San Agustín de
Canterbury, monje y obispo
fecha: 26 de mayo
fecha en el calendario anterior: 28 de mayo
n.: c. 546 - †: 604/605 - país: Reino Unido (UK)
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 28 de mayo
n.: c. 546 - †: 604/605 - país: Reino Unido (UK)
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Canterbury, en
Inglaterra, sepultura de san Agustín, obispo, cuya memoria se celebra mañana.
patronazgo: patrono de Inglaterra.
refieren a este santo: San Etelberto, San Honorio de Canterbury, San Justo de Canterbury, San Melito de Canterbury
oración:
Señor
Dios, que por la predicación de tu obispo san Agustín de Cantorbery llevaste a
los pueblos de Inglaterra la luz del Evangelio, concédenos que el fruto de su
trabajo apostólico perdure en tu Iglesia con perenne fecundidad. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
Cuando
el papa san Gregorio el Grande comprendió que había llegado el momento de
emprender la evangelización de la Inglaterra anglosajona, escogió como
misioneros a treinta o más monjes del monasterio de San Andrés, en la Colina
Coeli. Como jefe de la expedición nombró al prior del monasterio, Agustín. San
Gregorio debía tenerle en muy alta estima para confiarle la realización de un
proyecto tan caro a su corazón. La expedición partió de Roma en el 596. Cuando
los misioneros llegaron a la Provenza, tuvieron las primeras noticias de la
ferocidad de los anglosajones y de los peligros que les aguardaban al otro lado
del Canal de la Mancha. Muy descorazonados por ello, convencieron a Agustín
para que volviese a Roma a fin de hacer ver al Pontífice que se trataba de una
aventura imposible. Pero san Gregorio, por su parte, estaba informado de que
los ingleses no eran hostiles al cristianismo, de suerte que ordenó a Agustín
que volviera a reunirse con sus hermanos. Las palabras de aliento que les envió
el Sumo Pontífice, dieron valor a los misioneros para seguir adelante. La
expedición desembarcó en la isla de Thanet, gobernada entonces por el rey Etelberto de Kent. Los misioneros
acudieron a presentar sus respetos al rey, quien los recibió sentado bajo una
encina, les ofreció en Canterbury una casa, la antigua iglesia de San Martín y
les dio permiso de predicar el cristianismo a sus subditos.
Etelberto
recibió el bautismo el día de Pentecostés del año 597. Casi inmediatamente después,
San Agustín fue a Francia, donde san Virgilio, el metropolitano de Arles,
le consagró obispo. En la Navidad de ese mismo año, muchos de los subditos de
Etelberto recibieron el bautismo en Swale, como lo relató gozosamente san
Gregorio en una carta a Eulogio, patriarca de Alejandría. Agustín envió a Roma
a dos de sus monjes, Lorenzo y Pedro, para que informasen al Papa sobre los
acontecimientos, le pidiesen más misioneros y le preguntasen su opinión sobre
varios asuntos. Los misioneros volvieron a Inglaterra con el palio para Agustín sobre el palio, véase san Feliciano de Foligno,
acompañados por un nuevo contingente de evangelizadores, entre los que se
contaban san Melito, san Justo y san Paulino. Beda
escribe: «Con esos ministros de la Palabra, el Papa envió todo lo necesario
para el servicio divino en la iglesia: vasos sagrados, manteles para los
altares, imágenes para las iglesias, ornamentos para los sacerdotes, reliquias
y también muchos libros». El Papa explicó a Agustín cómo debía proceder para
fundar la jerarquía en todo el país y dio, tanto a Agustín como a Melito,
instrucciones muy prácticas acerca de otros puntos. No debían destruir los
templos paganos, sino purificarlos y emplearlos como iglesias. Debían respetar
en cuanto fuese posible las costumbres locales y sustituir las fiestas paganas
por las de los mártires cristianos y las de la dedicación de las iglesias. San
Gregorio escribía: «Para llegar muy alto hay que avanzar paso a paso y no a
saltos».
San
Agustín reconstruyó en Canterbury una antigua iglesia, la cual, junto con una
casa de troncos, formó el primer núcleo de la basílica metropolitana y del
futuro monasterio de «Christ Church». Ambos edificios se hallaban en el sitio
que ocupa actualmente la catedral que Lanfranco empezó a construir en el año
1070. Fuera de las murallas de la ciudad, san Agustín fundó el monasterio de
San Pedro y San Pablo. Después de su muerte, el monasterio tomó el nombre de
abadía de San Agustín, y en ella fueron sepultados los primeros arzobispos.
La
evangelización de Kent avanzaba lentamente. San Agustín empezó entonces a
pensar en los obispos de la antigua Iglesia, que habían sido arrojados por los
conquistadores sajones a las regiones salvajes de Gales y Cornwall. Aislada del
resto de la cristiandad, la Iglesia conservaba en aquellas comarcas algunas
costumbres que diferían de la tradición romana. San Agustín invitó a los
principales obispos a reunirse con él en un sitio de los confines de Wessex,
que todavía en tiempos de Beda se conocía con el nombre de «la encina de
Agustín». Ahí los exhortó a adoptar las costumbres del resto de la Iglesia de
occidente y les pidió que le ayudasen en la tarea de evangelizar a los
anglosajones. Para demostrar su autoridad, San Agustín obró una curación
milagrosa en presencia de los obispos; pero éstos se negaron a seguir el
consejo del santo, por fidelidad a la tradición local y por rencor contra los
conquistadores. Más tarde, se llevó a cabo otra reunión que fracasó también:
como Agustín no se levantó de su asiento cuando llegaron los otros obispos,
éstos interpretaron su actitud como falta de humildad y se negaron a prestarle
oídos y a reconocerle por metropolitano. Desgraciadamente, según cuenta la
tradición, san Agustín profirió entonces la amenaza de que «si no querían hacer
la paz como hermanos, se les haría la guerra como enemigos». Algunos autores
afirman que esta profecía se cumplió diez años después de la muerte de san
Agustín, cuando el rey Etelfrido de Nortumbría derrotó a los británicos en
Chester y asesinó a los monjes que habían ido a Bangor Iscoed a orar por la
victoria.
El
santo pasó sus últimos años empeñado en difundir y consolidar la fe en el reino
de Etelberto e instituyó las sedes de Londres y Rochester. Unos siete años
después de su llegada a Inglaterra, san Agustín pasó a recibir el premio
celestial, hacia el año 605, el 26 de mayo. En Inglaterra y Gales se celebra su
fiesta en ese día; pero en otros países se le conmemora el 28 de mayo. San
Agustín escribió con frecuencia a san Gregorio el Grande para consultarle
acerca de cuantas dificultades encontraba en su ministerio. Ello demuestra su
delicadeza de conciencia, ya que, en muchas cosas en que hubiese podido decidir
por su propio saber y prudencia, prefería consultar al Papa y atenerse a sus decisiones.
En cierta ocasión, san Gregorio exhortó a san Agustín a guardarse de las
tentaciones de orgullo y vanagloria que podían asaltarle a causa de los
milagros que Dios obraba por su intermedio: «Alégrate con temor y teme con
alegría ese don que el cielo te ha concedido. Debes alegrarte, porque los
milagros exteriores atraen a los ingleses a la gracia interior. Pero debes
temer que los milagros te hagan concebir una gran estima de ti mismo, porque
con ello transformarías en vanagloria lo que debe servir para el honor de
Dios... No todos los elegidos hacen milagros y, sin embargo, sus nombres están
escritos en el cielo. Los verdaderos discípulos de la Verdad sólo deben
regocijarse del bien que todos comparten y en el que encontrarán el gozo
interminable».
En el
texto y las notas de la edición hecha por Plummer de la Historia Ecclesiastica
de Beda, se encontrarán prácticamente todos los documentos fidedignos que
poseemos sobre la vida de San Agustín. Los biógrafos y cronistas posteriores
-como Goscelin (Acta Sanctorum, mayo, vol. VI), Guillermo de Malmesbury, Tomás
de Elmham y Juan Brompton- no añaden nada importante.
La segunda imagen reproduce un folio del evangelio ilustrado que, según la tradición, llevó san Agustín para evangelizar a los sajones; se trata de una obra de artista anónimo, posiblemente hecha en Italia o en Francia, donde pueden reconocerse con claridad las escenas de la Pasión.
La segunda imagen reproduce un folio del evangelio ilustrado que, según la tradición, llevó san Agustín para evangelizar a los sajones; se trata de una obra de artista anónimo, posiblemente hecha en Italia o en Francia, donde pueden reconocerse con claridad las escenas de la Pasión.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
accedida 14037 veces
ingreso o última
modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de
santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta
ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y
servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar
esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el
siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?ids=1774
por Jesus
Ernesto Estrada Correa (i) (186.81.79.---) - sáb , 19-ene-2013,
05:19:01
Este santo aparece tambien el dia anterior (26 de mayo) ¿Cual es
la correcta)
por Abel (81.203.151.---) - sáb , 19-ene-2013,
08:36:29
Las dos: el 26 de mayo es su inscripción propia, porque es el día
de su muerte, y el 27 es su memoria litúrgica. Si lee el elogio (el pequeño
texto que está luego del nombre) del 26 y el del 27 verá que son distintos, e
incluso es distinta la posición en la lista: el 26 está en el orden cronológico
que le corresponde, según su año de muerte, y el 27 está primero, por ser
inscripción litúrgica. La hagiografía es la misma en los dos casos,
naturalmente.
Esto mismo ocurre con todos los santos que tienen una inscripción litúrgica en el calendario general distinta a su fecha de muerte.
Esto mismo ocurre con todos los santos que tienen una inscripción litúrgica en el calendario general distinta a su fecha de muerte.
y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?ids=1774
San Julio el Veterano, mártir
fecha: 27 de mayo
n.: 255 - †: c. 302 - país: Bulgaria
otras formas del nombre: Julio de Dorostoro
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: 255 - †: c. 302 - país: Bulgaria
otras formas del nombre: Julio de Dorostoro
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Silistra, en Mesia Inferior, san
Julio, mártir, que, ya veterano y licenciado de la milicia, en época de
persecución de los oficiales fue apresado y entregado al gobernador Máximo,
ante el cual despreció a los ídolos y confesó hasta el fin el nombre de Cristo,
por lo que le condenaron a muerte.
refieren a este santo: San Esiquio, Santos
Pasícrates y Valencio
San Julio, soldado veterano, fue acusado
de cristiano por sus oficiales ante Máximo, el gobernador de la baja Mesia.
Máximo residía en Durostorum (actualmente Silistria, en Bulgaria). Poco antes
habían sido martirizados Pisícrates y
Valencio, que pertenecían a la legión de Julio. A pesar de las
promesas y amenazas del juez, éste declaró que no deseaba otra cosa que morir
por Cristo para vivir eternamente con Él. Entonces, el juez le condenó a ser
decapitado. Cuando se dirigía al sitio de la ejecución, Hesiquio, otro soldado
cristiano que sufrió el martirio pocos días más tarde, le dijo: «Ten valor, y
acuérdate de mí, que voy a seguirte pronto. Encomiéndame a los siervos de Dios,
Pisícrates y Valencio, que nos precedieron en la confesión del nombre de
Jesús». Julio abrazó a Hesiquio y respondió: «Hermano querido, apresúrate a
reunirte con nosotros, pues aquellos a quienes acabas de invocar han oído ya tu
oración».
Julio se vendó los ojos con un pañuelo y
dijo, al presentar el cuello al verdugo: «Señor Jesús, por cuyo nombre voy a
morir, dígnate recibir mi alma entre tus santos». El martirio tuvo lugar el 27
de mayo, en Durostorum, hacia el año 302.
Como lo hace notar Delehaye (Analecta Bollandiana,
vol. XXXI, 1912, pp. 268-269), jamás se ha discutido el valor histórico de
estas actas. La parte que se refiere a Pisícrates y su compañero sólo ha
llegado hasta nosotros a través de un resumen de los sinaxarios griegos; en
cambio, se conserva el original de la sección del martirio de san Julio. Puede
verse en Ruinart, Acta Sincera, y en Acta Sanctorum, mayo, vol. VI.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1787
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