149
La atención y el
esfuerzo correcto no tienen que ver con lo que se hace externamente, sino con
la percepción interna constante y la atemperación. Así, la caridad, si se
realiza con buena intención, puede traer felicidad a uno mismo y a los demás.
Pero, para ser pura, la virtud debe ser la base de esta caridad.
150
El Buda nos enseñó
a abstenernos de lo que es malo, a hacer el bien y a purificar el corazón.
Nuestra práctica, entonces, es deshacernos de lo que no vale la pena y
quedarnos con lo que es valioso. ¿Todavía guarda alguna cosa mala o algo que no
está del todo bien en su corazón? ¡Por supuesto! Entonces, ¿por qué no limpia
la casa? Aunque la práctica verdadera no
consiste únicamente en deshacernos de lo que es malo y cultivar lo bueno. Esto
es tan sólo una parte. Al final debemos ir más allá de ambos, de lo bueno y de
lo malo. En definitiva, hay una libertad que lo incluye todo, y un absoluto
abandono del deseo, desde donde el amor y la sabiduría fluyen con naturalidad.
151
Debemos comenzar
aquí mismo, donde estamos, sencilla y directamente. Cuando estos dos pasos
iniciales, virtud y entendimiento correcto, se hayan completado, el tercer
paso, el desarraigo de las impurezas, sucederá con toda naturalidad, sin
deliberación. Cuando aparece la luz, no nos preocupamos más por salir de la
oscuridad, ni nos preguntamos adónde se fue. Sólo nos damos cuenta que hay luz.
152
Obedecer los
preceptos consta de tres niveles. El primero consiste en comprometernos con
ellos como las reglas de entrenamiento que nuestros maestros nos han indicado.
El segundo nivel surge cuando las entendemos y las respetamos nosotros mismos.
Pero para aquellos que se encuentran en el nivel más alto, los Nobles, no es
necesario hablar de preceptos, de correcto o incorrecto. Esta es la auténtica
virtud que proviene de la sabiduría que conoce a las Cuatro Nobles Verdades y
actúa conforme a ese entendimiento.
153
Algunos monjes
dejan los hábitos para ir al frente de batalla, adonde los proyectiles pasan
volando todos los días. Lo prefieren así. De veras quieren ir. El peligro los
rodea por todos lados y, a pesar de eso, están dispuestos a ir. ¿Por qué no ven
el peligro? Están dispuestos a morir debido a un arma de fuego, pero nadie
quiere morir desarrollando la virtud. De verdad es asombroso ¿no es así?
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