San Dámaso I, papa, que en los difíciles tiempos en que vivió, reunió muchos sínodos para defender la fe de Nicea contra cismas y herejías, procuró que san Jerónimo tradujera al latín los libros sagrados y veneró piadosamente los sepulcros de los mártires, adornándolos con inscripciones. († 384)
En la región de Amiens, de la Galia Bélgica, santos Victorico y Fusciano, mártires. († c. s. III)
En Piacenza, de la Emilia, san Sabino, obispo, que convirtió una multitud de gente a la fe, fundó también monasterios de vírgenes y defendió enérgicamente la fe nicena. († c. 420)
En Constantinopla, san Daniel, llamado «Estilita», presbítero, que, después de vivir en el cenobio y soportar muchos trabajos, según la costumbre y ejemplo de san Simeón permaneció en lo alto de una columna hasta su muerte, durante treinta y tres años y tres meses, sin que le hicieran mella el frío, el calor, ni los vientos. († 493)
En el monasterio de Himmerod, de la región de Tréveris, en Alemania, beato David, monje, el cual, aunque débil de cuerpo, fue recibido en Claraval por san Bernardo, quien después le envió con los hermanos a Alemania para fundar un monasterio y allí se entregó día y noche a la oración y a las buenas obras. († 1179)
En Siena, de la Toscana, beato Francisco Lippi, ermitaño de la Orden de los Carmelitas, célebre por la austeridad de su vida. († 1292)
En la región de Camerino, del Piceno, beato Hugolino Magalotti, ermitaño de la Tercera Orden Regular de San Francisco. († 1373)
En Sant'Angelo in Vado, también en el Piceno, beato Jerónimo Ranuzzi, presbítero de la Orden de los Siervos de María, que en la soledad y el silencio consiguió la ciencia de los santos. († c. 1466)
Beatos Martín de San Nicolás Lumbreras Peralta y Melchor de San Agustín Sánchez Pérez, presbíteros y mártires
En Nagasaki, en Japón, beatos Martín de San Nicolás Lumbreras Peralta y Melchor de San Agustín Sánchez Pérez, presbíteros de la Orden de San Agustín y mártires, los cuales, apenas llegados a esta ciudad, fueron apresados, arrojados en una celda oscura y después quemados vivos. († 1632)
En Londres, en Inglaterra, beato Arturo Bell, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, que durante el reinado de Carlos I, solamente por ser sacerdote fue condenado a la pena capital y sufrió el patíbulo en Tyburn. († 1643)
En la localidad llamada El Saler, cerca de Valencia, en España, beata María del Pilar Villalonga Villalba, virgen y mártir, que, durante la persecución religiosa, con su martirio siguió las huellas de Cristo. († 1936)
En el monasterio de La Aldehuela, en la región de Madrid, en España, santa María de las Maravillas Pidal y Chico de Guzmán, virgen de la Orden de Carmelitas Descalzas, que fundó muchos monasterios en España y en la India, conjugando la vida contemplativa con una solícita caridad. († 1974)
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