domingo, 4 de julio de 2021

Domingo 14º del TO Ciclo B (04.07.2021): Marcos 6,1-6. ¿Quién es éste?, nos seguimos preguntando y CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos. Domingo 32º: 04.07.2021.ROMPE EL MONOPOLIO

 

El primero

Primer domingo ya del mes de julio de este año 2021, el primero después de la pandemia del virus de la corona. Tal vez sea mejor llamarlo el año de la 'vacuna'. Acabaremos vacunados todos y en todo el mundo.

Y seguramente que este virus de la corona quedará sentenciado. Probablemente.

Pero me atrevo a pensar que este virus de la corona permanecerá en varias presencias de sus múltiples variantes. 

Es el virus de ser el primero

Es el virus de ser el más fuerte

Es el virus de ser el más grande

Es el virus de ser el más rico

Es el virus de ser el más guapo, más sabio, más...

Excelente. Matrícula. Campeón. El oro. El mejor. El doctor. El único

A poco que uno se olvide o descuide comienza el proceso de verse, quererse y llegar a ser citius altius fortius.

¿Es normal? Es humano, ¿muy humano? Seguramente

Y es también muy religioso.

El llamado fanatismo se alimenta de los aires de estas camufladas cepas del virus del poder.

Virus que tiene su espacio: un templo y todas sus variantes

Virus que tiene su tiempo: un viernes, un sábado, un domingo, primavera, amanecer

Virus que tiene su ordenada institucionalización jerarquizada.

Y diría, en lenguaje de nuestros días, que este virus tiene su propio relato, su propia memoria, su historia.

Y acabo: "La realidad de las mil caras de este virus de la corona es como es, recomiendo que no se trate de cambiar, sólo sugiero que se conozca". Más de un lector sabrá constatar que esta cita no es otra cosa que una adaptación de otra expresión del novelista francés Flaubert en su Madame Bovary.

Cuando me leo las narraciones evangélicas que nos cuentan la presencia de Jesús de Nazaret los sábados en las sinagogas de su pueblo suelo recordar este asunto del virus de la corona. No lo puedo remediar. Así lo confieso. Y desearía equivocarme. 

A continuación se encuentran los dos comentarios de los relatos evangélicos del domingo día cuatro de julio..


Domingo 14º del TO Ciclo B (04.07.2021): Marcos 6,1-6. ¿Quién es éste?, nos seguimos preguntando. Y me lo escribo CONTIGO,

El texto del Evangelio de Marcos que se nos propone para este primer domingo del mes de julio comienza de esta manera: “Salió Jesús de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen. Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga” (6,1-2).

Tengo que recordar que ‘el allí de donde sale’ Jesús no está tan lejos de su patria a la que llega en las vísperas de un sábado. Este allí de donde sale Jesús es la casa de Jairo en la que ha sucedido la curación de la hija de este jefe de la sinagoga (posiblemente, la sinagoga de Cafarnaún). Y el lugar al que llega Jesús con sus seguidores es ‘su patria’, el poblado de Nazaret, que, como hemos leído también tiene su propia sinagoga.

En Marcos 6,3-6 se nos anuncia, una vez más, la enseñanza de Jesús de Nazaret. Al menos en dos lugares anteriores Jesús estuvo en sábado y en una sinagoga. Me leo despacio ahora Mc 1,21-28 y 3,1-6. En ambos casos parece que se trata de la sinagoga de Jairo en Cafarnaún. Así, pues, en tres sábados distintos Jesús participó en las tareas religiosas específicas de dos sinagogas de la región llamada Baja Galilea. Por aquel entonces Jesús tenía unos treinta años.

Después de leer despacio y en paralelo lo sucedido con Jesús en los tres sábados en las sinagogas de Galilea quiero recordar también que hago esta lectura para encontrarme con María Magdalena y las mujeres de la cruz y del sepulcro (Mc 16,1-8) que comprendieron que al Jesús resucitado sólo le llega a ver, tocar, oler, ¡y comer!, si uno se vuelve a Galilea, la patria, tierra y casa de Jesús de Nazaret. Y aquí estoy y estás, lector, conmigo. Aquí estamos.

¿Qué decía y qué hacía este Jesús de Nazaret en las sinagogas de aquella Galilea que era su tierra? ¡Cuánto nos gustaría tener escrita esa enseñanza, copiada en su totalidad en su lengua original que era el arameo! Con total seguridad, entre otras cosas, las gentes que le oyeron y vieron en aquellos tiempos y lugares desconocían que aquel laico fuera la ‘segunda persona de la santísima trinidad’. Quienes le veían y oían, nos lo señala este breve texto de Marcos, constataban más bien la admiración o sorpresa de cuanto salía de su boca y de sus manos.

Esta admiración y sorpresa de las gentes de su sociedad laica y galilea debió de subir de tono y hasta de provocativa peligrosidad. Da mucho en qué pensar sobre este Jesús de Nazaret a quien las gentes de su pueblo conocían como ‘el carpintero’ (tekton, en lengua griega). Conviene meditar muy despacio este calificativo que, en griego, se usó para definir quién era Jesús de Nazaret, su actividad, su trabajo, su modo de vida, su... Este relato de María Magdalena-Marcos 6,3 nos afirma que Jesús es un ‘tekton’. Mateo dirá que el ‘tekton’ era su padre. Y, ¿qué o quién era entonces un ‘tekton’?

Seguramente estaré equivocado, por eso adelanto y me invito a seguir investigando. Según parece un tekton de entonces vendría a ser ‘un manitas’ de ahora, o quizás ‘un chapuzas ilustrado’, o tal vez un ‘especializado en toda suerte de arreglos en asuntos de casa, de calle, del agua, del mosaico, la construcción... Creo que no es complicado imaginárselo. O, a lo mejor, sí. Por ser una persona tan de lo humano y material conocía bien a las personas con quienes debía relacionarse. ¿No es de esto de lo que hablaba en sus parábolas?  Y llegó un momento en el que este ‘tekton’ escandalizaba a las personas de la religión del Templo y de la Sinagoga, como lo habían hecho los profetas en la vieja historia de su pueblo Israel. Carmelo Bueno Heras.

   

CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos. Domingo 32º: 04.07.2021. Después de comentar los cuatro Evangelios y Hechos ¡completos!...

ROMPE EL MONOPOLIO

                Cierta campaña publicitaria inició el año 1998 con esta invitación. A más de una persona le estará sonando este título en sus neuronas. En su momento diré la fuente. Pero, analicemos antes la expresión. ¿Quién es el sujeto de la acción verbal?: ¿un tú?, ¿un él?, ¿los dos a un mismo tiempo? Sólo los contextos podrán aclarar el dilema. Creo que siempre tendrá que haber alguien que invite a "romper" tal o cual monopolio. Mientras nos movamos en la invitación la forma verbal será siempre un imperativo y el sujeto un "tú". Sin embargo, cuando haya al menos una persona que acepta la invitación y realiza la ruptura, el imperativo se convierte en presente y el sujeto cambia de identidad. Retevisión invitaba a romper el monopolio (¿el nivel de los deseos?), pero sólo cuando un abonado se puso en manos del "015" la acción verbal se llenó de contenido (¿el nivel de las realidades?). Y, ¿a qué viene esta historia en el espacio de estos cinco minutos bíblicos?

                "Apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados" (Mc 1,4-5). Juan invita a los de su pueblo, desde el desierto, desde la frontera de la tierra de Israel, a bautizarse como señal de perdón por los pecados. A bautizarse acuden TODOS los de Jerusalén y las gentes de TODA la región de Judea. Tal vez, el evangelista haya exagerado o engordado un poco las cifras de participación.

                Para caer en la cuenta de la importancia de la invitación de Juan habrá que plantearse, entre otras cuestiones, el siguiente interrogante: ¿qué estaba obligada a realizar toda buena persona judía (de Judea o Jerusalén), que se reconocía pecador, para purificarse de su(s) pecado(s)? La respuesta podrá encontrarla el investigador en la lectura atenta del AT. Le recomiendo al lector el libro del Levítico y le transcribo como aperitivo este texto: "Si uno cualquiera del pueblo de la tierra peca... haciéndose culpable... presentará como ofrenda por el pecado cometido una cabra sin defecto... El sacerdote hará así expiación por él y se le perdonará" (Lv 4,27-31). A lo largo y ancho del Levítico se encontrará con toda suerte de pecados y, por ello, con todo tipo de animales "ofrecidos y sacrificados". En algún recodo del recuerdo del lector habitará aquello del "par de palomas, tórtolas o pichones" por haberse impurificado la persona en el derramamiento de la sangre.

                Todo pecado, ruptura de la ley de Dios, exigía un sacrificio para ser perdonado. El templo de Jerusalén era el lugar consagrado para la ofrenda de estos sacrificios. Los sacerdotes del templo eran las personas "ungidas y elegidas" para llevar a cabo esta sagrada tarea. En los días de gran fiesta, Jerusalén y los alrededores del templo eran un hervidero de personas y de animales. Eran los días apropiados para el perdón, para la realización de los sacrificios por los pecados. Muchas personas venían de lejos y en Jerusalén aprovechaban para comprar los animales que luego iban a ser sacrificados. A nadie se le escapa que estos animales "sin defecto", palomas, cabras, corderos... tienen precio, valen dinero. Más podría decirse de este asunto, pero volvamos volver a Juan.

                Este es el estado de cosas, desde muy antiguo en la historia y en la tradición, en que se mueve la buena persona judía para relacionarse con sus hermanos y con Dios. Y, aquí es donde surge potentemente novedosa la invitación del hombre de la frontera, de Juan el Bautista. La propuesta de Juan es clara, limpia, distinta. ¿Es una alternativa a la tradición secular de Israel? Que cada cual confiese sus pecados, cambie de vida, se convierta de su mal camino y haga visible este cambio dejándose bautizar por él en el Jordán. Nada de animales, de sacrificios, de dineros, de templo o de sacerdotes... para perdonar el pecado. Esta invitación de Juan, que lleva la firma del viejo profeta Elías, provoca la reacción de todos los estamentos religiosos de la sociedad judía. El, anacrónicamente, llamado monopolio del perdón del templo ha sido roto por el anuncio de Juan y la acogida de los que acuden a ser bautizados por él. Carmelo Bueno Heras. Educar hoy 64 (septiembre-octubre.1998)

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