domingo, 25 de julio de 2021

Domingo Santiago Apóstol Ciclo B (25.07.2021): Mateo 20,20-28 El más importante es el último y CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos.Domingo 35º: 25.07.2021 - La tierra del dios humano

 

Subir o bajar: elcaminodesantiago

Mes de julio y día 25, San Santiago el Mayor, el de Compostela en España. Una venerable tradición. O al revés y conscientemente, una tradición que no tiene raíces constatables, pero que sin embargo pudo haber sucedido y sería interesante, bonito, oportuno el que fuera verdad. Escribir explícitamente que Santiago, el llamado Mayor, y hermano de Juan, según los Evangelistas, nunca pisó tierras de la Tarsis de España, ni vivo ni muerto, puede causar malestar en más de uno que lo lea. ¿Cómo se le ocurre a alguien pasar de largo a propósito de una tan venerable tradición? 

Lo dejó ahí, en tradición. No deseo que nadie se moleste por una nimiedad. 

Alguno pensará con razón que lo que acabo de escribir es uno de los signos más evidentes de que nunca hice 'el Camino de Santiago'. Y la respuesta se me presenta muy a mano y sin ninguna otra complicación. Es muy constatable que existen tantos Caminos de Santiago como caminantes. Por lo mismo, puedo afirmar que también he realizado, a mi modo, el camino de santiago. Y lo acabo de escribir en minúsculas. Lo repito: elcaminodesantiago.

Con esta peculiar opción que me permite la lengua castellana que hablo quiero expresar lo que sí es tradición evangélica. Es decir, texto constatable en los Evangelios sinópticos cuando hablan de uno de los seguidores de Jesús de Nazaret. Lo que se nos cuenta en esa tradición que parece venir de los días de la vida del judío galileo es que este tal 'santiago' deseaba hacer 'su camino' dentro del grupo de quienes acompañaban a Jesús, ya fueran hombres o mujeres, porque aquel grupo no eran doce ni sólo eran hombres. Aquel 'santiago' pretendió explícitamente recorrer el camino del ascenso en el rango del poder dentro de aquella 'agrupación-institución-familia-eclesía o lo que se le pareciera'. Aquel 'santiago' pretendía ser el más importante en el rango después del propio Jesús. Su camino era la ascensión, el subir. Me sonrojo si escribo el verbo 'trepar'. Pero así parece que eran sus pretensiones: medrar y trepar. 

Dice la tradición evangélica que este subir, trepar y medrar se opone radicalmente al bajar, descender y servir. El mensaje del Evangelio es así de claro, preciso y contundente. 

Con estas orientaciones propias del espíritu del Evangelio me pregunto, una vez más ahora, ¿qué es hacer el camino de santiago? Tú y yo y ahora tenemos una opinión muy clara de cuál es ese verdadero y permanente camino de santiago. Sabemos que no necesitamos ninguna acreditación ni cumplimiento de ninguna tradición venerable. Una vez más volvemos a constatar que una cosa es la Religión con sus tradiciones y otra cosa distinta es el Evangelio. Por esto, sus caminos, los de la Religión y los del Evangelio, son caminos distintos. Como distintos son el subir y el bajar. 

Dicho ya esto, renuncio a comentar nada sobre el jubileo propio de los siete años, el domingo, la indulgencia y demás asuntos que tanto tienen que ver con el más allá y tan casi nada con el más acá.               

 

A continuación se encuentran los comentarios evangélicos. 

 

Domingo Santiago Apóstol Ciclo B (25.07.2021): Mateo 20,20-28

El más importante es el último. Me lo comento y escribo CONTIGO,

Día 25 de julio de 2021. Domingo. Fiesta de Santiago Apóstol. La coincidencia de ambas realidades provoca que se realce la fiesta de la evocación del apóstol sobre la presencia del domingo. Es una opción y para eso, precisamente, existe una autoridad. Respetable. Así es como actúa siempre una institución a la que llamamos Religión.

Domingo a domingo se nos invita a leer el relato de Marcos. Y ante la coincidencia con la fiesta de Santiago Apóstol se nos propone una lectura en el Evangelio de Mateo. En esta lectura escogida aparece la presencia del Apóstol. Sin embargo, también el Evangelista Marcos tiene un precioso relato a propósito de la misma presencia del Apóstol Santiago. Es más, muy posiblemente el relato de Marcos se escribiera antes que el del propio Evangelista Mateo.

Dicho esto, como dato curioso, me propongo leerme ambos relatos en paralelo y como un ejercicio más de la técnica sinóptica. Marcos comienza así su relato: “Se acercan a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: Maestro...” (Marcos 10,35-40). En cambio, el Evangelista Mateo nos anuncia: “Se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para pedirle algo... y ella le dice: Manda que estos hijos...” (Mt 20,20-28).

Tanto Marcos como Mateo han situado la narración de este hecho en las cercanías de Jericó, justo antes de llegar a Jerusalén. Me quedo con el dato de ‘la cercanía de Jericó’. Según se nos cuenta en la tradición del viejo pueblo de Israel, como leemos en el Libro de Josué 6, fue Jericó la puerta de entrada de este pueblo en la tierra de Canaán que su Yavé Dios les regalaba para siempre. La tierra le pertenece a Dios y Yavé hace con ella según su voluntad.

Con Jesús de Nazaret llega a esta misma puerta de la tierra, en Jericó, el nuevo Israel que pretende tomar posesión del regalo de su Dios, que se sigue llamando Yavé. La familia de los Zebedeos (sean los hijos o sea su madre directamente) pretenden compartir, en los puestos privilegiados de poder, el reinado del nuevo y auténtico mesías esperado y que identifican con la persona del laico de Galilea llamado Jesús de Nazaret. Nunca dejaré de recordar que el nombre de ‘Zebedeo’ significa ‘Trueno’. Los hermanos y apóstoles serían ‘los atronadores’.

Ambos Evangelistas constatan la indignación de los otros diez apóstoles ante las pretensiones de la familia Zebedea. Es decir, este nuevo Israel en su totalidad pretende, por encima de cualquier otra opción, el poder mandar, ser los primeros. Esta pretensión recorre toda la historia de las gentes de este pueblo, no sólo hasta los tiempos de Jesús, sino hasta nuestros días. Estas gentes fueron, son y serán las primeras en estar, poseer y mandar en esta tierra.

Y me atrevo a decir que la Iglesia de esta Religión que se cree ser ‘la religión de Jesús’ pretende encarnar el mismo derecho a poseer y mandar. Lleva infiltrada en sus adentros el virus del mando, el cetro de la autoridad y el poder de todo poder. Por eso proclama que el dios en quien cree es el único, el verdadero y el todopoderoso.

La opción que propuso entonces, y siempre, Jesús de Nazaret para quienes deseen seguirle (reino de Dios es seguimiento de Jesús) es muy elemental, sencilla y transparente: mirar hacia abajo, contemplar a quienes están ahí, abajarse, ponerse a su altura, ser uno de ellos y acompañarlos en el camino. Esta es la opción de quien desee ser el primero. Carmelo Bueno H. 

CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos.Domingo 35º: 25.07.2021. Después de comentar los cuatro Evangelios y Hechos ¡completos!...

 

La tierra del dios humano (Cuarta carta de María de Magdala)

 

“Vi, toqué, escuché… y no pude retener la vida de este hombre dentro de mí y para mí. Tenía que contarlo sin que nadie adivinara que era yo, una mujer, quien lo escribía”. Te estarán sonando a conocidas, mi oyente y lector, estas palabras. Sabes casi tan bien como yo que esa mujer es mi misma persona de María Magdalena que hace un par de meses dejó esta confidencia entre tus manos. Bueno, hace un par de meses o unos veinte siglos. En este asunto de la memoria que se escribe, el tiempo nunca llega a comerse las palabras.

 

Oyente que me lees ahora, puedo asegurarte que la palabra que escribí entonces permanece. Y la palabra más importante que quise decir fue la respuesta a una pregunta que llevaba dentro de mí día tras día como una semilla que se me iba despertando sin poder detenerla ni callarla. ¿Quién dices que soy yo?, me gritaba ese viviente galileo Jesús de Nazaret. Esto fue lo que dejé grabado en el corazón de mi relato (Marcos 8,27-30). Sé que esta pregunta no es sólo mía. Anda arraigándose en el corazón de toda persona que se acerca a este hombre que ni dejó ni dejará indiferente a nadie.

 

Conozco la sabiduría de mis lectores y, por ello, ya desde la primera línea de mi relato adelanté mi propia respuesta: Jesús fue y es la buena noticia de un hombre que, como todo ser viviente, es hijo de Dios (Marcos 1,1). Siempre comprendí que estas palabras no eran el título de un libro de literatura o de teología, eran mi confesión de fe, que muchos pensaron que era una blasfemia, porque hijo de Dios lo era sólo ‘un mesías’ muy peculiar o, como sucederá mucho tiempo después, ‘un bautizado’ y, como tal, ya sin pecado.

 

Este hombre de carne y hueso, como todo ser viviente, hombre o mujer de cualquier raza, tiempo o lugar, era el rostro y la presencia de Dios. Creo que esta fue su buena noticia: Dios es humano, habita nuestra misma tierra, trabaja, habla, toca, escucha, come y duerme con nosotros.

 

Eso era, un Dios humano. ¿Un imposible? ¿Un milagro? ¡Una blasfemia para la sinagoga, el templo y sus gentes! Así lo conocí, así creí en él y así escribí en mi relato cuando dije que “Jesús marchó a Galilea y proclamaba allí la buena noticia de Dios” (1,14). En el mar (1,16; 3,7,…), las sinagogas (1,21; 3,1…) y las casas (1,29; 2,1…) de Galilea sembró Jesús de Nazaret la semilla de su fe en todas las gentes de su pueblo (4,1-34). Desde entonces, esta región se llenó de vida y de primavera. Y también de odio y de condena irrefrenables ante su blasfemia: “los fariseos se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarlo” (3,1-6).

 

Por ahora, mi oyente que lee y piensa, creo que tienes suficiente con volver a leerte mi relato de ‘los muchos hechos y las pocas palabras de Jesús de Nazaret’ desde el 1,14 hasta el 8,26 del llamado ‘Evangelio de Marcos’. Aquí dejé contado lo que sucedió en Galilea, mi tierra y la tierra de la escucha y la respuesta. La tierra de la fe en Jesús de Nazaret, el dios humano, como tú y como yo. Como todo viviente. Hasta octubre y con mi quinta carta. Carmelo Bueno Heras, Educar hoy 148 (junio de 2015).

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