San Heliodoro Pamfilia | |
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San Heliodoro, m., Pamfilia, persecución de Aureliano.
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San Mauro de Cesana | |
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San Mauro de Cesana, obispo
En Cesana, de la Flaminia, san Mauro, obispo.
Nació a fines del siglo IX o inicios del X, aunque el año exacto y lugar de nacimiento es desconocido para nosotros. Sabemos que fue elegido obispo de Cesena en Romagna por su tío el papa Juan X, lo que nos lleva a después del 914; y su nombramiento fue antes del 926, ya que ese año el papa perdió jurisdicción sobre las tierras del Exarcado, territorio italiano del Imperio Bizantino, que incluía una parte de Emilia-Romagna, con centro en Ravena y por lo tanto también de Cesana, que era una dependencia suya.
De sus actuación no se sabe prácticamente nada; sin duda tuvo que vivir santamente, teniendo en cuenta los difíciles tiempos que le tocaron y la persistencia del culto posterior. Murió alrededor del 946 un 21 de noviembre. Fue enterrado en el Monte Spaziano, en un cofre de mármol, junto a una iglesia y una celda construida por él mismo para recogerse en oración y hacer penitencia. Después de muchos años se verificó un primer milagro junto al cofre, que mientras tanto había quedado casi completamente enterrado. Pero después de un segundo milagro, la gente comenzó a acudir a venerarlo, y a la vez a difundir la noticia incluso en lugares lejanos. Los obispos de la región se reunieron en el monte, ahora llamado «de Mauro», e hicieron desenterrar el sarcófago y llevarlo dentro de la iglesia, lo que en ese entonces equivalía a un rito de canonización. Con la llegada de fieles y ofrendas, la iglesia fue ampliada y embellecida por monjes benedictinos, y fue construido al lado de ella un monasterio, ya floreciente en 1042.
Con el correr de los siglos el cuerpo fue olvidado por todos, incluso por los monjes, para ser reencontrado hacia 1470 aproximadamente y, por temor a las guerras en curso en la zona, llevado al interior de las murallas de la ciudad, a la iglesia de San Juan Evangelista, aunque poco tiempo más tarde volvió a trasladarse a la nueva Catedral de San Juan Bautista, en una capilla reservada, rodeado por una valla metálica para protegerlo. Algunas de sus reliquias se mantuvieron en Monte Mauro y en Ravena, y en su honor surgieron dos parroquias: San Mauro, en la diócesis de Cesana, documentada en 1155, y la actual San Mauro Pascoli, en la diócesis de Rimini, también muy antigua.
fuente: Santi e Beati
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Beata María de Jesús | |
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Beata María de Jesús, el Buen Pastor (Franciszka Siedliska)Nació el 12 de noviembre de 1842 en el castillo polaco de Roszkowa Wola, lugar cercano a Varsovia. Era la primogénita del matrimonio de terratenientes compuesto por Adolf Siedliska y Cecilia Mariana Morawska. Los Siedliska tenían lazos de parentesco con aristócratas polacos que se hallaban en la zona rusa. El abuelo materno de la beata era ministro de finanzas.
El ambiente que rodeó su infancia, tal como le ocurrió a la mayoría de sus contemporáneos, cedía al influjo de las ideologías políticas del momento. El aire que se respiraba en su hogar estaba teñido por un cierto liberalismo en el que la fe ocupaba un papel muy secundario. Ella y su hermano Adam simplemente recibieron la educación que correspondía a su alcurnia. Sin embargo, Franciszka no era ajena al hecho religioso. Su institutriz le había familiarizado con la oración y de alguna forma fue su guía hasta que se produjo su muerte. Con esta sensibilidad espiritual en carne viva, cuando tenía 9 años al ver a su madre gravemente enferma no dudó en solicitar insistentemente la gracia de su curación a la Virgen de Czestochowa. Y poco tiempo después, en 1854, tuvo la fortuna de tomar contacto con el P. Leander Lendzian, un capuchino lituano que residía en Varsovia ciudad en la que Cecilia se encontraba en periodo de restablecimiento, residiendo en casa de sus padres.
Este religioso, que tuvo gran influencia en la vida de Franciszka (fue su director espiritual hasta 1879), la preparó para recibir los sacramentos de la comunión y la confirmación, momento en que decidió consagrarse. La noticia cayó como un jarro de agua fría en el hogar de los Siedliska; sus padres tenían planes diametralmente opuestos a los suyos. En particular, su progenitor no le daba otra alternativa que la de contraer matrimonio con una persona de similar posición. Aparentemente la joven se plegaba a su voluntad; les acompañó en un largo viaje por Europa en el transcurso del cual se perfilaban claramente los puntos de vista de uno y de otra. Adolf, su padre, insistió hasta la saciedad en la tesis del ventajoso matrimonio, y ella, que había heredado su fuerte carácter, replicó mostrando su férrea decisión a seguir a Cristo.
Tanta carga de tensión emocional terminó por afectarle a su madre y a ella. En su caso se temió que hubiera podido contraer la tuberculosis. Mientras visitaban médicos afamados y recibía tratamientos en balnearios de Alemania, Austria, Francia y Suiza, hubo una insurrección que obligó a su padre a dejar Polonia. Fue el momento de la conversión de la beata. Su hermano Adam falleció en 1860, parece que a consecuencia de un accidente. Cuatro años más tarde, hallándose en Cannes a la espera de que su padre la autorizara a dar el paso hacia la vida religiosa, Franciszka privadamente consagró a Cristo su castidad. Cuando pudieron regresar a su domicilio se comprometió como terciaria franciscana. Adolf murió en 1870 y ella tenía vía libre para materializar su consagración, alentada por Lendzian. Nuevo veto, en este caso debido a su mala salud, le impidió dar el paso que anhelaba. En abril de 1873 por sugerencia de este capuchino, que veía clara la voluntad de Dios sobre ella, inició la fundación de la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia.
Dio los primeros pasos secundada por su madre y dos terciarias franciscanas de avanzada edad. Iniciaron una labor catequética, teniendo como centro de su consagración la adoración de Jesús Sacramentado. En otoño, una vez que vio frustrados los intentos de poner en marcha la obra en Polonia y Lourdes, contando con la ayuda del P. Piotr Semenenko, superior general de los resurreccionistas, viajó a Roma y recibió la bendición de Pío IX quien les dio vía libre para que pudieran establecerse allí. La fundación vio la luz en 1875. El P. Semenenko contribuyó también con su experiencia a la redacción de los estatutos. Ambos asistían a los emigrantes. El lema de Franciszka fue el fiat: «hágase tu voluntad». La primera comunidad tenía como modelo a la Sagrada Familia, con un claro compromiso eclesial, de unión con el Santo Padre y la determinación a vivir la caridad que debía plasmarse en la acción apostólica. El P. Semenenko las asistía espiritualmente.
En 1881 Franciszka fundó en Cracovia, y tres años más tarde profesó, tomando el nombre de María de Jesús, el Buen Pastor. Las religiosas se dedicaban a enseñar el catecismo preparando a los niños para recibir los sacramentos. Progresivamente fueron abriendo otros campos con la dirección de residencias e internados, el trabajo en escuelas, en el ámbito sanitario, ayuda a los emigrantes e incluso la acogida y crianza de niños de diversas nacionalidades, entre otras acciones. En 1885 se fundó Chicago respondiendo a la petición de prelados y sacerdotes para que asistieran a compatriotas polacos. Cuando Franciszka murió el 21 de noviembre de 1902 a causa de una peritonitis, dejaba 28 casas extendidas por distintos países, entre ellos, además de los Estados Unidos, las ciudades de París y Londres. Fue beatificada por Juan Pablo II el 23 de abril de 1989. En 1996 fue proclamada patrona de la misión católica polaca en Inglaterra y Gales.
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Beato Andrés Solá | |
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Andrés que soñaba con la palma del martirio, la alcanzó en México. Vino al mundo el 7 de octubre de 1895 en Taradell (Barcelona, España). Sus padres, agricultores, educaron a sus once hijos en la fe. Andrés era el tercero y desde niño mostró su inclinación a la consagración. De hecho, en 1908 confesó a su padre que quería ser misionero.
Piadoso, devoto de María, y responsable en sus estudios, entre otras virtudes que se apreciaban en él, quienes le conocían más de cerca no debieron sorprenderse cuando dio el paso definitivo hacia la vida religiosa. Ingresó en el seminario de los claretianos después de quedar conmovido por la predicación de uno de ellos. Y allí, mientras se formaba para ser sacerdote, tuvo ocasión de seguir profundizando en el evangelio y aprender a desasirse de tendencias y salidas de carácter que le dieron algunos disgustos.
Admitía humildemente sus errores y se aplicaba en la fidelidad y obediencia. Era agradecido, modesto, servicial y observante de la regla. Tenía gran nobleza, y como «de la abundancia del corazón habla la boca» (Mt 12:34), de la suya brotaban sueños e ilusiones apostólicas a cada paso que tenían como horizonte la evangelización sustentada en su ardiente amor al Corazón de la Virgen María. Eran frecuentes sus visitas al Sagrario y se le veía orar fervorosamente ante el Santísimo.
Después de ser ordenado sacerdote en 1922 tras una corta estancia de un año en Aranda de Duero, partió a Veracruz donde llegó en agosto de 1923. Su gran devoción a María le condujo al santuario de Nuestra Señora de Guadalupe poniéndose bajo su amparo. Ejerció su ministerio en México y en León (Guanajuato) por espacio de unos cinco años, dedicado a los fieles y a las religiosas en una intensa labor misionera en medio de una complicada situación política que afectaba de lleno a la Iglesia con expresión concreta en los sacerdotes y religiosos, y de la que tuvo noticia en diciembre de 1924. De hecho, en un primer momento, ya tuvo que buscar amparo en casa de unas conocidas porque las autoridades gubernamentales habían dictado una orden de expulsión.
En la primavera de 1927 las dificultades lejos de suavizarse, empeoraron notablemente. Tanto es así que fue instado por sus superiores para abandonar León y proseguir su labor en México. Pero apenas hizo acto de presencia, le fue comunicada la noticia de su eventual detención anunciada por carta. De modo que no tenía otro horizonte que proteger su vida. Era valiente y así lo había mostrado en la infancia y siendo religioso. Sus familiares y compañeros reconocerían después de su muerte este nuevo matiz de su carácter que seguramente le hizo minusvalorar el alcance de la amenaza que se cernía sobre él. Decidió permanecer allí, con la prudencia debida, desde luego. Sin embargo esta cautela no fue tenida en cuenta debidamente por las personas que le alojaban y al día siguiente el efecto de su descuido conllevó la detención de Andrés.
Como ha sido propio de quienes han derramado su sangre por Cristo dio testimonio inmediato de su condición sacerdotal y se dispuso a beber el cáliz que le aguardaba. Era el signo inequívoco de un hombre coherente con su vocación. Si en un momento dado vino a su mente este sentimiento acerca del martirio: «¡Quién sabe si ahora el Señor me concederá esta Gracia! Si así fuera, que acepte mi sangre por el triunfo de la Iglesia Católica en México», el velo quedaba descorrido y llegada su hora suprema. Fue ajusticiado el 25 de abril de 1927 en crudo suplicio al que sobrevivió unas horas mientras repetía: «Jesús mío, Jesús mío, por Ti muero». Herido de muerte, pero aún con vida, brazos bondadosos y humanitarios le extrajeron del espeso «chapopote» (alquitrán) al que sus verdugos le habían arrojado. Fue beatificado el 20 de noviembre de 2005.
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San Mauro de Porec | |
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San Mauro de Porec, obispo y mártir
En Porec, de Istria, san Mauro, obispo y mártir.
Mauro es el primer obispo históricamente documentado en Porec, Istria, perteneciente en la actualidad a Croacia. Si bien esa documentación es exigua, es muy sólida: en el siglo IV se construyó una iglesia en el lugar dedicada a san Mauro, mártir. De esa iglesia sólo se sabe el nombre, y quedan algunos fragmentos primitivos, reutilizados en la basílica que la sustituyó en el siglo VI, y que se conoce con el nombre de Basílica de Eufrasio (desde 1997 patrimonio de la humanidad), pero no por su título (que sigue siendo de san Mauro) sino por el obispo que la hizo construir, en el 535 aproximadamente.
En el ábside se colocó un mosaico con la imagen de san Mauro, con la corona del martirio en las manos, que se conserva (ver imagen). Los huesos del santo, que se veneraban en la primitiva iglesia, pasaron a la basílica, pero sólo por un siglo, ya que el papa Juan IV, que era originario de Dalmacia y posiblemente le tenía especial devoción al santo, en su pontificado (640 a 642) trasladó las reliquias a la Capilla de San Venancio, en la Basílica de Letrán, y también allí se emplazó un mosaico con su imagen. Más tarde las reliquias llegaron a Génova, y en 1934 fueron devueltas a Istria, donde se encuentran en la actualidad.
De su historia, todo lo que se sabe es legendario, sin embargo no puede dudarse ni del culto genuinamente antiguo, rastreable en estas etapas que mencionamos, ni de su martirio, ya que ese mosaico original lo muestra con la corona de los mártires, ni de la época, que necesariamente es anterior al primer templo, por lo que tuvo que haber dado su testimonio de fe muy en los inicios del siglo IV, tal vez en la persecución de Diocleciano, si no antes.
Biographisch-Bibliographisches Kirchenlexikon, tomo XXII (2003) cols. 817-818; sobre la basílica eufrasina hay abundantes referencias y fotografías en el web, desde su declaración por la UNESCO, El Martirologio Romano en español (ed 2004/2007) lo llama «san Marino», pero se trata evidentemente de un error de la versión, ya que la Editio Typica latina, así como toda la tradición mencionada lo llaman unánimemente Maurus.
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