sábado, 15 de julio de 2023

Agua y Abanico - Domingo 15º del TO Ciclo A (16.07.2023): Mateo 13,1-23 (NO HAY PEOR SORDO QUE QUIEN NO QUIERE OÍR) y CINCO MINUTOS de AIRES BÍBLICOS - Semana 34ª (16.07.2023): Estrategia de extinción

Agua y Abanico

Para transitar por esta ola de calores sin llegar a perder la compostura me sugiero un par de remedios, de entrada: agua y abanico. Es decir, mantenerme hidratado y tener siempre la sensación de que no me falta el aire. Así sigo y no me va del todo mal. Transito, que no es poco, sino lo más importante. Y después de esto, todo lo demás,como por ejemplo, escribir lo justito (breve y poco, como trataré de hacerlo en esta presentación) y leer más bien menos, es decir, lo bastante como para no perder el hábito de alimentarse. Y a ser posible que esta lectura se lleve a cabo en lo más parecido a la narración de pequeñas aventuras. 

Me refiero a esas pequeñas aventuras semejantes a las que suelen suceder en las narraciones llamadas parábolas. 

Me agrada este asunto de las parábolas precisamente porque en las tres semanas que nos llegan se nos permite la lectura pública del llamado 'Tercer discurso de Jesús', o de 'las parábolas' que el narrador Mateo coloca en boca de su galileo judío y laico Jesús de Nazaret. Toda parábola suele ser breve, directa, fácil de comprender en un principio, pero, a la vez, incisiva, provocadora y de efecto más duradero de lo que el lector se imagina. 

Esto lo llegué a comprender muy bien cuando descubrí por primera vez la parábola que el profeta Natán, de la corte del rey David, se inventó para proclamar muy alto, muy claro, muy directo y certero que su mismísimo rey, el Rey David de Israel y Judá, estaba siendo un criminal asesino y un hereje blasfemo al mismo tiempo. Esto es lo que se cuenta en el segundo libro de Samuel 12,1-7. Cuando el lector desee y quiera ser curioso decidirá leer el capítulo anterior y el siguiente para caer en la cuenta del valor de esta y de muchas otras parábolas.

Y dicha toda esta inmensidad de minucia conviene adentrarse en los dos comentarios que se encuentran a continuación. 

Carmelo Bueno Heras.

 

Domingo 15º del TO Ciclo A (16.07.2023): Mateo 13,1-23

Así lo comento y comparto CONTIGO:

NO HAY PEOR SORDO QUE QUIEN NO QUIERE OÍR

Comienzo este comentario con una perogrullada: ‘después del segundo viene el tercero’. Me refiero a los discursos que el Evangelista Mateo pone en boca de su Jesús de Nazaret. Recuerdo que el primero de estos discursos se le suele llamar ‘De las Bienaventuranzas’ y al segundo, el discurso ‘De la misión’. Y ahora añadimos que el tercer discurso es el ‘De las parábolas del Reino’. Adelanto ya que estas parábolas del Reino son siete: la Del sembrador, la De las semillas, la De la mostaza, la De la levadura, la Del tesoro, la De la perla y la De la red.

¿Qué no se ha dicho y escrito sobre este tema de las parábolas? Dudo que pueda añadirse algo tan novedoso como revolucionario que no se haya, al menos, insinuado. En este domingo y en los dos siguientes tendremos la oportunidad de saborear completo este discurso de las parábolas. Y, para este domingo, se nos proclama la primera de todas ellas: la del sembrador (Mateo 13,3-9). Y se nos añaden dos asuntos más: uno, la respuesta a una importante pregunta: ¿Por qué hablaba Jesús en parábolas? (Mateo 13,10-17); dos, la explicación del propio Jesús de Mateo de su primera parábola (Mateo 13,18-23).

Dicho lo anterior, añado esto, que es lo primero que nos dice el Evangelista en este domingo 18 de julio: “Salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar. Se reunió tanta gente junto a él que hubo de subirse a una barca… Y, él les habló muchas cosas en parábolas…” (Mateo 13,1-3). Este discurso de las parábolas está dirigido a todas las gentes de entonces y de todos los tiempos. No son palabras para unos poquitos elegidos, sabios, únicos o importantes.

Tú y yo y nosotros, gentes del siglo XXI estamos entre esos destinatarios del mensaje de estas parábolas. Así, pues, guiados por la explicación del propio Jesús de Mateo (13,18-23), todos somos ‘OYENTES DE LA PALABRA DEL REINO’. Y como tales oyentes se nos permite el atrevimiento de escoger: ser un sembrador o ser una semilla sembrada. O, tal vez resulte mucho más interesante identificarse con la sola tarea de ser ‘OYENTE’, el que oye, el que recibe, el que acoge, el que rechaza, el que oculta, el que disfraza, el que… se sabe y se siente terreno del sembrador o de la semilla, campo, camino, huerto… ¡del sembrador y de sus semillas! Me encanta tanta libertad interpretativa.

Por fin, en este comentario tan deshilvanado sobre este asunto de las parábolas, quiero dejar constancia de la pregunta que los seguidores plantean a Jesús: “Por qué les hablas en parábolas” (Mateo 13,10). La respuesta de este Jesús de Mateo es, sencillamente, provocativa y demoledora. Cuando uno lee con detenimiento el texto de Mateo 13,11-17 se sorprende de la cita de Isaías que el Evangelista pone en boca de su Jesús de Nazaret. Se denuncia una radical deshumanización de las gentes del judaísmo y de su RELIGION: ciegas porque no quieren ver y sordas porque no quieren oír.

La Religión acaba por ensordecer y enceguecer a la persona. Y de ahí surgirá la parálisis definitiva en el hacer y decidir que es el pensar: se les ha embotado el corazón. La Buena Noticia del Reinado de Dios, sembrada en cada parábola, libera de la atadura de la obediencia a la Religión. Así se anuncia desde el propio Isaías. Y esta cita del profeta que leemos aquí la encontramos también en los otros tres Evangelios y en el final del libro de los Hechos que constatará la conversión del mismísimo Saulo de Tarso en su estancia final en Roma (Hechos 28,23-28). Una palabra es parábola del reinado de Dios cuando libera a la persona de la esclavitud de la Religión y enciende en ella la luz de su pensar y decidir. Carmelo Bueno Heras

 

CINCO MINUTOS de AIRES BÍBLICOS

. Si se puede decir en un artículo de revista, ¿para qué escribir un libro de 200 páginas?

. Si se puede decir en una página, ¿para qué escribir un artículo de revista?

. Si se puede decir en un puñado de versos, ¿para qué escribir una página?

. Este ‘Cinco minutos de aires bíblicos’ es una semilla que confío a la sabiduría de tu saber leer, que es despertar; de tu saber interpretar, que es cuidar; de tu saber compartir, que es saborear. Siempre pretenderé que esta ‘semilla de los cinco minutos’ tenga la ‘denominación de origen’ de su autor.

Semana 34ª (16.07.2023): Estrategia de extinción

Inferior: Tengo que hacerlo. Durante catorce años he trabajado bien, y además lo deseo con toda el alma… Iré a verle y se lo pediré. A fin de cuentas, siempre nos ha repetido que vayamos cuando queramos: la empresa nunca nos defraudará.

Superior: Pase, pase, Martínez, qué alegría verlo por aquí… Supongo que traerá buenas noticias. Diga, diga…

Inferior: Seré breve para no quitarle tiempo, Don Casimiro: resulta que llevo catorce años en el mismo trabajo, apenas sin aumento de sueldo, y me parece justo y además desearía, si fuera posible, avanzar algo más en la empresa.

Superior: ¿Es posible que no esté contento, Martínez? ¿Alguna vez he dejado de tener confianza en usted y en su trabajo abnegado, siempre poniendo el bien de la empresa por delante de todo? Me resulta molesta su actitud, que juzgo exagerada en estas delicadas circunstancias económicas, cuando todos estamos en vilo, hasta el Presidente…

Inferior: Sí, claro que lo comprendo todo, Don Casimiro, pero los gasta familiares aumentan porque la vida, en catorce años, ha subido mucho, y los chicos están en la universidad… Pero es que además lo deseo porque es justo, lo deseo con toda la ilusión del mundo…

Superior: Martínez, se lo confesaré en secreto: estamos a punto de un ajuste radical de plantilla: llegan aparatos y sobran personas, ley de vida-… Entonces, no es bueno meterse en peticiones precisamente en el instante en que suele hacerse selección de los más fieles a la empresa, digamos que de los menos exigentes: ¿comprende lo que le estoy queriendo decir, Martínez, en función de mi gran afecto a esos catorce años de fidelidad a esta casa, que es la suya, Martínez?

Inferior: Ya, ya voy cayendo en la cuenta, Don Casimiro, ya comprendo lo del ajuste laboral, lo de mostrarme fiel a la empresa, y me hago cargo de que mi petición no es oportuna, y le agradezco que me haya confiado el secreto de la que nos va a caer, no sabe cómo se lo agradezco…

Superior: Menos mal, Martínez, que usted es capaz de vencer sus impulsos malinformados, sus deseos precipitados, aunque un tanto comprensibles, menos mal… En ocasiones, mi querido y ejemplar Martínez, nosotros, los encargados de personal, tremenda responsabilidad, no tenemos más remedio que exigir determinados deseos, que solamente causarían desastres, penuria todavía mayor… No se preocupe, olvidaré esta visita y no se la comentaré a nadie, pero chitón y ¡a trabajar fuerte, siempre fiel a esta empresa que es también la suya!

Inferior: No sé cómo agradecerle este favor, Don Casimiro… es usted como un padre, a pesar de su juventud… y es que las urgencias de la vida nos meten por malos caminos y creemos de justicia lo que llega a ser injusto para la empresa, y permitimos deseos que, como decíamos de niños, son malos deseos… Bueno, no le molesto más, Don Casimiro, y muchas gracias, muchas gracias…

La hiel es que tantos superiores extingan los excelentes deseos de los inferiores en función de los beneficios empresariales. La miel, por el contrario, que tantos y tantos inferiores no hayan abdicado de una especie de bondad casi infantil… Precisamente por amor a la empresa. Porque las empresas, está claro que solamente civiles, se sostienen porque existen esos tipos tan buenos y tan ingenuos como Martínez. Así la estrategia de extinción es la que convierte a las empresas en maquinarias poderosas. Tal vez, también injustas. Tal vez también inhumanas. Pero esto no le importa a Don Casimiro, jefe de personal y doctorado en estrategia de extinción… al servicio de la empresa.

Norberto Alcover 

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