P. Bianchi, la Lectio Divina nos regala la mirada de Dios
“Dejarse sorprender por Dios”: fue éste el tema de la cuarta jornada de Ejercicios espirituales que el Papa Francisco vivió este miércoles en la Casa Divin Maestro en Ariccia, junto con sus colaboradores de la Curia Romana. El método adoptado por el predicador de los Ejercicios, padre Bruno Secondin es el de la “Lectio Divina”.
El padre Enzo Bianchi, prior de Bose, fue uno de los primeros en relanzar la Lectio en los años setenta. Él nos explica este método, ante el micrófono de nuestro colega Alessandro de Carolis:
La Lectio Divina es en primer lugar un método para orar a partir de la Palabra contenida en las Sagradas Escrituras. Es un método que se remonta a los Padres de la Iglesia que tuvo un momento extraordinario en el Medioevo con los monjes cistercienses y cartujos, la “Sagrada Página”. Fue entonces que Guido el Cartujo en la “Scala claustralium” ha definido el método. Es muy simple. Es un método en el cual se contemplan cuatro momentos.
En primer lugar, la lectura del texto de la Escritura y una comprensión del texto así como este puede ser leído.
Un segundo momento dedicado a la meditación: se trata de buscar en el texto, eventualmente de ayudarnos con comentarios o buscando pasajes paralelos en la Escritura.
El tercer elemento es la oración: dejarse inspirar por el pasaje leído para poder orar. Si en el pasaje hemos encontrado que Jesús perdona a la adúltera, es una oración de pedido de misericordia para los pecadores. Si Jesús nos da el pan de su cuerpo, es una oración para que nosotros podamos participar en la Eucaristía. En fin, es precisamente en aquel caso que la Escritura dicta las intenciones de nuestra oración.
Y en el último momento, que puede parecer el más difícil – se llamacontemplación – no es otra cosa que tratar, después de esta lectura, esta meditación y esta oración, de ver la realidad del mundo con los ojos de Dios. La contemplación es fijar la mirada en Dios: es el sentimiento de Cristo sobre las cosas y es ciertamente el fruto de los primeros tres momentos de la Lectio Divina.
Cuando propuse la Lectio divina a comienzos de los años 70 parecía una propuesta extravagante. La Lectio ya no se seguía tanto y fui yo el que volvió a este método. Pero inmediatamente después Juan Pablo II, a finales de los años ’90, y luego Benedicto XVI y después también el Papa Francisco recomendaron a todos que la adoptaran, porque de esta manera la Palabra de Dios se transforma en nuestro alimento. Es el modo con el cual el Evangelio nos plasma, nos cambia, nos convierte.
(MCM-RV)
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