San Gontrán, rey
fecha: 28 de marzo
n.: c. 525 - †: 593 - país: Francia
otras formas del nombre: Contran, Gontram, Gontranno, Gontrammo, Gontranmo, Gunthramnus
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
n.: c. 525 - †: 593 - país: Francia
otras formas del nombre: Contran, Gontram, Gontranno, Gontrammo, Gontranmo, Gunthramnus
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
En Chálon-sur-Saóne, en Burgundia,
sepultura de san Gountrán, rey de los francos, que distribuyó sus tesoros entre
las iglesias y los pobres.
Sobre Gontrán señala Thurston que
«difícilmente habría obtenido una canonización formal en la actualidad.»
Efectivamente, se trata de una personalidad llena de contrastes: generoso,
servicial, conciliador, pero también violento y rudo. Se cuenta de él, por
ejemplo, que cuando los médicos no pudieron salvar a una de sus esposas (se
casó tres veces), los mandó matar; y a la vez fue él quien medió entre sus
hermanos Sigeberto y Chilperico para pacificar la región.
Gontrán fue uno de los cuatro hijos que
vivían a la muerte del violentísimo Clotario I, y en el 561 heredó de su padre
el reino de Borgoña. Las Galias eran en ese momento territorios aun
semibárbaros, cuya cristianización avanzaba de a poco, aunque decididamente, y
con ello también la suavización y humanización de las costumbres.
Como bien lo describe Claude Boillon, a
pesar de todos sus defectos y malas acciones, fue venerado popularmente como
santo inmediatamente a su muerte, porque en toda su vida demostró una real
voluntad de regir su conducta por la fe, aun cuando muchas veces no lo
consiguiera; de alguna manera llegó a ser para su pueblo un símbolo de la
fuerza y del obrar de la gracia, consiguiendo que de su carácter rudo y de un
entorno no menos endurecido, surgiera un reinado cuyo balance es positivo, no
sólo en obra de gobierno, sino también en el trabajo del rey para domesticar su
propio natural.
Promovió la realización de sínodos en su
territorio para mejorar la disciplina y formación del clero, apoyó fundaciones
de monasterios e iglesias, y dedicó especial cuidado a los desposeídos y a los
enfermos. Tras la muerte de su última esposa vivió en castidad, y adoptó a su
sobrino como heredero. «En un siglo inmoral y feroz, en el corazón de Gontrán
el cristianismo venció a la barbarie», sentencia Guerín. Murió en el 592. Sus
reliquias permanecieron en el monasterio de San Marcelo, aunque un brazo fue
venerado en la catedral de San Juan de Maurienne, fundada por él. Las primeras
fueron incineradas y aventadas por los hugonotes en el siglo XVI, y el resto se
perdió en 1793, con la Revolución Francesa.
La mayor parte de las noticias provienen,
directa o indirectamente, de la Historia Francorum de san Gregorio de Tours, no
muy lejano en el tiempo, y en los documentos que son la fuente de la historia
general de la Galia, a la que pertenece por derecho el personaje. De todos
modos se halla una recopilación de citas y documentos en Acta Sanctorum, marzo
III, pág. 718ss.; Guerin, en Petits Bollandistes, IV, pág. 21ss. le dedica una
larga hagiografía. Ver también el equilibrado artículo de Claude Boillon en
Enciclopedia dei Santi, reproducido en Santi e beati,
y el artículo del Butler-Guinea, en 28 de marzo.
Abel Della Costa
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ingreso o última modificación relevante: 25-3-2013
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1024
San Hilarión de Pelecete, abad
fecha: 28 de marzo
†: s. VIII - país: Turquía
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
†: s. VIII - país: Turquía
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
Cerca del monte Olimpo, en Bitinia, san
Hilarión, abad del monasterio de Pelecete, que luchó valerosamente en defensa
del culto de las santas imágenes.
El santo
Hilarión que conmemoramos hoy es llamado «ho neós», «el joven», para
distinguirlo de otros santos del mismo nombre que también han sido monjes: San
Hilarión de Gaza, abad, al que celebramos el 21 de octubre, y San Hilarión,
abad y presbítero, del 6 de junio, con quien es más fácil confundirlo, porque
pertenece al mismo contexto histórico, el de la persecución iconoclasta.
De este Hilarión no ha quedado la
narración de una «Vita», sino que prácticamente todos los testimonios que
tenemos acerca de él son litúrgicos: antífonas, lecturas del sinaxario, y sobre
todo un largo poema escrito por san José el
Himnógrafo, a quien celebramos el 3 de abril, y que, aunque
vivió un siglo después, fue también víctima de la persecución iconoclasta.
El poema tiene la curiosidad de que es un
acrostico, donde cada estrofa (de cuatro versos), en griego, comienza con una
de las letras de la frase: «Cantaré tus gozosas costumbres, Padre - José»; en griego
como en latín, «gozosas» se puede decir con la palabra "hilaris", por
lo que el himnógrafo aprovecha para aludir al nombre del santo.
El contenido del poema, así como de las
antífonas y noticias de los sinaxarios, es panegírico más que biográfico; insisten
en la pureza de vida de Hilario, que desde joven ingresó a la vida monástica y
fue creciendo en la lucha cuerpo a cuerpo contra las tentaciones; cargó sobre
sus hombros la cruz de Cristo, y de tal modo se hizo acepto a Dios, que este lo
dotó con el don de curaciones, y de expulsar al demonio. Dio la vista a un
ciego, el andar a un cojo, fortaleza a un hombre débil, y realizó muchos
milagros semejantes, de tal modo que era estimado por el pueblo.
Posiblemente su vida se desarrolló a
mediados del siglo VIII, en tiempo de León el Isáurico, y a pesar de las
persecuciones a las que eran sometidos los monjes que veneraban imágenes en
aquellos tiempos, prefirió la vejaciones a renegar de la fe.
No sabemos más detalles concretos de su
cornología, y ni siquiera la ubicación exacta del monasterio de Pelecete, al
que perteneció.
Los Bolandistas compilan todo el material
poético que se conserva, e incluso consiguen reproducir en latín la forma
acróstica del poema griego de José el Himnógrafo. Ver Acta Sanctorum, marzo
III, págs. 731-733.
Abel Della Costa
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El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1025
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