San Félix III, papa
fecha: 1 de marzo
†: 492 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 492 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En
la basílica de San Pablo de Roma, en la vía Ostiense, san Félix III (II), papa,
que fue antepasado del papa san Gregorio Magno.
refieren a este santo: Santa Emiliana, Santa Tarsila
Según
el Martirologio Romano, este Papa fue bisabuelo de san Gregorio Magno, quien
cuenta que cuando su tía santa Tarsila se hallaba en el lecho de muerte, san
Félix se le apareció y se la llevó al cielo. El Martirologio Romano le llama
Félix III, debido a que el antiguo catálogo de los Papas incluía, por error, al
anti-papa Félix con el nombre de san Félix II. Aunque el error ya fue
subsanado, para evitar confusiones con hagiografías antiguas se sigue
conservando la numeración.
Muy
poco es lo que sabemos sobre la vida personal de este santo Pontífice. Era un
romano valiente y discreto, como León I, y en la historia de la Iglesia su
nombre está relacionado con los disturbios producidos por la herejía monofisita
[es decir, la de los que afirmaban que hay en Cristo una sola naturaleza]. El
año 482, el emperador Cerón publicó un documento conocido con el nombre de
«Henotikon», redactado por Acacio, patriarca de Constantinopla, para aplacar a
los monofisitas, pasando por alto las decisiones del Concilio de Calcedonia.
Dos años más tarde, san Félix convocó un Concilio en Letrán y excomulgó a
Acacio y a sus partidarios por haber traicionado la fe católica. San Félix es
uno de los numerosos pontífices romanos que defendieron las decisiones de los
concilios ecuménicos contra el poder secular, mientras la mayoría de los
jerarcas orientales se plegaban cobardemente a los designios del emperador.
Desgraciadamente, el cisma de Acacio duró treinta y cinco años y preparó el
gran cisma de la Iglesia bizantina.
En
el Occidente, Félix trabajó mucho por la revigorización de la iglesia de
África, después de la larga persecución de los vándalos arrianos. Murió el año
492, poco antes de cumplir nueve de pontificado.
Ver
Duchesne, Líber Pontificalis, vol. I, pp. 252-253, y las obras de historia
general de la Iglesia.
fuente: «Vidas
de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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o última modificación relevante: ant 2012
Estas
biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una
fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia
completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor,
al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel)
y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?ids=728
San Albino de Angers, obispo
fecha: 1 de marzo
†: c. 550 - país: Francia
otras formas del nombre: Aubin
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: c. 550 - país: Francia
otras formas del nombre: Aubin
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En
Andgevia (Angers), en la Galia Lugdunense, san Albino, obispo, que censuró con
vehemencia las altaneras costumbres de los poderosos y, para renovar la
Iglesia, promovió con tesón el III Concilio de Orleans.
patronazgo: patrono de los
niños enfermos de ceguera y de tos ferina.
La
gran popularidad de san Albino se debe menos a su vida, sin ningún hecho
notable, que a los múltiples milagros que se le atribuyeron, sobre todo después
de su muerte. Su culto se propagó por Francia, Italia, España y Alemania y
llegó hasta Polonia. El santo es titular de numerosas parroquias en Francia.
Nació
en la diócesis de Vannes en Bretaña, de una familia originaria de Inglaterra o
de Irlanda, según se dice. Muy joven, entró en el monasterio de Tincillac, del
que sabemos muy poco, y llevó ahí una vida de gran santidad. Hacia los treinta
y cinco años de edad, fue elegido abad; bajo su gobierno floreció
extraordinariamente el monasterio y se convirtió en un verdadero jardín de
virtudes. Nada tiene, pues, de extraño que las miradas del clero y el pueblo de
Angers se hayan vuelto hacia san Albino cuando la sede quedó vacante, el año
529. Para gran pena suya y contento de san Melanio, obispo de Rennes, san
Albino fue elegido obispo de Angers y demostró ser un hábil e inteligente
pastor.
El
santo predicaba todos los días, era muy generoso con los pobres y menesterosos,
pero especialmente con las viudas que tenían muchos hijos. Otra de sus obras
predilectas era el rescate de esclavos y gastó enormes sumas de dinero en
rescatar a los prisioneros que los bárbaros habían hecho en sus numerosas
invasiones. Según la tradición, san Albino rescató a un cautivo, no de los
bárbaros, sino del propio rey Childeberto. Se trataba de una hermosa muchacha
en quien Childeberto había puesto los ojos y a la que había mandado raptar y
encerrar en una fortaleza. Tan pronto como la noticia llegó a oídos de san
Albino, fue éste personalmente al castillo a exigir la libertad de la joven. La
figura del obispo inspiró tal respeto a los guardias, que pusieron
inmediatamente en libertad a la muchacha. La leyenda añade que uno de los
soldados intentó detener a la joven, usando de amenazas y violencia; pero el
obispo sopló sobre él y el soldado cayó muerto. El rey no trató de apoderarse
de nuevo de la joven, llamada Eteria; pero cometió la villanía de exigir que el
obispo pagase el rescate. Prescindiendo de la verdad dudosa de esta leyenda, lo
cierto es que el rey Childeberto profesaba gran veneración a san Albino; en
cambio la popularidad del obispo era menor entre algunos de sus súbditos, porque
había puesto en ejecución los decretos de los dos Concilios de Orléans (538 y
541) contra los matrimonios incestuosos.
Se
atribuyeron a san Albino muchos milagros. Además de varias curaciones de
enfermos y de ciegos, se cuenta que resucitó a un joven llamado Albaldo. En
otra ocasión, después de haber intercedido sin éxito por unos prisioneros, se
derrumbó durante la noche una parte del muro de la prisión y éstos pudieron
escapar; inmediatamente fueron a ver al santo y le prometieron cambiar de vida.
La
principal fuente sobre san Albino es la breve biografía de Venancio Fortunato.
La mejor edición crítica de dicho texto es la de Monumenta Germaniae Historica,
Auctores antiquissimi, vol. IV, opera pedestria, pp. 27-33. El Hieronymiunum
menciona a san Albino, y san Gregorio de Tours habla del culto que se le
tributaba. Ver Duchesne, Fastes Episcopaux, vol. II, pp. 347-349, 353-354;
Dictionnaire d'Histoire et de Géographie ecclésiastiques, vol. V, cc. 254-255;
y Acta Sanctorum, marzo, vol. I.
fuente: «Vidas
de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas
biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una
fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia
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