A VER SI YA HACEMOS CASO A
MATEO 9,35-38
Con las fiestas del Corpus y
sus procesiones se acaban en la Iglesia los domingos 'super-especiales' hasta
finales del mes de noviembre cuando se comience el nuevo Tiempo de
Adviento y Navidad. Y, ¿hasta entonces, en la Iglesia? Tiempo Ordinario. Verano
y su otoño. El tiempo propicio y apropiado para que la pastoral de sus
pastores 'innove', 'invente', siembre, cree o proponga o programe una fiesta
nueva. Lo que importa es que se vea la iglesia o que la iglesia vea. Y
cuanta mayor sea la visión, es decir, la ostentación más adeptos se
captarán para sus estadísticas. Así que de domingo a domingo, en este Tiempo
Ordinario se podrá leer, por fin, el Evangelio de Mateo ordenado, seguido y
hasta el final. Eso podría ser, pero jamás lo será. Y para comenzar, esta
iglesia nos deja in albis, en blanco, a propósito del primer discurso que
colocó este Evangelista Mateo en boca de su Jesús de Nazaret. ¡Imperdonable
este pecado contra el Espíritu!
Si algún día llego a tener en
esta iglesia la menor posibilidad de decidir sobre la propuesta litúrgica para
las eucaristías de domingo a domingo decidiré el cambio absoluto sobre las
lecturas del Evangelio de Mateo. Para este Tiempo Ordinario, de mediados
de junio hasta finales de noviembre, es decir, para unos veinte o veintidós
domingos se debería leer ordenadamente y seguido desde Mateo 4,23 hasta 28,28.
Cuando esto se haya hecho una docena de veces, más o menos, es decir, unos
treinta y seis años, se tomará el pulso a la 'sapiencia Evangélica' del pueblo
para volver a decidir si se mantiene el sistema o se vuelve a la programación
de los últimos veinte siglos.
Quiero decir con todo esto
que está llegando la hora de tomarse en serio la lectura crítica de cada uno de
los cuatro Evangelios en la iglesia, porque hasta ahora este asunto está
supermanipulado por la jerarquía del sacerdocio.
Esto que acabo de escribir es
lo que constata este Jesús de Nazaret del Evangelista que llega a denunciar que
el pueblo de entonces estaba vejado o abatido, abandonado y explotado,
esclavizado y exprimido por la autoridad de los sacerdotes y jeraquías del
templo de Jerusalén. Y en eso se sigue hasta ahora. Qué pena. Qué poco hemos
aprendido aún. Y cuánta potencia tiene dentro de sí la ignorancia.
Quisiera estar equivocado,
pero Mateo 9,35-38 es quien debe juzgarme y comprendo que él me
comprende.
Nada más para esta
presentación.
A continuación se encuentran
los comentarios para este domingo 18 de junio.
También se les encuentra en
el archivo adjunto.
Carmelo Bueno Heras.
Domingo 11º del Tiempo
Ordinario A (18.06.2023): Mateo de 9,36 a 10,8. Así lo comento y comparto
CONTIGO:
¿IMPORTA CONOCER LOS
‘DICHOS’ Y ‘HECHOS’ DE JESÚS DE NAZARET?
Ante
ciertos acontecimientos de la vida, pequeños o grandes, se dice a veces aquello
de ‘las aguas vuelven a su cauce’. Y ya era hora. Desde el comienzo del tiempo
de la Cuaresma allá por el mes de febrero hasta ahora, en pleno junio, la
liturgia parece que se había olvidado de Mateo y de su Evangelio.
Concretamente, aquel pasado domingo 19 de febrero se nos proclamó el texto
final del capítulo quinto de este Evangelio. Desde entonces le hemos dejado al
Jesús de Nazaret de Mateo con ‘la palabra en la boca’.
Él había
comenzado el primero de sus cinco discursos. Recordaremos, si es posible
después de tantos domingos, aquello de ‘habéis oído que se dijo…, pero,
en cambio, yo os digo’. Este discurso llamado de las Bienaventuranzas
quedó cortado entonces y para siempre, porque jamás se volverá a leer la
continuación en la liturgia de la eucaristía. Jamás se nos ha proclamado a la
Asamblea del Pueblo el relato, ordenado y completo, de Mateo 5,1 hasta 7,29.
Jamás. Nunca.
Y algo
más, también grave, según mi comprender, este año tampoco se nos leerá el
relato, también ordenado y completo, de Mateo 8,1 a 9,34 donde se ha
recogido por parte del inspirado autor de este Evangelio ‘los hechos
significativos’ (llamados milagros) de su Jesús de Nazaret. Y me digo con
tristeza contenida que es pecado grave del dicasterio vaticano silenciar tan
olímpicamente, desde la tenida como ‘cátedra de la palabra de Dios’, la mitad
de los ‘dichos’ y la totalidad de los ‘hechos’ de este Jesús del
Evangelista Mateo. ¿Se le tiene miedo al Evangelio?
Ahora
comprendo muy a las claras la denuncia que aquel Jesús hizo de las autoridades
religiosas judías y que hoy se nos leerán con el mismo sentido, valor y
actualidad: “al ver Jesús a las gentes, se compadecía de ellas, porque
estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor”. Otras
traducciones, en vez de los calificativos extenuadas y abatidas, escriben ‘vejadas
y abatidas’. Existe semejanza, pero hay matices significativos. Si se desea
constatarlo, consúltense otras traducciones y se sorprenderán. Hay ideologías
de orientan las traducciones.
Dicho
esto, llego a la convicción de que debo recomendar a quien esto está leyendo
que se tome en serio la lectura personal, ordenada, completa y hasta crítica
del largo relato de este Evangelio de Mateo desde 4,23 hasta 9,35. Es
todo un relato del ‘decir’ y del ‘hacer’ de este Evangelizador llamado Jesús de
Nazaret. Mateo nos lo ha contado de manera excelente. Y la pedagogía de la Iglesia
y de sus liturgias dogmáticas nos siguen cerrando el acceso a este ‘evangelio’.
Mateo
9,35 a 10,8 es el relato que se nos anunciará en las eucaristías de este
domingo. Y me estoy imaginando un elevado puñado de homilías en las que se
hablará de los DOCE, de su identidad y de sus sucesores. Y hasta se citarán sus
nombres y apellidos y debo decir, con el susurro de mi voz de hormiga, que ese
DOCE y sus sucesores tiene que ver con el inmenso pueblo de los creyentes en
Jesús y casi nada con la estructura jerárquica del sacerdocio, desde el papado
hasta el último diácono recién ordenado.
Este
Jesús del Evangelista Mateo ha comenzado a desgranar su segundo discurso que
tiene como centro de interés la misión de toda aquella persona que se ha
encontrado con aquel judío y laico de Galilea llamado Jesús de Nazaret y ha
escogido hacerse presencia, palabra y práctica de este Jesús viviente que nunca
se fue de este mundo de los humanos, sino que eligió permanecer en los adentros
de sus seguidores (cfr. Mt 28,16-20, leído hace poco en la asamblea de la
misa). De este segundo discurso del Moisés de Mateo hablaré en una semana. Carmelo
Bueno Heras
CINCO MINUTOS de AIRES BÍBLICOS
. Si se
puede decir en un artículo de revista, ¿para qué escribir un libro de 200 páginas?
. Si se
puede decir en una página, ¿para qué escribir un artículo de revista?
. Si se
puede decir en un puñado de versos, ¿para qué escribir una página?
.
Este ‘Cinco minutos de aires bíblicos’ es una semilla que confío a la sabiduría
de tu saber leer, que es despertar; de tu saber interpretar, que es cuidar; de
tu saber compartir, que es saborear. Siempre pretenderé que esta ‘semilla de
los cinco minutos’ tenga la ‘denominación de origen’ de su autor.
Semana 30ª (18.06.2023): SI UNA PERSONA
La
página que voy a copiar a continuación no tiene título, porque no lo necesita.
Se trata de una página que forma parte del primer capítulo de un libro. Cuando
se tenga la oportunidad de acudir personalmente a ese lugar se constatará que
no se necesitará la referencia de ningún título. Pero, pensé en mis decisiones,
esta página puede tener su pleno sentido también si se ofrece en solitario y se
tiene el atrevimiento, también, de que cada lector la contextualice en su
propio ámbito de vida y trabajo y descanso y presente y futuro… Por eso me he
atrevido a titularla ‘SI UNA PERSONA’. Lo que cito a continuación se encuentra
en Ariel Álvarez Valdés, Nuevos enigmas de la Biblia 5, PPC, Madrid, 2023,
páginas 21-22.
Cierta vez, un discípulo
le preguntó al maestro: “¿Quién te
guió en el camino de la sabiduría?”.
El maestro respondió: ‘Un perro’.
‘¿Un perro? ¿Cómo es posible?’
‘Un día lo encontré sediento a la orilla de un río.
Cada vez que se acercaba a beber, veía su imagen en el agua y se alejaba
asustado, creyendo que era otro perro que quería atacarlo. Finalmente, fue tal
su necesidad que se armó de coraje y se arrojó al agua. Entonces el otro perro
desapareció. Así comprobó que él mismo era el obstáculo que lo separaba de lo
que tanto buscaba’.
Todos buscamos algo en la vida. Y a veces no lo
conseguimos porque el miedo nos domina. Nos hace ver fantasmas donde no hay,
nos roba los sueños y nos frustra las ilusiones. La mejor manera de vencerlo es
enfrentarse a él, sabiendo que muchos miedos que bloquean nuestra plenitud no
son más que proyecciones de nuestros temores. Hay que dejar de seguir jugando a
lo seguro y arriesgarse por lo que buscamos antes de que la vida se nos acabe y
hayamos concluido nuestra existencia a medias. Porque, como dijo alguna vez
Platón:
‘Si una
persona no arriesga nada por sus ideas, o sus ideas no valen nada o
no vale nada la persona’.
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