Siempre VIVOS
Nació hace ochenta años.
1943. Es una buena fecha. La de entonces. Y también la de ahora mismo,
cuando escribo y cuando lees esto. Hablando en serio, esta fecha mía de hoy es
ya una fecha tardía, porque no va a llegar a tiempo. Tendría que haber nacido
este 'hoy' hace, al menos 48 horas. Pero en esta tierra o Tierra no suceden las
cosas como unas neuronas lo desean. Las cosas, a veces, suceden sin saber por
qué.
Ahora estoy tratando de
hilvanar una presentación de los comentarios para este domingo 16 de abril y no
sabría bien decirte por qué se me ha colocado ante mis ojos un librito. No
creo que haya relación alguna entre estos comentarios y el librito del que
estoy tratando de hablar desde la primera letra de esta presentación.
Ya intuyes, mi leyente, que
los comentarios tratan del tiempo eclesial en el que respiramos: la pascua. Y
sobre esto ya están puestos en limpio los comentarios.
Ciertamente que mis
sugerencias tienen que ver con dos realidades muy humanas:
A unos amigos se les murió
otro amigo o, quizá mejor, les mataron a un amigo. Todos sabían dónde lo habían
enterrado y parece ser que unos días más tarde, tres en concreto, tuvieron
la certeza de que ese amigo muerto y matado al mismo tiempo estaba vivo y en su
compañía. Mataron al amigo, es la primera realidad.
La segunda realidad humana es
la aparente desaparición de un amigo: En
el librito del que deseo escribir en esta presentación se dice en una de las
puertas, tal vez la de entrada, que "Creo que, para su evasión, aprovechó
una migración de pájaros silvestres". Y estas palabras están escritas
en los pies de una página donde el autor dibujó una ilustración. Imaginación
pura, natural, sencilla, de ensueño...
Y como esta ilustración tiene
muchas más. Ya lo anuncia en su puerta de entrada que es, como siempre, la
portada de un libro.
En esta portada no se dice
nada de los ochenta años. Esos datos de la edad van en el interior donde
se suelen guardar las cosas que importan, me digo.
Impreso en GREFOL, S.A.,
Móstoles (Madrid)
Depósito legal: M.16.389-1976
(constato que han pasado exactamente 33 años, desde aquel 1943.
Curiosas coincidencias)
Alianza Editorial, S.A.,
Madrid, (por autorización de Emecé Editores), calle Milán 38.
Y dicho todo lo anterior,
transcribo la buena noticia de la portada que suena a propaganda del librito. Y
en realidad eso es, porque sólo con citar esa 'propaganda primera' a todo
lector se le desatan en cascada mil y una referencias conocidas o no, pero
oídas a troche y moche. Copio y dejo silencio para la meditación:
Antoine de Saint-Exupéry
El Principito
Con ilustraciones del autor
(silencio para meditar)
Pues dicho queda ya casi
todo. Este Principito cumple ahora ochenta años y es tan viejo (es decir,
sabio) como cuando nació. Y es tan jóven como cuando acabe de morir. Ser viejo
o ser joven es una cuestión tan relativa que casi ni merece la pena tenerla en
cuenta. En realidad, casi todos los libros, aunque parezca una perogrullada,
son jóvenes (es decir, aprendices siempre de sabios).
Me atrevo a escribir ahora
que el llamado Evangelio de Juan, el cuarto de una serie de cuatro Evangelios
coleccionables, también tiene muchos parecidos con El Principito que cumple 80
años. Creo que uno y otro librito nunca coincidieron para conocerse;
creo que sus autores tampoco tuvieron esa oportunidad. No tuvieron la
suerte de compartir mesa, mantel, comida y comensales. Tal vez, por esto, mis
neuronas me han soplado al oído que debía hablar de ellos, del Principito Jesús
de Nazaret y del Principito aquel "que, para su evasión, aprovechó una
migración de pájaros silvestres". Creo que ambos siguen vivos, porque
Principitos como estos nunca mueren, al menos en los adentros de los seres
humanos.
A continuación puedes leer
los comentarios del Evangelio del 16 de abril.
También se pueden leer estos
comentarios, y guardarse, en el archivo adjunto.
Carmelo Bueno Heras
Domingo 2º de Pascua A
(16.04.2023): Juan 20,19-31. Así lo comento y comparto CONTIGO:
PECADORA NO, ¡PERDONADORA
DE PECADOS!
Comenté
la semana pasada que el capítulo vigésimo del Evangelio de Juan se ha de leer
completo para percatarse mejor del mensaje del Evangelista. Doy por hecho este
ejercicio por parte de cada lector. Por esta razón centro ya mi atención en el
relato que el Celebrante leerá a la Asamblea del pueblo reunido. Vuelvo a
llamar la atención para captar qué se nos leerá desde el comienzo. Dudo que
haya uno de cien lectores que comience así esta proclamación:
“En
aquel tiempo fue María Magdalena y anunció a los discípulos: He visto al
Señor y me ha dicho esto y esto. Y, al atardecer de aquel día, el primero
de la semana, estaban todos reunidos en una casa con las puertas atrancadas por
miedo a las autoridades judías. Jesús entró, se puso en medio y les dijo… A
continuación, sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A
quienes les perdonéis los pecados les quedarán perdonados… Tomás, uno de los
Doce, a quien llamaban el Mellizo, no estaba con ellos cuando se presentó
Jesús… Jesús realizó otras muchas señales…” (Juan 20,18-31).
Las
palabras que he escrito en negrita, correspondientes al versículo 18º, son las
que seguramente sólo leerá uno de cada cien proclamadores del Evangelio en la
santa eucaristía. Lo escribo así para caer en la cuenta de que María Magdalena,
según la información de este Evangelista llamado Juan, estuvo presente en esta
primera aparición del muertoyresucitado Jesús de Nazaret al grupo de los DOCE,
seguidores, discípulos, apóstoles (los ‘mathetai’).
Dejo
escrito esto para que todo lector conspícuo constate que esta recepción del
Espíritu Santo con todas sus implicaciones recayó desde su primera aparición
sobre una mujer. Si esto fue o no voluntad explícita del Jesús de Nazaret que
anduvo por Galilea, Samaría y Judea nadie lo sabe ni puede afirmarlo o negarlo
categóricamente, pero para la comunidad de seguidores de Jesús donde nació y se
leyó, desde la última década del siglo primero, el llamado Evangelio de Juan
así se creía y nos lo dejaron anunciado como Buena Noticia del laico galileo
Jesús en quien creían.
Desde entonces,
puede afirmarse y así lo confieso, ese poder de perdonar pecados del que se
habla en la Iglesia se atribuye TAMBIÉN a una mujer como lo fue aquella
María Magdalena de la que tanto y tan bien se habla en este capítulo vigésimo
del cuarto Evangelio. Y no tan acertada, completa y explícitamente en la
tradición del dogma de la RELIGION CATÓLICA.
Para
nuestra Iglesia católica y vaticana, el mensaje de Juan 20,19-23 es muy
importante. Así me lo parece o así lo deduzco porque este año nos lo proclama
dos veces en tan poco tiempo. Una en este domingo 16 de abril y la segunda el
domingo 28 de mayo en la fiesta de Pentecostés. Y no sólo en este año, sino
siempre, cada año. ¿Por qué tal fijación? ¿Por qué tanta insistencia? Con
esta misma insistencia me permito volver a confesar que esta Mujer recibió el
poder del Espíritu para perdonar todo pecado, como se nos proclama
explícitamente en Juan 20,1-31.
Mientras
he ido escribiendo todo lo anterior no he dejado de pensar en la SINODALIDAD de
la que se habla en todo ámbito eclesial desde que fuimos convocados por
Francisco papa para hablar de ello: sinodalidad. Después de veinte siglos de
cristianismo es hora más que sobrada para poner en manos de las mujeres de la
iglesia ese poder de perdonar todo pecado y, ya puestos, sugiero que se revise
y corrija el número 88 de ‘Querida Amazonía’ para ser coherentes y consecuentes
con la buena noticia del galileo, según Juan. Carmelo Bueno Heras
CINCO MINUTOS de AIRES
BÍBLICOS.
. Si se puede decir en un artículo de revista, ¿para qué escribir un libro de
200 páginas?
. Si se puede decir en una página, ¿para qué escribir un artículo de revista?
. Si se puede decir en un puñado de versos, ¿para qué escribir una página?
. Este ‘Cinco minutos de aires bíblicos’ es una semilla que confío a la
sabiduría de tu saber leer, que es despertar; de tu saber interpretar, que es
cuidar; de tu saber compartir, que es saborear. Siempre pretenderé que esta
‘semilla de los cinco minutos’ tenga la ‘denominación de origen’ de su autor.
Semana 20ª (16.04.2023):
‘Hubo dos supervivientes, uno de ellos fui yo’.
Boris
Cyrulnik es neuropsiquiatra, tiene 85 años, lleva más de cinco décadas
casado, tiene hijos y nietos, da clases en la Universidad francesa de Tolón,
también asesora a políticos y escribe best sellers. Una vida plena. Pero su
infancia estuvo llena de miedo, sus padres murieron en los campos de exterminio
nazis. Ese pavor lo sigue marcando hoy, y nunca ha dejado de preguntarse por
qué el ser humano asesina o comete atentados en el nombre de una ideología.
Está considerado un pionero en el estudio de la resiliencia…
Katja
Thimm: ¿Fue comunista?
Boris
Cyrulnik: Sí, como muchos judíos después de la guerra, que querían oponerse al
legado nazi. Tenía 14 años y me sumergí completamente en esa visión del mundo,
incluida la manera de informarme. En esa situación sólo te quedas con las
noticias que se adaptan a tu teoría. Después de un periodo tan difícil como el
que había vivido, aquellos fueron años felices para mí. Éramos un grupo que
pensaba igual. Éramos jóvenes, debatíamos. Romper ese vínculo me resultó muy
duro.
Katja
Thimm: ¿Cómo fue?
Boris
Cyrulnik: En 1954, me enviaron a Rumanía y lo que vi no tenía nada que ver con
el buen comunismo que me habían prometido. Mis superiores me dijeron: ‘Si piensas
eso, debes irte’. Tenía 17 años, perdí a mis amigos. Y fue doloroso, porque en
su esencia el comunismo es una utopía pacífica y me parecía inconcebible que de
ella pudiera surgir el odio. Hoy sé que el odio erotiza a las personas. El que
odia se siente relevante y poderoso. El odio detiene el pensamiento y la
capacidad de dudar. Es el cemento del clan.
Katja
Thimm: ¿Qué quieres decir con eso?
Boris
Cyrulnik: Pertenecer a un grupo te da confianza. Sobre todo, a personas que se
sienten apartadas e incomprendidas. Y si, además, el grupo aporta un propósito,
esa sensación de clan se refuerza. Tener las mismas ideas genera un sentimiento
de pertenencia. El odio hacia los que dudan, los que piensan diferente, los de
fuera… mantiene al clan unido.
Katja
Thimm: Es un patrón ancestral. ¿Qué resulta diferente hoy en día?
Boris
Cyrulnik: Internet se lo pone más fácil al odio. Alimenta a los clanes con
teorías de odio. La simple asunción de que los judíos, los extranjeros o quien
sea hacen que tu vida sea más difícil basta para generar una sensación de
amenaza. Dicho de otra manera: acabas sintiendo lo que piensas. Si te sientes
dejado de lado por la sociedad, es difícil resistirse al maniqueísmo, al
pensamiento de blanco o negro. Los eslóganes simplistas contribuyen a
consolidar este pensamiento de extremos. Por eso, todos deberíamos hablar los
unos con los otros sin verdades absolutas. Hay que aprender a hacerlo. En mi
caso resultó una lección difícil.
Katja
Thimm: ¿Por qué?
Boris
Cyrulnik: Yo siempre lo había tenido muy claro: todas las personas que me
escondían eran buenas y todos los nazis eran malos. Pero me di cuenta de que no
era tan simple. El bien y el mal se ocultan en todos y cada uno de nosotros. Es
un pensamiento que asusta, pero aceptarlo impediría toda forma de ideología.
Significaría que nadie está de entrada en el lado correcto. Tampoco uno mismo. XL
Semanal 1847, 24 de marzo de 2023, páginas 22-25.
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