Ocasión para rezar y solidarizarnos con cuantos dan a conocer a Cristo a
costa de su propia vida


Este evento es muy conocido, al contrario de los centenares de asesinatos de misioneros, sacerdotes, religiosos y laicos de los que no tenemos noticias. Los misioneros que se encuentran en primera fila anunciando el Evangelio son víctimas de discriminaciones, amenazas y violencias, sólo porque defienden los derechos de los últimos.
De hecho, son al menos un millar los misioneros asesinados de 1980 al año 2011 y, según las últimas estadísticas, otros doce fueron asesinados: seis en el continente Americano, cuatro en África y dos en Asia.
Entre ellos recordamos también al padre Luigi Plebani, de 62 años de edad, sacerdote Fidei donum de la diócesis italiana de Brescia, quien prestaba su servicio en Brasil; y al padre Valentim Eduardo Camale, de los Misioneros de la Consolación, presente en Liqueleva, Mozambique.
De modo que esta jornada se convierte en una ocasión para rezar y solidarizarnos con cuantos dan a conocer a Cristo a costa de su propia vida.
(María Fernanda Bernasconi – RV).
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