¿Una fiesta en plena Cuaresma?
REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita
Guillermo Ortiz
(RV).- (Con audio) En la cuaresma se acompaña a Jesús en sus días de ayuno, penitencia y oración en el desierto, donde venció las tentaciones del Demonio. Y por él, también vos y yo podemos vencer el mal y celebrar una fiesta.
Más allá de la diversidad de tentaciones y pecados posibles, la mayor tentación que podemos sufrir vos y yo, es la de renunciar a seguir luchando; desistir de seguir la peregrinación de la existencia hacia la plenitud de la vida verdadera. El espíritu del mal nos inspira el pensamiento de que no podremos vencer nunca la dependencia, la adicción, el vicio, el egoísmo, la rabia, el miedo que nos ata. Nos insinúa que el camino hacia la comunión en el amor es muy largo, el perdón imposible; que no vale la pena luchar. Y aceptando sus ilusiones y engaños, rechazamos el Espíritu de Dios, la fuerza potente de su Palabra y de su Amor con maltrato a los otros, daños a nosotros mismos y ofensas a Dios.
Pero cuando creemos en Jesús y en el poder de su misericordia, de su perdón, vencemos con Jesús la tentación. Esto es posible porque Dios nos perdona en el sacramento de la Reconciliación; la Confesión sacramental en la que Jesús, por medio del ministro ordenado, nos desata de las cadenas del mal y del malo y nos ata a su corazón con su abrazo de amor misericordioso.
En la Confesión se renueva el bautismo y por eso es una fiesta, dijo Francisco Papa hablando de este sacramento. El mismo obispo de Roma exhortó al inicio de la cuaresma a renovar las promesas bautismales y a renunciar a Satanás y a todas sus obras y seducciones. Y en el ángelus del 23 de marzo el Sucesor de Pedro invitó: “Viernes y sábado próximos viviremos un momento penitencial especial, llamado “24 horas para el Señor”. Será una fiesta del perdón –dijo-, que tendrá lugar también en muchas diócesis y parroquias del mundo”.
¡Buena Fiesta del perdón en la cuaresma!
(RV).- (Con audio) En la cuaresma se acompaña a Jesús en sus días de ayuno, penitencia y oración en el desierto, donde venció las tentaciones del Demonio. Y por él, también vos y yo podemos vencer el mal y celebrar una fiesta.
Más allá de la diversidad de tentaciones y pecados posibles, la mayor tentación que podemos sufrir vos y yo, es la de renunciar a seguir luchando; desistir de seguir la peregrinación de la existencia hacia la plenitud de la vida verdadera. El espíritu del mal nos inspira el pensamiento de que no podremos vencer nunca la dependencia, la adicción, el vicio, el egoísmo, la rabia, el miedo que nos ata. Nos insinúa que el camino hacia la comunión en el amor es muy largo, el perdón imposible; que no vale la pena luchar. Y aceptando sus ilusiones y engaños, rechazamos el Espíritu de Dios, la fuerza potente de su Palabra y de su Amor con maltrato a los otros, daños a nosotros mismos y ofensas a Dios.
Pero cuando creemos en Jesús y en el poder de su misericordia, de su perdón, vencemos con Jesús la tentación. Esto es posible porque Dios nos perdona en el sacramento de la Reconciliación; la Confesión sacramental en la que Jesús, por medio del ministro ordenado, nos desata de las cadenas del mal y del malo y nos ata a su corazón con su abrazo de amor misericordioso.
En la Confesión se renueva el bautismo y por eso es una fiesta, dijo Francisco Papa hablando de este sacramento. El mismo obispo de Roma exhortó al inicio de la cuaresma a renovar las promesas bautismales y a renunciar a Satanás y a todas sus obras y seducciones. Y en el ángelus del 23 de marzo el Sucesor de Pedro invitó: “Viernes y sábado próximos viviremos un momento penitencial especial, llamado “24 horas para el Señor”. Será una fiesta del perdón –dijo-, que tendrá lugar también en muchas diócesis y parroquias del mundo”.
¡Buena Fiesta del perdón en la cuaresma!
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