Santa Teresa
de Jesús Jornet e Ibars, virgen y fundadora
fecha de
inscripción en el santoral: 26 de agosto
n.: 1843 - †: 1897 - país: España
canonización: B: Pío
XII 27 abr 1958 - C: Pablo VI
27 ene 1974
hagiografía: Santoral de la Archidiósesis de Madrid
Elogio: Memoria de santa Teresa de
Jesús Jornet e Ibars, virgen, que para la asistencia a los ancianos fundó el
Instituto de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados y falleció en Liria,
en España.
Patronazgos: patrona de la ancianidad.
Oración: Oh Dios, que has guiado a la
virgen santa Teresa a la perfecta caridad en el cuidado de los ancianos,
concédenos, a ejemplo suyo, servir a Cristo en el prójimo, para ser testimonios
de su amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén
(oración litúrgica).
Los mayores, esos a los que se les
ha dado en llamar el colectivo de la Tercera Edad, que ven el ocaso de sus
vidas desde el crepúsculo teñido de rojas claridades malva, tienen hoy mucho
que agradecer a Dios y bastantes de ellos también a las Hermanitas de los
Ancianos Desamparados porque les cuidan, atienden, dan casa y ofrecen el calor
de la familia que quizá perdieron o acaso les abandonó porque un día se les
ocurrió pensar que de los viejos ya no se podía esperar mucho más, o que eran
molestos con sus manías y achaques. Decía que ellos agradecen al buen Dios el
testimonio y vida de unas personas, en este caso siempre mujeres, que han hecho
de sus existencia una ofrenda de caridad efectiva.
Logran hacer de sus casas un lugar
agradable, tranquilo, limpio y ventilado; allí se reza, se come alimento sano,
se proporcionan las medicinas pertinentes y, sobre todo, se derrocha cariño de
las dos clases: humano y sobrenatural. Son un grupo de mujeres tocadas que
están alegres, animosas, activas y optimistas porque es mucho lo que tienen que
levantar; se les ve por las calles llamando a las puertas de las casas, en
pareja, pidiendo mucho de lo que sobra o algo de lo que se usa; llevan con
ellas a todos el recuerdo de la caridad. ¡Claro que son piadosas! Muy
rezadoras... de la Virgen y del Sagrario sacan la entereza, la fuerza, el
afecto o cariño, comprensión y paciencia que de continuo han de derrochar a
raudales cuando charlan, limpian, lavan, planchan, cocinan para los ancianos o
cuando tienen que animar a tanta juventud acumulada.
Teresa de Jesús, la catalana de
Lérida, tuvo en lo humano muchas coincidencias con su homónima de Castilla;
delicada de salud en el cuerpo y alma grande, espontánea y andariega, con
gracejo agradable. En lo divino tuvieron de común el olvido de sí y, por amor a
Dios, saber darse. Nació en Aytona en 1843 en familia de payeses cristianos.
Creció en un clima doméstico de trabajo honrado. Estudia en Lérida para maestra
y enseñó en Argensola (Barcelona); allí la veían desplazarse cada semana a
Igualada para confesarse.
El P. Francisco Palau, tío abuelo
suyo, está en trance de fundación de algo y la invita para que le ayude en el
intento; pero Teresa ha pensado más en la vida religiosa donde podrá vivir en
silencio y oración; por eso se hace clarisa entre las del convento de
Briviesca, en Burgos, mientras que su hermana Josefa ingresa en Lérida en las
Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Pero la situación política de la
segunda mitad del siglo XIX es complicada y compleja, no permite el gobierno la
emisión de votos. Se hace entonces Terciaria Franciscana y recupera algo de la
actividad docente.
Cerca de su patria chica, en Huesca
y Barbastro, un grupo de sacerdotes -con D. Saturnino López Novoa a la cabeza-
piensa en una institución femenina que se dedicara a la atención de ancianos
abandonados. Comprende Teresa que este es su campo y, arrastrando consigo a su
hermana María y a otra paisana, comienza en "Pueyo" con una docena de
mujeres y desde entonces es la cabeza, permaneciendo veinticinco años en el
gobierno.
Desde Barbastro cambia a Valencia
donde está la casa-madre de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados porque
es la patrona de la ciudad, la Virgen de los Desamparados, quien da apellido a
la Institución. Luego se extenderán por Zaragoza, Cabra y Burgos; llenarán de
casas-asilo -que así le gusta a la madre que se llamen para resaltar el clima
de familia- la geografía española y pasan las fronteras. Cuando muere Teresa de
Jesús en Liria, el año 1897, llegan a 103 y deja tras de sí a más de 1000
Hermanitas para continuar su labor hasta siempre, porque siempre ancianos habrá
y algunos de ellos quedarán desamparados.
No quiso ella canonizaciones. Lo
dejó dicho y escrito por si hubiera dentro de la Congregación con el paso del
tiempo Hermanitas canonizables. Mandó que no se gastara dinero en proponer a
nadie la subida a los altares. Ese fue el motivo de que pasaran los años sin el
intento de iniciar su proceso de beatificación; y el rapidísimo salto a la
canonización se debió a la sensibilidad del pueblo y a las manifestaciones
sobrenaturales que tan frecuentemente Dios quiso mandar. Fue canonizada por el
papa Pablo VI en 1974.
fuente: Santoral de la Archidiósesis de Madrid
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