio, obispo, que construyó iglesias, monasterios y edificios para el bien común, sin olvidarse de preparar las almas para su celeste Esposo, como verdaderos templos de Cristo. († 655)
En Rouen, de Neustria, san Sidonio, abad, oriundo de Irlanda, que hizo vida monástica primero en Jumièges, después en el monasterio de Herio, en la isla de Noirmoutier, bajo la dirección de san Filiberto, y finalmente en el monasterio de Saint-Saens, fundado por él mismo. († c. 684)
En el monte Irschenberg, en Baviera, santos Marino, obispo, y Aniano, mártires. († s. VII/VIII)
En Rheinau, en la región de Helvecia, san Fintano, procedente de Irlanda, que vivió mucho tiempo en un monasterio, pero se recluyó después en una pequeña celda, junto a la iglesia, escondido por amor de Dios. († 879)
En el cenobio de Klosterneuburg, sepultura de san Leopoldo, príncipe de ese territorio, a quien se honró, aún en vida, con el sobrenombre de «Piadoso», pues fue siempre portador de paz y amigo de los pobres y del clero. († 1136)
En Reading, en Inglaterra, beatos mártires Hugo Faringdon o Cook, abad de la Orden de San Benito, Juan Eynon y Juan Rugg, presbíteros, los cuales opusieron tenaz resistencia al rey Enrique VIII, que intentaba apropiarse de la autoridad de la Iglesia, y por esa causa, acusados de traición, delante del monasterio fueron ahorcados y descuartizados. († 1539)
En Glastonbury, también en Inglaterra, beatos mártires Ricardo Whiting, abad, Rogelio James y Juan Thorne, presbíteros de la Orden de San Benito, que, acusados falsamente de traición y sacrilegio, durante el mismo reinado fueron ahorcados también y descuartizados. († 1539)
En Ferrara, de la Emilia, beata Lucía Broccadelli, religiosa, que tanto en el matrimonio como en el monasterio de la Tercera Orden Dominicana sobrellevó con paciencia muchos dolores y vejaciones. († 1544)
En Nagasaki, del Japón, beato Cayo Coreano, mártir, que, siendo catequista, por confesar a Cristo fue condenado a la hoguera. († 1627)
En Caaró, del Paraguay, santos Roque González y Alfonso Rodríguez, presbíteros de la Orden de la Compañía de Jesús y mártires, que ganaron para Cristo a los pueblos indígenas abandonados, fundando las llamadas «reducciones», donde el trabajo y la vida social se compaginaban libremente con los valores del cristianismo, y por esto fueron asesinados a traición por el sicario de un personaje adicto a las artes mágicas. († 1628)
En Roma, san José Pignatelli, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, que trabajó mucho para reforzarla en un momento peligroso de extinción, y se significó por su caridad e integridad de costumbres, siempre con las miras puestas en la mayor gloria de Dios. († 1811)
En Mengo, lugar de Uganda, san José Mkasa Balikuddembé, mártir, que, estando al frente del palacio real, una vez recibido el bautismo ganó a muchos jóvenes para Cristo y defendió a los niños de la corte de las pasiones viciosas del rey Mwenga, por lo que el rey, enfurecido, ordenó decapitarle a los veinticinco años de edad. († 1885)
En San Remo, de la Liguria, en Italia, beata María de la Pasión (Helena) de Chappotin de Neuville, virgen, que, enamorada de la humildad y sencillez de san Francisco, fundó las Hermanas Franciscanas Misioneras de María, para el servicio de la mujer en tierras de misión. († 1904)
En Wadowice, en Polonia, san Rafael de San José (José) Kalinowski, presbítero, que durante la guerra, en la insurrección del pueblo contra el opresor, fue hecho prisionero por los enemigos y deportado a Siberia; después de sufrir muchas calamidades, por fin recuperada la libertad, ingresó en la Orden de Carmelitas Descalzos, que promovió notablemente. († 1907)
En Almansa, Albacete, España, beato Miguel Díaz Sánchez, presbítero diocesano y mártir. († 1936)
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