domingo, 21 de agosto de 2022

Domingo XXI TO Ciclo C (21.08.2022): Lucas 13,22-30.Seguro, se salvan los samaritanos buenos y Semana 39ª: 21.08.2022: Cita de José Ramón Busto Sáiz, Cristología para empezar, Sal Terrae,

 

Empezar a ser samaritano

Espero que no te sorprendas al recibir los comentarios del domingo 21 de agosto. Eres persona muy bien 'ordenada' y no tendrás problemas para guardar desde hoy hasta el 21 de agosto estas reflexiones. Para entonces no habrá incendios por España; tampoco habrá guerra por Ucrania; Israel y Palestina habrán hecho las paces; en Nicaragua se habrá firmado el entendimiento de los unos con los otros; no habrá ya migrantes hacia las fronteras donde se espera una liberación. Y no deseo hablar de cárceles... Probablemente para ese 21 de agosto los sueños de muchos que esperamos todo esto hecho realidad quedarán de nuevo en papel mojado. Somos condición humana.

Para contar sea lo que sea estaré por estos surcos de los textos en las horas del último domingo de agosto. Y desde entonces, todo seguidito domingo tras domingo hasta llegar con Jesús de Nazaret y sus seguidores a Jerusalén, como nos irá contando Lucas, el evangelista del toro. Toro no de lidia, sino el de las ofrendas sacrificiales en el ara-altar del templo del monte Moria o de tantos otros como existen.

Volveré a hablar de Religión, porque la llevamos tatuada en los lugares más insospechados de nuestra piel visible e invisible. Volveré a hablar de Evangelización, que se le parece mucho, pero que no es ni la sombra de lo que muchos imaginan. Evangelizar es respirar aire y vivir y saborear la buena noticia de ser persona con otras buenas personas. Con cierta frecuencia la religión olvida, deshumaniza y mata. En cambio, la evangelización siempre construye, exhorta, cura, sana, alegra, humaniza entrañablemente. Evangelizar es meterse en los entresijos del Evangelio y ser cada uno lo que deseamos ser de manera entrañable. Tal vez se trate de una utopía, pero hay que atreverse a dos cosas:

Una, a empezar, como se señala en el librito que recomiendo para leerse en esta o en cualquier semana. Se trata de EMPEZAR.

Y la otra,  transparentar, en cualquiera de los recodos del camino de la vida, que tú y yo somos samaritanos buenos. Samaritanos buenos. Se dice fácil, pero qué suerte y regalo para la humanidad es decidirse a serlo de forma tan natural como 'ceder el paso' o 'pararse a echar una mano' o estar convencido de que todos tenemos el ombligo redondito.

¡Empezar a ser samaritano bueno!, que es como transitar por el camino de la solidaridad sinodal.

A continuación se encuentran los comentarios del domingo 28 de agosto.

Carmelo Bueno Heras.

 

Domingo XXI TO Ciclo C (21.08.2022): Lucas 13,22-30.Seguro, se salvan los samaritanos buenos. Lo escribo CONTIGO,

El relato evangélico de este domingo comienza así: “Mientras caminaba hacia Jerusalén, atravesaba Jesús de Nazaret ciudades y pueblos enseñando. Uno le dijo […]” (Lucas 13,22). Por el camino que la iglesia vaticana y su liturgia transitan se nos ha perdido el texto anterior de Lc 13,1-21. Tanto en tiempos de aquel evangelizador Jesús como ahora que lees y escribo, todos caminamos en sinodalidad y por eso mismo me permito ser de nuevo un poco incómodo.

El Pepito Grillo de mi compañero de camino me susurra al oído que el relato de Lucas 13,1-9 ya lo leímos el pasado día 20 de marzo cuando transitábamos las etapas de la santa Cuaresma. Y le respondo que entonces nada se nos dijo del contexto y de las razones de aquella elección. Añado además a mi asesor discreto que jamás comprenderé que se nos silencie el mensaje de aquel laico de Galilea cuando hablaba del sábado y de sus prácticas mosaicas. ¿Y se puede saber quién da permiso al censor litúrgico para no leerse uno como tú o como yo las parábolas del grano de mostaza y de la levadura? Me lo voy imaginando: las parábolas son cuchillos afilados que penetran en los adentros de la RELIGIÓN hasta desenmascarar sus deshumanizaciones.

Así las cosas, decido leerme despacio en mi hora eucarística dominical el relato completo de Lucas 13,1-34. Es una buena noticia tan radiante y luminosa que comprendo que muchos profesionales de la RELIGION se sientan sorprendidos y deslumbrados ante esta evidencia que se llama EVANGELIO.

Creo entender que este EVANGELIZAR era la tarea específica de aquel Jesús de la historia que nos sigue invitando a EVANGELIZAR a quienes le acompañamos, entonces y ahora, en el camino del VIVIR. Lo recupero de nuevo: “Mientras caminaba hacia Jerusalén, atravesaba Jesús de Nazaret ciudades y pueblos enseñando. Uno le dijo […]”.

¿Qué fue lo que le dijo? “Señor, ¿son pocos los que se salvan?”. Al parecer, la mismísima santa Teresa de Ávila dejó escrita una posible respuesta a esta pregunta. Se trataba de la teología de entonces. ¿Se recuerda? Cielo, Purgatorio e Infierno. Cielo de la Trinidad con sus santos y santas semivacío; Purgatorio pobladísimo de bebés, y no tan bebés, sin bautismo; e Infierno atestado de pecadores eternamente sufridos sufridores.

¿Esto es lo que enseñaba la EVANGELIZACIÓN del laico de Galilea llamado Jesús, según Lucas?

Al escuchar esta pregunta que se le hace aquí a este Jesús del Evangelista Lucas se me despierta la memoria de haber leído ya este mismo asunto no hace tanto porque ya nos lo meditamos el pasado domingo día 10 de julio: “Se levantó un hombre de la Ley y le dijo a Jesús para ponerlo a prueba: ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?” (Lucas 11,25).

Desde el momento de esta meditación nadie hemos olvidado la parábola de aquel ‘samaritano bueno’, prójimo de cuantos están deshumanizados. Este tal ‘samaritano’ ¿no pertenecía a esos últimos de los que nos vuelve a hablar Lucas en 13,30, final del Evangelio de este domingo?

Precisamente estos ‘samaritanos buenos’ serán los primeros en sentarse a la mesa del reino ya sean personas, hombres o mujeres, de oriente o de occidente, del norte o del sur, de esta o de aquella religión, sea cual sea su color de piel, o su expediente académico, o su tierra de origen, o las economías de sus tarjetas... ¿Qué es salvarse? Ser ‘samaritano bueno’. C. Bueno Heras    

 

 CINCO MINUTOS con la otra Biblioteca de la BIBLIA entre las manos

Tú y yo, entre otras muchas actividades, solemos también leer. En ocasiones, quedamos sorprendidos por lo que leemos. Es más, y nos ocurre a veces, llegamos a pensar que lo que leemos nos hubiera gustado haberlo escrito nosotros mismos. Por esta sola razón, me he decidido a compartir CONTIGO, semana a semana, durante este año eclesiástico, 52 libros. Creo que, en la inmensa BIBLIA de todos los textos, como en el cuerpo de toda persona, ¡todo está relacionado!

. Ahora, Semana 39ª: 21.08.2022: Cita de José Ramón Busto Sáiz, Cristología para empezar, Sal Terrae, Colección ALCANCE 43, Santander, 1996.

 

Introducción

Dice Walter Kasper que la profesión ‘Jesús es el Cristo’ resume toda la fe cristiana y que la Cristología es la concienzuda exposición de esa profesión (W. Kasper, Jesús, el Cristo, Ed. Sígueme, Salamanca, 1976, 14). Así pues, la Cristología consiste en explicar la frase ‘Jesús es el Cristo’. Como, a su vez, esta frase es el centro de la fe cristiana, la Cristología es el centro de la Teología. Toda otra cuestión teológica sobre Dios, sobre la Iglesia, sobre el hombre, sobre el mundo presente o futuro, depende de lo que hayamos dicho en la explicación de esa profesión de nuestra fe, de manera que la confesión ‘Jesús es el Cristo’ es la clave de toda la Teología.

En el momento actual, la Cristología es un tratado suficientemente hecho y que se halla en el mundo teológico en pacífica posesión. No ocurre lo mismo con otros tratados teológicos que están repensándose, haciéndose -a veces conflictivamente, incluso-, como ocurre quizá con el tratado sobre la Iglesia. A ello contribuye el hecho de que los demás tratados teológicos dependen en gran medida de lo que se haya dejado asentado en Cristología, y por ello los teólogos, sólo después de que la Cristología haya alcanzado un importante grado de consenso, han pasado a dedicar sus esfuerzos a los tratados sobre Dios, el hombre o la Iglesia.

Reinaldo Fabris, en el prólogo de su libro, Jesús de Nazaret, publicado en castellano en 1985, anuncia su intención de recoger en su trabajo todo aquello que la investigación de los últimos 30 años ha dado por adquirido. Otra cosa es que esos conocimientos que el mundo de los especialistas tiene por adquiridos sean suficientemente públicos para el conjunto de los cristianos ‘de a pis’. Contribuir a esa publicidad es el objetivo de estas páginas. Éste es un opúsculo ‘para empezar’ a conocer la Cristología actual. Nació como fruto de unas conferencias ofrecidas a los educadores de la provincia de Castilla de la Compañía de Jesús. Ninguno de los temas que en él se tratan puede faltar en una Cristología. Sin embargo, existen otros muchos aspectos importantes que no se tratan aquí y que los lectores iniciados echarán en falta enseguida. Al mismo tiempo, los que aquí se exponen son susceptibles de un estudio más profundo y pormenorizado. Este estudio se puede realizar en los libros que se citan […] Estas páginas sólo pretenden, pues, hacer públicos con brevedad y de modo accesible algunos temas centrales de Cristología que otros trabajos, más sesudos y amplios, han desarrollado ya.

Comienza con un capítulo introductorio a la exposición propiamente cristológica, en el que se tratan temas críticos y metodológicos (I). A éstos sigue el discurso propiamente cristológico, que discurrirá por el siguiente camino: tras una exposición sobre la vida y la historia de Jesús (II), nos aproximaremos, desde un punto de vista histórico, al planteamiento del conflicto que provocó su muerte (III); pasaremos luego a estudiar los testimonios literarios e históricos sobre su resurrección y su significado creyente (IV), para acabar exponiendo el contenido de nuestra fe en Jesucristo y su salvación (V). Texto completo, en las páginas 9-11.

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