Nunca llueve a gusto de todos
En realidad, en esta
presentación, tendría que escribir sobre el pan y el vino, me digo. Pero me ha
nacido de dentro hablar del agua. No sé aún muy bien por qué razón. Pero me
pongo a la escucha de mis adentros. Quizá las imágenes de esa enorme presa de Ucrania
que acaba de saltar por los aires anegando todo a su paso se me haya quedado
pegada a la retina. ¡Cuánta cantidad de agua y tan incontenible y tan
desperdiciada y tan devastadora! Y ante todo esto, cuánta impotencia humana.
Impotencia por ignorar las causas del desastre, impotencia por volver a
encauzar una fuerza de agua tan impresionante, impotencia por evitar los
desastres humanos y materiales. Esta agua desatada sigue su camino y qué
poquita cosa somos los humanos ante esta agua... ¡Qué poquita cosa!
Y, sin embargo,
debo hablar también del agua desde la imagen cotidiana del jardín de la
casa donde vivo. En estos últimos días nos ha visitado el agua, la lluvia. Y lo
primero que me viene a la mente de mis contemplaciones es esta verdad
insobornable: Nunca llueve a gusto de todos. Se nos anunció que llegaría una
profunda borrasca de nombre Óscar y que estuviéramos prevenidos y hasta
preparados para acertar a 'bailar' con esta realidad de la presencia de Óscar
en Madrid, donde resido. Y estuve día tras día atento a la
presencia de la lluvia y debo confesar que me he alegrado mucho con
esta agua de lluvia. Si pudiera hablar el jardín de esta casa, creo que no
se cansaría de decir gracias, gracias, gracias. Esta tierra de Madrid llevaba
muchos meses sin recibir la visita de las lluvias del invierno y de la
primavera. La tierra estaba sedienta y con ella, sedientas estaban las plantas,
las hierbas, los árboles, las aves. Y llegó la lluvia, serena, suave,
abundante, limpia y sanadora. En las últimas semanas se respira un aire azul,
verde y limpio como no era conocido desde hace tiempo. El agua es vida, lo
saben bien los vivientes del jardín de mi casa a quienes veo y en quienes me
veo día a día. El agua de estas lluvias y el aire de estos días nos han llenado
de vida sana.
Agua y aire; aire y agua,
GRATIS. Puedo decir que hasta los tréboles trinitarios han desplegado radiantes
al sol sus chispeantes y menudas florecillas.
Vuelvo a repetir, por seguir
aprendiendo a ser contemplativo, que 'nunca llueve a gusto de todos'.
Déjenme decir, y que cada
quien piense como quiera, que en estos días he comulgado con la presencia real
y verdadera del agua de junio. Agua de vida, igual que cuando
decimos pan de vida. Como así habrá sido, hablado, escrito y proclamado en
esta fiesta que la tradición popular llama 'el Corpus'.
A continuación se encuentran
los comentarios del domingo, del Corpus, día 11 de junio.
Carmelo Bueno Heras
Domingo del Stm. Cuerpo
y Sangre de Cristo A (11.06.2023): Juan 6,51-58. Así lo comento y
comparto CONTIGO:
¿QUÉ ES COMULGAR CON JESÚS DE NAZARET?
Hemos
llegado, como ya señalé en su día, al cuarto y último domingo de las
celebraciones de los dogmas centrales y culminantes del catolicismo
eclesiástico: ascensión del resucitado, pentecostés del espíritu, trinidad
celestial y eucaristía de la presencia real y verdadera. Para esta celebración,
como ya también señalé, se nos ofrece por parte de la liturgia vaticana la
audición y meditación del relato evangélico de Juan 6,51-58.
En el
comienzo de este comentario sugiero que, quien lo desee, transcriba este texto
de Juan 6,51-58 en una columna y al lado, en otra columna, el texto de Juan
6,35-50. En ambas columnas-textos se cuenta lo mismo con palabras y
expresiones semejantes.
Ejemplo
número uno:
En Juan
6,35 leemos: “Yo soy el pan de la vida, les dijo Jesús”.
En Juan
6,51 leemos: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo”.
Ejemplo
número dos:
En Juan
6,41 oímos: “Los dirigentes judíos protestaban contra Jesús”.
En Juan
6,52 oímos: “Los dirigentes judíos se pusieron a discutir acaloradamente”.
Ejemplo
número tres:
En Juan
6,47 se afirma: “Os lo aseguro, quien tiene fe posee vida eterna”.
En Juan
6,54 se afirma: “Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna”.
Y a este
ejercicio añado otro no menos interesante. Después de la lectura de estos dos
textos ‘sinópticos’, tal vez escritos por dos redactores distintos, que ahora
podemos leer unidos en un solo texto en este Evangelio de Juan, se puede leer
el verso de Juan 6,59, el que no se nos leerá en la Liturgia de la santa
misa y que dice así: “Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en
Cafarnaún”.
Esta
referencia, con tan intenso olor a las prácticas evangelizadoras de Jesús de
Nazaret, conviene leerla también en paralelo sinóptico con Lucas 4,14-30.
Un sábado, como era su costumbre, se presenta Jesús en la sinagoga para la
liturgia judía del sábado. Ahí lee y comenta. Y ahí se desata la controversia
entre quienes le escuchan. ¿Quién es éste que habla y actúa así?
Con este
nuevo ejercicio propuesto sólo pretendo presentar los datos para ser consciente
de la respuesta que debe realizarse ante una pregunta tan sencilla como ésta:
¿Qué es eso de oír, escuchar, acoger, aceptar, comer, beber, ‘comulgar’ con
aquel Jesús de Nazaret, real y verdaderamente presente, en su ‘hablar’
(dichos-palabra) y en su ‘actuar’ (hechos-vida)?
¿Qué es
esto?, vuelvo a repetir. ¿Es el sentido de la Celebración del Corpus Christi?
¿Es el dogma de la eucaristía, presencia real y verdadera del resucitado,
llevada a cabo por el poder sacerdotal de un varón célibe ordenado,
explícitamente para este ministerio?
¿Qué
es comulgar con Jesús de Nazaret?, me vuelvo a decir. Esta es la pregunta
actual, siempre actual, de toda celebración eucarística y, muy especialmente,
de la celebración del santísimo cuerpo y sangre de Jesucristo. Según estos dos
Evangelios citados, el de Juan y el de Lucas, comulgar con aquel Jesús de
Nazaret es muy clarividente: ‘hablar’ y ‘actuar’ con la misma transparencia y
libertad con la que él ‘hablaba’ y ‘actuaba’ en los diversos ‘asuntos’ de la
vida de cada uno y en sus relaciones con los demás. Carmelo Bueno Heras
CINCO MINUTOS de AIRES BÍBLICOS
. Si se
puede decir en un artículo de revista, ¿para qué escribir un libro de 200
páginas?
. Si se
puede decir en una página, ¿para qué escribir un artículo de revista?
. Si se
puede decir en un puñado de versos, ¿para qué escribir una página?
.
Este ‘Cinco minutos de aires bíblicos’ es una semilla que confío a la sabiduría
de tu saber leer, que es despertar; de tu saber interpretar, que es cuidar; de
tu saber compartir, que es saborear. Siempre pretenderé que esta ‘semilla de los
cinco minutos’ tenga la ‘denominación de origen’ de su autor.
Semana 29ª (11.06.2023): La llamada ‘Regla de Oro’ en…
01. Bahaísmo:
No deseéis para los demás aquello que no deseáis para
vosotros mismos.
02. Zoroastrismo:
La buena naturaleza es aquella
que se reprime para no hacer al otro aquello que no sería bueno para ella.
03. Islamismo:
Verdaderamente, Dios ordena
la justicia y hacer el bien.
04. Jainismo:
En la felicidad y en el
sufrimiento debemos abstenernos de infringir a los demás aquello que no nos
gustaría que nos infringieran.
05. Budismo:
No hieras a los otros con
aquello que te hace sufrir a ti.
06. Confucianismo:
Lo que no quieras que te
hiciesen, tú no lo hagas a los demás.
07. Hinduismo:
No hagas a los otros aquello
que, si te hicieran a ti, te causarían pena.
08. Cristianismo:
Tratad a los demás como
queréis que ellos os traten
09. Judaísmo:
Lo que para ti es detestable
no lo hagas tú a tu prójimo. Ésta es toda la Ley. El resto es comentario.
10. Filosofía griega:
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