En Tréveris, en la Galia Bélgica, san Paulino, obispo y mártir, que en tiempo de la herejía arriana fue el verdadero heraldo de la verdad, y en el Sínodo de Arlés, convocado por el emperador arriano Constancio, ni amenazas ni adulaciones pudieron llevarle a condenar a san Atanasio ni a apartarse de la recta fe, por lo que fue relegado a Frigia, en la actual Turquía, donde pasados cinco años llevó a cumplimiento su martirio en el exilio.
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