Memoria de santa Clara, virgen, que, como primer ejemplo de las Damas Pobres de la Orden de los Hermanos Menores, siguió a san Francisco, llevando en Asís, en la Umbría, una vida austera pero rica en obras de caridad y de piedad. Insigne amante de la pobreza, no consintió ser apartada de la misma ni siquiera en la más extrema indigencia y en la enfermedad. († 1253)
En Comana (Gumenek), en el Ponto, san Alejandro, de sobrenombre «Carbonero», obispo, que a partir de la filosofía alcanzó la eminente ciencia de la humildad cristiana, y elevado por san Gregorio Taumaturgo a la sede episcopal de aquella Iglesia, fue célebre no solo por su predicación, sino también por haber sufrido el martirio por el fuego. († s. III)
En Roma, en el cementerio llamado «Ad duas lauros», en la vía Labicana, a tres miliarios de la ciudad, san Tiburcio, mártir, cuyas alabanzas fueron celebradas por el papa san Dámaso. († s. III/IV)
También en Roma, conmemoración de santa Susana, bajo cuyo nombre, celebrado entre los mártires en los anales antiguos, fue dedicada a Dios, en el siglo sexto, una basílica en el título de Gaio, junto a las termas de Diocleciano. († s. inc.)
En Asís, de la Umbría, san Rufino, a quien se considera primer obispo de aquella población y mártir. († c. s. IV)
En Benevento, de la Campania, san Casiano, obispo. († s. IV)
En la ciudad de Évreux, en la Galia, san Taurino, que es celebrado como el primer obispo de esta ciudad. († c. s. V)
En Hibernia, santa Atracta, abadesa, que, según la tradición, recibió de manos de san Patricio el velo de las vírgenes. († s. V)
En el territorio de Valeria, en la Umbría, san Equicio, abad, que, como escribe el papa san Gregorio Magno, por su santidad fue padre de muchos monasterios y, donde quiera que iba, daba a beber a los demás de la fuente de las Sagradas Escrituras. († a. 571)
En Cambrai, en Austrasia, san Gaugerico, obispo, que, insigne por su piedad y caridad para con los pobres, fue ordenado diácono por Magnerico de Tréveris, y después, elegido para la sede de Cambrai, ejerció el episcopado durante treinta y nueve años. († c. 625)
En Arlés, de la Provenza, en la Galia, santa Rustícola, abadesa, que gobernó santamente a sus monjas durante casi sesenta años. († 632)
En Gloucester, en Inglaterra, beatos Juan Sandys y Esteban Rowsham, presbíteros, y Guillermo Lampley, sastre, todos mártires, que durante el reinado de Isabel I, en días distintos no conservados en la tradición, sufrieron por Cristo los mismos tormentos. († 1586, 1587 y 1588)
Cerca de la costa de Francia, ante el puerto de Rochefort, beato Juan Jorge (Jacobo) Rhem, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, el cual, encerrado durante la persecución contra la fe en una lóbrega prisión, levantaba la esperanza de sus compañeros de cárcel, cruelmente torturados, hasta que él mismo, por amor a Cristo, murió de una enfermedad incurable. († 1794)
En Milán, Italia, beato Luis Biraghi, presbítero y fundador de las Religiosas de Santa Marcelina. († 1879)
En Birmingham, ciudad de Inglaterra, san John Henry Newman, cardenal presbítero, que pasó de la Iglesia anglicana a la católica, y con sus escritos ayudó a muchos a reflexionar sobre la verdad de la fe. († 1890)
En la aldea de Agullent, en el territorio de Valencia, en España, beato Rafael Alonso Gutiérrez, mártir, padre de familia, que en el furor de la persecución contra la fe derramó su sangre por Cristo. Con él se conmemora también al bienaventurado mártir Carlos Díaz Gandía, que en este mismo día y en la misma localidad recibió la vida eterna por la defensa de la fe. († 1936)
En la localidad de Prat de Compte, cerca de Tarragona, igualmente en España, beato Miguel Domingo Cendra, religioso de la Sociedad de San Francisco de Sales y mártir, que en la misma persecución mereció alcanzar a través del martirio la palma de la gloria. († 1936)
En Málaga, España, beato Juan Bazaga Palacios, presbítero y mártir, víctima de la cruel persecusión religiosa que acompañó a la Guerra Civil Española. († 1936)
En Coín, Málaga, beato Miguel Romero Rojas, presbítero y mártir, víctima de la cruel persecusión religiosa que acompañó a la Guerra Civil Española. († 1936)
En los confines del Tíbet, beato Mauricio Tornay, presbítero y mártir, que primero fue canónigo regular de la Congregación de los Santos Nicolás y Bernardo de Mont-Joux (Gran San Bernardo), y después anunció con empeño el Evangelio en China y en el Tíbet, donde finalmente recibió la muerte a manos de los enemigos del nombre cristiano. († 1949)
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