Domingo
19º Tiempo Ordinario A (13.08.2023): Mateo 14,22-33
Así lo comento y comparto CONTIGO
Los milagros los crea y cree la ignorancia. ¡QUÉ CURIOSO!
Para este segundo domingo del mes de agosto se nos propone la
lectura del relato de Mateo en el que Jesús de Nazaret realiza uno de los
milagros más ‘inverosímiles’. A cualquier humano le resultará imposible
imaginar que la escena contada corresponda a un hecho que aconteció tan
literalmente como están contados los detalles de tal milagro. Podría titularse
este fenómeno de muchas maneras. Lo dejo como casi siempre se ha nombrado:
“Jesús camina sobre las aguas”.
Y habría que añadir que se trata de aguas profundas y que
Jesús caminó sobre ellas ‘sin hundirse’. En cambio, como cuenta el Evangelista,
Pedro -el piedra y cabeza dura- y seguidor de Jesús trató de ‘imitar’ a su
Jesús de Nazaret y comenzó a hundirse con la certeza de poder acabar ahogado.
Este pormenor tan significativo se les ha olvidado a los narradores de este
mismo hecho que fueron los Evangelista Marcos (6,45-52) y Juan (6,16-21). El
Evangelista Lucas, tan informado siempre desde antes del mismísimo nacimiento
de Jesús, nada nos cuenta de este insólito e impensable hecho de que un hombre
como Jesús de Nazaret caminara sobre aguas profundas sin llegar a hundirse en
ningún momento.
Así, pues, cada Evangelista toma su propia opción a la hora de
contar, con pelos y señales, el hecho milagroso de esta decisión del judío y
laico de Nazaret llamado Jesús. Confieso que he pasado dos veces en barco por
este lago-mar de Genesaret y antes de que este mismo relato de Mateo se vuelva
a proclamar habré pasado por ahí una tercera vez. Y tal vez lo haga bien
acompañado y con su correspondiente celebración a media noche y a la luz de la
luna casi llena, espero. Confieso también que no decidiré ‘pisar agua y tratar
de dejar huella en ella’.
En distintas ocasiones he afirmado y dejado por escrito que en
la naturaleza de nuestra casa común que es el mundo no existen lo que solemos
llamar ‘milagros’, como ruptura de las reglas o leyes de la naturaleza por la
intervención de otro tipo de fuerzas distintas o más poderosas que las de la
propia naturaleza. En esta naturaleza, vuelvo a afirmar, no existe el milagro,
sino la evolución. Cuanto más se conoce la evolución de esta naturaleza menos
ignorancia existe sobre lo que ella es y lo que ella hace. En el lenguaje de
las paradojas populares siempre me digo para mis adentros que ‘los milagros’
los cree y crea la ignorancia.
Acabo de señalar más arriba que son tres los evangelistas que
nos cuentan el hecho imaginado del caminar de Jesús sobre las aguas profundas
del lago de Galilea. Y curiosamente los tres nos dan cuenta de este dato
después de habernos contado, inmediatamente antes, la multiplicación de los
panes y peces. Otro nuevo milagro con el que se rompen las normas de la
naturaleza.
Este hecho de ‘comer pan y cruzar el mar’ están contados como
un viejo recuerdo significativo de lo vivido en este pueblo judío en los
tiempos de su destierro por el desierto y su posterior ‘paso a través del mar
rojo’ y habérnoslo contado como la experiencia nacional de ‘la liberación de la
esclavitud’ de Israel respecto del imperio de los egipcios. ‘Comer la Pascua y
cruzar el mar’, así se fijó este dato en la memoria del pueblo de Moisés. ‘Pan
y mar’ volvemos a encontrar en la memoria de la liberación que supone el
Evangelio de Jesús en su persona y en su vida.
A todo esto, añado otro
dato que no desearía pasar por alto en este texto del narrador Mateo: “Subieron a la barca y amainó el viento” (Mt
14,32). La barca corresponde a la tecnología humana para faenar en el mar con
sentido y salud, y bajo la bandera diseñada desde Mt 7,12: “haz a los demás cuanto deseas
que ellos te hagan”. Carmelo Bueno Heras
CINCO MINUTOS
de AIRES BÍBLICOS
. Si se puede decir en
un artículo de revista, ¿para qué escribir un libro de 200 páginas?
. Si se puede decir en
una página, ¿para qué escribir un artículo de revista?
. Si se puede decir en un puñado de versos,
¿para qué escribir una página?
. Este ‘Cinco minutos de aires bíblicos’ es una semilla que confío a la
sabiduría de tu saber leer, que es despertar; de tu saber interpretar, que es
cuidar; de tu saber compartir, que es saborear. Siempre pretenderé que esta
‘semilla de los cinco minutos’ tenga la ‘denominación de origen’ de su autor.
Semana 38ª
(13.08.2023):
Día del
Libro
Antonio Gala
ENTRÉ en la librería despacito,
como si entrase en una iglesia silenciosa y umbría. En un bolsillo del
pantalón, unas monedas. En aquel ordenado bosque de estanterías el tiempo no
contaba. El libro deseado lo llevaba viendo días atrás. Se me acercó un dependiente alto. La mano
sobre mi espalda, me empujó a la sección de cuentos. Con voz clara, repetí lo
que había ensayado muchas veces: «Quiero Las mil mejores poesías de la lengua
castellana».
¿Para un regalo?», preguntó.
«No. Para mí.»
Tengo aquel manoseado tomo ante
mis ojos. Ha perdido la portada y la contraportada, las páginas primeras y
algunos de los índices. Desencuadernado, sus hojas de papel amarillento se
rizan por los bordes y se traban. Los primeros versos son del Poema de Mío Cid.
En ellos dice adiós a su familia...
Entre ese y el último poema,
ocho siglos cabales y semejante métrica: la inmensidad de la lengua castellana.
Cuánto he aprendido en ellos. Este libro, y qué imperturbable compañía encontré
siempre en él.
Entre estanterías he pasado la
vida. Ante la enorme mesa abarrotada de libros la he vivido... Siempre me
acompañaron, por donde he ido desde aquellos siete años, mis dos primeras
propiedades: el libro de las mil mejores poesías y la pintura en cristal de una
virgencita lectora, regalo de mi abuela. Mi destino, por tanto, estaba claro.
Ya lo he cumplido entero.
23 de abril
de 2015
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