domingo, 16 de abril de 2023

Domingo 2º de Pascua A (16.04.2023): Juan 20,19-31 (PECADORA NO, ¡PERDONADORA DE PECADOS!) y CINCO MINUTOS de AIRES BÍBLICOS (Semana 20ª (16.04.2023): ‘Hubo dos supervivientes, uno de ellos fui yo’).

 Siempre VIVOS

Nació hace ochenta años. 1943. Es una buena fecha. La de entonces. Y también la de ahora mismo, cuando escribo y cuando lees esto. Hablando en serio, esta fecha mía de hoy es ya una fecha tardía, porque no va a llegar a tiempo. Tendría que haber nacido este 'hoy' hace, al menos 48 horas. Pero en esta tierra o Tierra no suceden las cosas como unas neuronas lo desean. Las cosas, a veces, suceden sin saber por qué.

Ahora estoy tratando de hilvanar una presentación de los comentarios para este domingo 16 de abril y no sabría bien decirte por qué se me ha colocado ante mis ojos un librito. No creo que haya relación alguna entre estos comentarios y el librito del que estoy tratando de hablar desde la primera letra de esta presentación. 

Ya intuyes, mi leyente, que los comentarios tratan del tiempo eclesial en el que respiramos: la pascua. Y sobre esto ya están puestos en limpio los comentarios. 

Ciertamente que mis sugerencias tienen que ver con dos realidades muy humanas:

A unos amigos se les murió otro amigo o, quizá mejor, les mataron a un amigo. Todos sabían dónde lo habían enterrado y parece ser que unos días más tarde, tres en concreto, tuvieron la certeza de que ese amigo muerto y matado al mismo tiempo estaba vivo y en su compañía. Mataron al amigo, es la primera realidad.

La segunda realidad humana es la aparente desaparición de un amigo: En el librito del que deseo escribir en esta presentación se dice en una de las puertas, tal vez la de entrada, que "Creo que, para su evasión, aprovechó una migración de pájaros silvestres". Y estas palabras están escritas en los pies de una página donde el autor dibujó una ilustración. Imaginación pura, natural, sencilla, de ensueño... 

Y como esta ilustración tiene muchas más. Ya lo anuncia en su puerta de entrada que es, como siempre, la portada de un libro.

En esta portada no se dice nada de los ochenta años. Esos datos de la edad van en el interior donde se suelen guardar las cosas que importan, me digo. 

Impreso en GREFOL, S.A., Móstoles (Madrid)

Depósito legal: M.16.389-1976 (constato que han pasado exactamente 33 años, desde aquel 1943. Curiosas coincidencias)

Alianza Editorial, S.A., Madrid, (por autorización de Emecé Editores), calle Milán 38.

Y dicho todo lo anterior, transcribo la buena noticia de la portada que suena a propaganda del librito. Y en realidad eso es, porque sólo con citar esa 'propaganda primera' a todo lector se le desatan en cascada mil y una referencias conocidas o no, pero oídas a troche y moche. Copio y dejo silencio para la meditación:

Antoine de Saint-Exupéry
El Principito

Con ilustraciones del autor (silencio para meditar)

 

Pues dicho queda ya casi todo. Este Principito cumple ahora ochenta años y es tan viejo (es decir, sabio) como cuando nació. Y es tan jóven como cuando acabe de morir. Ser viejo o ser joven es una cuestión tan relativa que casi ni merece la pena tenerla en cuenta. En realidad, casi todos los libros, aunque parezca una perogrullada, son jóvenes (es decir, aprendices siempre de sabios).

Me atrevo a escribir ahora que el llamado Evangelio de Juan, el cuarto de una serie de cuatro Evangelios coleccionables, también tiene muchos parecidos con El Principito que cumple 80 años. Creo que uno y otro librito nunca coincidieron para conocerse; creo que sus autores tampoco tuvieron esa oportunidad. No tuvieron la suerte de compartir mesa, mantel, comida y comensales. Tal vez, por esto, mis neuronas me han soplado al oído que debía hablar de ellos, del Principito Jesús de Nazaret y del Principito aquel "que, para su evasión, aprovechó una migración de pájaros silvestres". Creo que ambos siguen vivos, porque Principitos como estos nunca mueren, al menos en los adentros de los seres humanos.

A continuación puedes leer los comentarios del Evangelio del 16 de abril.

También se pueden leer estos comentarios, y guardarse, en el archivo adjunto.

Carmelo Bueno Heras 

 

Domingo 2º de Pascua A (16.04.2023): Juan 20,19-31. Así lo comento y comparto CONTIGO:

PECADORA NO, ¡PERDONADORA DE PECADOS!

Comenté la semana pasada que el capítulo vigésimo del Evangelio de Juan se ha de leer completo para percatarse mejor del mensaje del Evangelista. Doy por hecho este ejercicio por parte de cada lector. Por esta razón centro ya mi atención en el relato que el Celebrante leerá a la Asamblea del pueblo reunido. Vuelvo a llamar la atención para captar qué se nos leerá desde el comienzo. Dudo que haya uno de cien lectores que comience así esta proclamación:

“En aquel tiempo fue María Magdalena y anunció a los discípulos: He visto al Señor y me ha dicho esto y esto. Y, al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estaban todos reunidos en una casa con las puertas atrancadas por miedo a las autoridades judías. Jesús entró, se puso en medio y les dijo… A continuación, sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes les perdonéis los pecados les quedarán perdonados… Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Mellizo, no estaba con ellos cuando se presentó Jesús… Jesús realizó otras muchas señales…” (Juan 20,18-31).

Las palabras que he escrito en negrita, correspondientes al versículo 18º, son las que seguramente sólo leerá uno de cada cien proclamadores del Evangelio en la santa eucaristía. Lo escribo así para caer en la cuenta de que María Magdalena, según la información de este Evangelista llamado Juan, estuvo presente en esta primera aparición del muertoyresucitado Jesús de Nazaret al grupo de los DOCE, seguidores, discípulos, apóstoles (los ‘mathetai’).

Dejo escrito esto para que todo lector conspícuo constate que esta recepción del Espíritu Santo con todas sus implicaciones recayó desde su primera aparición sobre una mujer. Si esto fue o no voluntad explícita del Jesús de Nazaret que anduvo por Galilea, Samaría y Judea nadie lo sabe ni puede afirmarlo o negarlo categóricamente, pero para la comunidad de seguidores de Jesús donde nació y se leyó, desde la última década del siglo primero, el llamado Evangelio de Juan así se creía y nos lo dejaron anunciado como Buena Noticia del laico galileo Jesús en quien creían.

Desde entonces, puede afirmarse y así lo confieso, ese poder de perdonar pecados del que se habla en la Iglesia se atribuye TAMBIÉN a una mujer como lo fue aquella María Magdalena de la que tanto y tan bien se habla en este capítulo vigésimo del cuarto Evangelio. Y no tan acertada, completa y explícitamente en la tradición del dogma de la RELIGION CATÓLICA.

Para nuestra Iglesia católica y vaticana, el mensaje de Juan 20,19-23 es muy importante. Así me lo parece o así lo deduzco porque este año nos lo proclama dos veces en tan poco tiempo. Una en este domingo 16 de abril y la segunda el domingo 28 de mayo en la fiesta de Pentecostés. Y no sólo en este año, sino siempre, cada año. ¿Por qué tal fijación? ¿Por qué tanta insistencia?  Con esta misma insistencia me permito volver a confesar que esta Mujer recibió el poder del Espíritu para perdonar todo pecado, como se nos proclama explícitamente en Juan 20,1-31.

Mientras he ido escribiendo todo lo anterior no he dejado de pensar en la SINODALIDAD de la que se habla en todo ámbito eclesial desde que fuimos convocados por Francisco papa para hablar de ello: sinodalidad. Después de veinte siglos de cristianismo es hora más que sobrada para poner en manos de las mujeres de la iglesia ese poder de perdonar todo pecado y, ya puestos, sugiero que se revise y corrija el número 88 de ‘Querida Amazonía’ para ser coherentes y consecuentes con la buena noticia del galileo, según Juan. Carmelo Bueno Heras

 

CINCO MINUTOS de AIRES BÍBLICOS.
. Si se puede decir en un artículo de revista, ¿para qué escribir un libro de 200 páginas?
. Si se puede decir en una página, ¿para qué escribir un artículo de revista?
. Si se puede decir en un puñado de versos, ¿para qué escribir una página?
. Este ‘Cinco minutos de aires bíblicos’ es una semilla que confío a la sabiduría de tu saber leer, que es despertar; de tu saber interpretar, que es cuidar; de tu saber compartir, que es saborear. Siempre pretenderé que esta ‘semilla de los cinco minutos’ tenga la ‘denominación de origen’ de su autor.

Semana 20ª (16.04.2023): ‘Hubo dos supervivientes, uno de ellos fui yo’.

Boris Cyrulnik es neuropsiquiatra, tiene 85 años, lleva más de cinco décadas casado, tiene hijos y nietos, da clases en la Universidad francesa de Tolón, también asesora a políticos y escribe best sellers. Una vida plena. Pero su infancia estuvo llena de miedo, sus padres murieron en los campos de exterminio nazis. Ese pavor lo sigue marcando hoy, y nunca ha dejado de preguntarse por qué el ser humano asesina o comete atentados en el nombre de una ideología. Está considerado un pionero en el estudio de la resiliencia…

Katja Thimm: ¿Fue comunista?

Boris Cyrulnik: Sí, como muchos judíos después de la guerra, que querían oponerse al legado nazi. Tenía 14 años y me sumergí completamente en esa visión del mundo, incluida la manera de informarme. En esa situación sólo te quedas con las noticias que se adaptan a tu teoría. Después de un periodo tan difícil como el que había vivido, aquellos fueron años felices para mí. Éramos un grupo que pensaba igual. Éramos jóvenes, debatíamos. Romper ese vínculo me resultó muy duro.

Katja Thimm: ¿Cómo fue?

Boris Cyrulnik: En 1954, me enviaron a Rumanía y lo que vi no tenía nada que ver con el buen comunismo que me habían prometido. Mis superiores me dijeron: ‘Si piensas eso, debes irte’. Tenía 17 años, perdí a mis amigos. Y fue doloroso, porque en su esencia el comunismo es una utopía pacífica y me parecía inconcebible que de ella pudiera surgir el odio. Hoy sé que el odio erotiza a las personas. El que odia se siente relevante y poderoso. El odio detiene el pensamiento y la capacidad de dudar. Es el cemento del clan.

Katja Thimm: ¿Qué quieres decir con eso?

Boris Cyrulnik: Pertenecer a un grupo te da confianza. Sobre todo, a personas que se sienten apartadas e incomprendidas. Y si, además, el grupo aporta un propósito, esa sensación de clan se refuerza. Tener las mismas ideas genera un sentimiento de pertenencia. El odio hacia los que dudan, los que piensan diferente, los de fuera… mantiene al clan unido.

Katja Thimm: Es un patrón ancestral. ¿Qué resulta diferente hoy en día?

Boris Cyrulnik: Internet se lo pone más fácil al odio. Alimenta a los clanes con teorías de odio. La simple asunción de que los judíos, los extranjeros o quien sea hacen que tu vida sea más difícil basta para generar una sensación de amenaza. Dicho de otra manera: acabas sintiendo lo que piensas. Si te sientes dejado de lado por la sociedad, es difícil resistirse al maniqueísmo, al pensamiento de blanco o negro. Los eslóganes simplistas contribuyen a consolidar este pensamiento de extremos. Por eso, todos deberíamos hablar los unos con los otros sin verdades absolutas. Hay que aprender a hacerlo. En mi caso resultó una lección difícil.

Katja Thimm: ¿Por qué?

Boris Cyrulnik: Yo siempre lo había tenido muy claro: todas las personas que me escondían eran buenas y todos los nazis eran malos. Pero me di cuenta de que no era tan simple. El bien y el mal se ocultan en todos y cada uno de nosotros. Es un pensamiento que asusta, pero aceptarlo impediría toda forma de ideología. Significaría que nadie está de entrada en el lado correcto. Tampoco uno mismo. XL Semanal 1847, 24 de marzo de 2023, páginas 22-25.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario