San José Obrero, el carpintero de Nazaret, que con su laboriosidad proveyó la subsistencia de María y de Jesús e inició al Hijo de Dios en los trabajos de los hombres. Por esta razón, en el día de hoy, en que se celebra la fiesta del trabajo en muchas partes del mundo, todos los obreros cristianos honran a san José como modelo y patrono suyo.
Conmemoración de san Jeremías, profeta, que vivió en tiempo de Joaquim y Sedecías, reyes de Judá. Profetizó la ruina de la Ciudad Santa, así como la deportación del pueblo, y sufrió muchas persecuciones a causa de ello, por lo que es considerado por la Iglesia como figura del Cristo sufriente. Predijo, además, que la nueva y eterna Alianza alcanzaría su plenitud en el mismo Cristo Jesús; más aún, que, por medio de Él, Dios Padre todopoderoso escribiría su Ley en el corazón de los hijos de Israel, a fin de que Él mismo fuese su Dios y ellos fuesen su pueblo. († c. s. V a.C.)
En la región de Viviers, en la Galia, san Andéolo, mártir. († s. inc.)
En Hispania meridional, conmemoración de san Torcuato, obispo de Acci (Guadix), y de otros seis obispos, que se establecieron en distintas ciudades: Tesifonte, obispo de Bergium (Berja); Esicio, obispo de Carcer (Carcesa); Indalecio, obispo de Urci (Almería); Segundo, obispo de Ábula (Abla); Eufrasio, obispo de Iliturgi (Andújar), y Cecilio, obispo de Illiberis (Elvira). († s. III/IV)
En Auxerre, de la Galia, san Amador, obispo, que trabajó con empeño por extirpar de su ciudad las supersticiones de los paganos e instituyó el culto de los santos mártires. († 418)
En Auch, población de Aquitania, san Orencio, obispo, que se esforzó en erradicar de su ciudad las costumbres paganas y en procurar la paz entre los romanos y el rey visigodo de Tolosa. († c. 440)
En Bretaña Menor, san Brieuc, obispo y abad, natural de Cambria, que fundó un monasterio en la costa armórica de Bretaña, posteriormente elevado a la dignidad de sede episcopal. († c. 500)
En Saint-Maurice-en Valais, lugar de Recia, sepultura de san Segismundo, rey de los burgundios, el cual, convertido de la herejía arriana a la fe católica, instituyó en este lugar una comunidad de monjes que debía entonar sin interrupción la salmodia ante los sepulcros de los mártires, expiando con penitencia, lágrimas y ayunos los delitos cometidos, y encontró la muerte en la región de Orleans, donde fue arrojado a un pozo por sus enemigos. († 524)
En una isla de Bretaña Menor, san Marculfo, ermitaño, y luego monje y abad del monasterio de Nanteuil. († c. 558)
En Llanelwy, en Cambria, san Asaf, abad y obispo de la sede que después llevó su nombre. († fin s. VI)
En Gap, en la región de Provenza, en Francia, san Arigio, obispo, que se distinguió por su paciencia en las adversidades, por su celo en enfrentarse a los simoníacos y por su caridad para con los monjes que habían sido enviados desde Roma para evangelizar Inglaterra. († 604)
En la región de Montauban, en la Galia Narbonense, muerte de san Teodardo, obispo de Narbona, que restauró la iglesia catedral de esta sede, sobresalió por su diligente magisterio y, finalmente, minado por la enfermedad, murió en un monasterio, rindiendo su alma a Dios. († 893)
En Fossombrone, del Piceno, en Italia, beato Aldebrando, obispo, insigne por su austeridad de vida y por su espíritu apostólico. († c. 1170)
En Arouca, en Portugal, beata Mafalda, virgen, hija del rey Sancho I, que después de quedar libre de un contrato matrimonial previamente acordado, se hizo monja e introdujo en su monasterio la reforma cisterciense. († 1257)
En Montaione, lugar de Toscana, beato Vivaldo (o Ubaldo) de San Geminiano, ermitaño de la Tercera Orden Regular de San Francisco, insigne por su vida de austeridad, de paciencia y de caridad en el cuidado de los enfermos. († c. 1320)
En Castello di Valle d'Istria, en Istria, beato Julián Cesarello, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, cuya vida fue un continuo peregrinar por aldeas y plazas, sembrando la palabra de Dios y esforzándose en aplacar los enfrentamientos entre las facciones ciudadanas. († c. 1349)
En Forlí, en la Emilia, san Peregrino Laziosi, religioso de la Orden de los Siervos de María, que desde su dedicación a la Madre de Dios se distinguió por su amor a Jesucristo y por su solicitud para con los pobres. († 1345)
En Moncel, en la región de Beauvais, en Francia, beata Petronila, virgen, primera abadesa del monasterio de las Clarisas de aquel lugar. († 1355)
En Roma, muerte del papa san Pío V, cuya memoria se celebra el día treinta de abril. († 1572)
En la aldea de Son-Tay, en Tonkín, san Agustín Schoeffler, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, el cual, encarcelado después de haber ejercido durante tres años su ministerio, por orden del emperador Tu Duc fue finalmente decapitado en un paraje denominado Cinco Yugadas, y obtuvo así la gracia del martirio que cada día había pedido a Dios. († 1851)
Cerca de la ciudad de Nam Dinh, también en Tonkín, san Juan Luis Bonnard, presbítero de la misma Sociedad de Misiones Extrajeras de París, que, condenado a muerte por haber bautizado a veinticinco niños, alcanzó la corona del martirio al ser decapitado. († 1852)
En Milán, en Italia, san Ricardo (Herminio Felipe) Pampuri, que, después de haber ejercido generosamente en el mundo su profesión de médico, ingresó en la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, y al cabo de casi dos años descansó piadosamente en el Señor. († 1930)
En la ciudad de Wladimir, en Rusia, beato Clemente Septyckyj, presbítero y mártir, superior del monasterio de Monjes Estuditas de Univ, que durante un régimen hostil a Dios perseveró en la fe, y mereció su morada en el santuario del cielo. († 1951)
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