Vía Crucis, las meditaciones de Mons. Bregantini: “En el rostro del hombre
que sufre está el perfil de Jesús”
(RV).- (Con audio) Es
Mons. Giancarlo Bregantini, Arzobispo de Campobasso-Boiano, quien escribirá
este año las meditaciones para el Vía Crucis del Viernes Santo, que se
celebrará el próximo 18 de abril, como es tradicional, en el Coliseo de Roma,
que presidirá el Papa Francisco y que será transmitido a todo el mundo por la
RAI, es decir la Radio Televisión Italiana.
Nuestra colega Roberta Gisotti entrevistó al prelado, muy conocido por su empeño social en defensa de los últimos y de la cultura de la legalidad. Mons. Giancarlo Bregantini tiene 63 años, nació en la región italiana del Trentino, en su juventud fue obrero y durante 13 años Obispo de Locri en Calabria, tierra caracterizada por su alta densidad de criminalidad organizada. De hecho, causó sensación su libro de oraciones titulado: “La oración desafía a la mafia”. Benedicto XVI lo destinó en el año 2007 a la cabeza de la diócesis de Campobasso-Boiano, presidente de la Comisión de la Conferencia Episcopal Italiana para los problemas sociales y el trabajo, la justicia y la paz.
A la pregunta de cómo recibió la noticia y cuál fue su primer pensamiento sobre esta responsabilidad, que es una llamada del Señor, Mons. Bregantini nos dijo:
Sí, precisamente una llamada del Señor, que me ha permitido vivir, ante todo, la gratitud a la figura muy particular del Papa Francisco, que ya está en el corazón de todos. En segundo lugar, también ha sido honrada, de manera indirecta pero vital, mi diócesis de Campobasso-Boiano. Y como tercer punto he sentido de modo muy vivo al escribir la fuerza del Vía Crucis. Jamás, como en esta ocasión, he sentido verdaderamente la pasión de Jesús, relacionada con la pasión del hombre, en la oración y en la reflexión.
En cuanto al tema principal de sus meditaciones, Mons. Bregantini nos explicó:
El tema que me ha sido encomendado, de manera muy sabia, por el Vaticano es precisamente éste: “Rostro de Cristo, rostro del hombre”. Este es el título que desarrollaré con la ayuda del Señor. Ante el rostro del hombre que sufre, está siempre, de perfil, el rostro de Jesús. Y más miras el del hombre, más descubres que detrás hay necesidad de su rostro. Y más lees el rostro de Jesús, más sientes que se encarna hoy en los miles de sufrimientos de nuestro tiempo, y que Él ya está presente en cada lágrima. Pero no la deja sin respuesta. Nos mira, nos observa y la enjuga, como hizo con la traición, con la negación de Pedro.
Asimismo le hemos preguntado si tocará temas especiales para cada estación del Vía Crucis, teniendo en cuenta que dada su personalidad, se podría pensar en temas sociales:
Ciertamente, casi todos, estación tras estación. Pero estarán entramados en la espiritualidad, con una mirada a la crisis de hoy, a la realidad de la desocupación, a la precariedad juvenil, al mundo de la cárcel, al mundo de la droga, al drama de los enfermos, especialmente de los enfermos terminales, a la situación difícil de tantas realidades sin esperanza. Y también es algo muy importante sentir que todas las situaciones están siempre marcadas por tanta fuerza que nace precisamente de la Palabra de Dios. Los versículos de cada estación están elegidos precisamente con relación al tema y a la reflexión. Cada estación, después, se concluye con una oración. Me he inspirado en dos figuras, que me han ayudado en mi vida de Estigmatino – puesto que yo pertenezco a esta pequeña Congregación de los Estigmatinos: la figura de San Gaspar Bertoni, como fundador, hace dos siglos, en Verona, en 1816 – y la figura de un hombre de gran fe, que vivió en Campobasso, fallecido hace 25 años, fray Inmaculado, quien estuvo 50 años en cama, autor, también él de un Vía Crucis esencial, en el que me he inspirado en ciertos momentos especiales.
Y a la pregunta de si encontraremos un eco del llamamiento del Papa Francisco a llevar, a vivir el Evangelio en las periferias del mundo, ésta fue su respuesta:
¡Ah, ciertamente! El Vía Crucis es todo un homenaje a la Evangelii gaudium. En algunos pasajes la cito expresamente, en otros aparece en toda su belleza de contenidos. La Evangelii gaudium se ha convertido, para mí, en una palabra lucidísima, que nos ayuda precisamente a leer hasta el fondo los dramas de hoy. Pero dentro del rostro luminoso y misericordioso sobre todo de Jesús. Porque como dice Francisco al inicio: “Sin Jesús nosotros no tendríamos ni luz, pero con Él venceremos los miedos, las tinieblas, el vacío y el aislamiento”. Es decir, toda una serie de mensajes que él nos deja en esta espléndida Exhortación.
(María Fernanda Bernasconi – RV).
Nuestra colega Roberta Gisotti entrevistó al prelado, muy conocido por su empeño social en defensa de los últimos y de la cultura de la legalidad. Mons. Giancarlo Bregantini tiene 63 años, nació en la región italiana del Trentino, en su juventud fue obrero y durante 13 años Obispo de Locri en Calabria, tierra caracterizada por su alta densidad de criminalidad organizada. De hecho, causó sensación su libro de oraciones titulado: “La oración desafía a la mafia”. Benedicto XVI lo destinó en el año 2007 a la cabeza de la diócesis de Campobasso-Boiano, presidente de la Comisión de la Conferencia Episcopal Italiana para los problemas sociales y el trabajo, la justicia y la paz.
A la pregunta de cómo recibió la noticia y cuál fue su primer pensamiento sobre esta responsabilidad, que es una llamada del Señor, Mons. Bregantini nos dijo:
Sí, precisamente una llamada del Señor, que me ha permitido vivir, ante todo, la gratitud a la figura muy particular del Papa Francisco, que ya está en el corazón de todos. En segundo lugar, también ha sido honrada, de manera indirecta pero vital, mi diócesis de Campobasso-Boiano. Y como tercer punto he sentido de modo muy vivo al escribir la fuerza del Vía Crucis. Jamás, como en esta ocasión, he sentido verdaderamente la pasión de Jesús, relacionada con la pasión del hombre, en la oración y en la reflexión.
En cuanto al tema principal de sus meditaciones, Mons. Bregantini nos explicó:
El tema que me ha sido encomendado, de manera muy sabia, por el Vaticano es precisamente éste: “Rostro de Cristo, rostro del hombre”. Este es el título que desarrollaré con la ayuda del Señor. Ante el rostro del hombre que sufre, está siempre, de perfil, el rostro de Jesús. Y más miras el del hombre, más descubres que detrás hay necesidad de su rostro. Y más lees el rostro de Jesús, más sientes que se encarna hoy en los miles de sufrimientos de nuestro tiempo, y que Él ya está presente en cada lágrima. Pero no la deja sin respuesta. Nos mira, nos observa y la enjuga, como hizo con la traición, con la negación de Pedro.
Asimismo le hemos preguntado si tocará temas especiales para cada estación del Vía Crucis, teniendo en cuenta que dada su personalidad, se podría pensar en temas sociales:
Ciertamente, casi todos, estación tras estación. Pero estarán entramados en la espiritualidad, con una mirada a la crisis de hoy, a la realidad de la desocupación, a la precariedad juvenil, al mundo de la cárcel, al mundo de la droga, al drama de los enfermos, especialmente de los enfermos terminales, a la situación difícil de tantas realidades sin esperanza. Y también es algo muy importante sentir que todas las situaciones están siempre marcadas por tanta fuerza que nace precisamente de la Palabra de Dios. Los versículos de cada estación están elegidos precisamente con relación al tema y a la reflexión. Cada estación, después, se concluye con una oración. Me he inspirado en dos figuras, que me han ayudado en mi vida de Estigmatino – puesto que yo pertenezco a esta pequeña Congregación de los Estigmatinos: la figura de San Gaspar Bertoni, como fundador, hace dos siglos, en Verona, en 1816 – y la figura de un hombre de gran fe, que vivió en Campobasso, fallecido hace 25 años, fray Inmaculado, quien estuvo 50 años en cama, autor, también él de un Vía Crucis esencial, en el que me he inspirado en ciertos momentos especiales.
Y a la pregunta de si encontraremos un eco del llamamiento del Papa Francisco a llevar, a vivir el Evangelio en las periferias del mundo, ésta fue su respuesta:
¡Ah, ciertamente! El Vía Crucis es todo un homenaje a la Evangelii gaudium. En algunos pasajes la cito expresamente, en otros aparece en toda su belleza de contenidos. La Evangelii gaudium se ha convertido, para mí, en una palabra lucidísima, que nos ayuda precisamente a leer hasta el fondo los dramas de hoy. Pero dentro del rostro luminoso y misericordioso sobre todo de Jesús. Porque como dice Francisco al inicio: “Sin Jesús nosotros no tendríamos ni luz, pero con Él venceremos los miedos, las tinieblas, el vacío y el aislamiento”. Es decir, toda una serie de mensajes que él nos deja en esta espléndida Exhortación.
(María Fernanda Bernasconi – RV).
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